Doña Mencía - Cordoba

Intolerancia


René Guénon, matemático, metafísico y gran conocedor de las culturas orientales, trató de bajar los humos al mundo occidental. Camille Flammarion, astrónomo y teósofo, se esforzó por rescatar lo positivo de todas las religiones. Esotérico uno y espiritista el otro, se enfrentaron entre sí y fueron desautorizados por muchos pensadores posteriores, con razón. Pero contribuyeron significativamente al moderno pensamiento tolerante en Occidente. Se lo debemos.
La intolerancia anida en el corazón humano de forma zoológicamente espontánea. Discrepar respetando no es para nada instintivo. La intolerancia nació sin inventor, pero el judaísmo la perfeccionó. Transmitida en herencia al cristianismo primero y al islam después, hizo estragos generalizados, porque estas tres grandes religiones han informado la moral y el pensamiento de media humanidad. El cristianismo moderno, secularizado en gran medida, en parte ha logrado dominarla; el islamismo y, sobre todo, el judaísmo, me temo que todavía no.
Un judío ortodoxo, con kipá, tzitzits blancos askenazitas y tirabuzones, se sienta a mi lado en un vuelo de American Airlines. Abre un Talmud de considerables dimensiones y se sumerge en una atenta lectura silenciosa. Luego, se cubre cabeza y espalda con el talit, se ata los tefilines en frente y antebrazo y, de pie en el pasillo, inicia la plegaria, Torá en mano. Por dos veces, la azafata le pide que deje libre el paso. Contrariado, se mete semierguido en su asiento y sigue rezando.
Tal vez encuentra intolerantes a la azafata y a los pasajeros que aprueban sus indicaciones. A mí me parece impropia la actitud de él. Cierto, en Números 15: 37-41 Yahvé indica a Moisés la manera y ornamentos de orar, pero observar literalmente en un avión instrucciones dadas en el desierto 3.000 años atrás se sitúa entre la intolerancia, el anacronismo y el fundamentalismo. Ahí le duele.

Plutarquismo

Parece que Plutarco definía la política como la habilidad para lograr que el odio deje de ser eterno. Eso no se consigue alimentando ortodoxias intolerantes. Los dioses vengativos y los pueblos escogidos son muy peligrosos. Hay que librarse de tal herencia. No es preciso ser teósofo ni metafísico guenoniano. Basta con la bondad que emana de la inteligencia honestamente gestionada.
En el Anitkabir, mausoleo-museo del admirable Kemal Atatürk, en Ankara, hay cuadros con soldados griegos azuzados por clérigos ortodoxos masacrando a civiles turcos en la guerra de 1919-1923. Es lamentable que ello ocurriera, pero alterar la historia explicándolo sin referencias a los excesos otomanos anteriores resulta igualmente deplorable. En los Balcanes y en el Oriente Próximo falta política plutarquiana y, tanto como aquí siempre estuvo de más la Inquisición, sobran allí cruzadas, masacres, yihad y pentateucos observados al pie de la letra. Los dolorosos resultados se ven en Bosnia o en Gaza, en Irak o en Afganistán.
"Probablemente Dios no existe...", dicen prudentemente unos autobuses de Londres y Barcelona. "Dios sí existe", proclaman indemostrablemente otros de Madrid. Me parece que, en el fondo, el primer mensaje responde a una actitud más evan- gélica que el segundo, hay que ver... Pero, por encima de proclamas, lo saludable es que unos y otros circulan en paz y como si nada. La tolerancia es eso.
HAORA LA INTOLERANCIA ESTA CENTRADA EN LOS CATALINOS Y SABEIS POR QUE , LA FALTA DE CONOCIMIENTO Y LA POCA CULTURA QUE TIENEN ALGUNA .POR AQUI .