Córdoba - Cordoba

Morir de mejoría
ANTONIO GARCÍA BARBEITO
31-3-2009 07:04:43

El optimismo es muy aconsejable, mientras las razones del pesimismo no lo desaconsejen, eso dicen que le decía, hacha en mano, el verdugo al condenado a muerte por decapitación, cuando éste le dijo que tenía un dolor de cabeza que esperaba que se le quitara pronto. Por su poco acierto, muchas frases del presidente José Luis Rodríguez Zapatero nos van a ahorrar más mármol que el cuarto de baño de Tarzán. No es que vaya yo a echarle en cara por qué, en vez de dedicarse a la política, no decidió enfocar su carrera como presidente del C. D. Alcoyano -por lo de la moral-, pero sí lo culpo de cierta mala puntería al no llamarles a las cosas por su nombre, no sé si es daltonismo, imprecisión o desconocimiento. Rodríguez Zapatero tendría que ser menos optimista y rogar con Juan Ramón que la inteligencia le dé el nombre exacto de las cosas, que su palabra sea la cosa misma, y no este decir sol y aparecer rayo, no este anunciar al domador de leones y que aparezcan los payasos. Como para tenerlo de vidente en una peña de quinielistas.

Y para que nadie piense mal, echa por delante a Solbes. ¡Por Dios, si Solbes es una imagen de pésame! Para el presidente, nada va mal, todo mejorará. ¿En qué quedamos, presidente, si todo va bien y dice que todo mejorará? ¿Y de todo lo demás -que es lo mismo-, qué dice él? Pues como aquel que tenía incontinencia urinaria y, avergonzado de orinarse encima por la calle, obedeció el consejo de un amigo de que acudiera a un psicólogo argentino, y al año, cuando volvieron a encontrarse y el amigo le preguntó cómo estaba de su mal, le respondió: «¡Sí, me sigo orinando! ¿Y qué pasa?» Espero que no acabe así, pero nos confiamos, queremos contagiarnos de su optimismo, y cuando el cuerpo nos va a entrar en caja, sale una Caja como la de Castilla-La Mancha y el Gobierno tiene que hacerle el boca a boca con una millonada de urgencia. Pero, eso sí, no se alarmen, tranquilícense, no sean pesimistas, todo tiende a mejorar, nada empeora, pelillos a la mar, esto es un resfriado, seamos optimistas. Pero es que nos comen, jefe, aunque usted diga que esos indios vienen en plan de carnaval. Ojalá nunca tenga que regalarle al presidente una coplilla que quedó en la memoria de la tribu, una coplilla que le sacaron a un hombre que se resistía a enfermar: «Tanto miedo le tenía / a decir que empeoraba, / que él solito se engañaba / y. murió de mejoría».

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