Bujalance - Cordoba

Sólo había una persona interesada en comprar el cuadro que pinté el año pasado en el concurso de pintura rápida de Bujalance. Y eso que era un cuadro que llamaba mucho la atención debido a la distorsión extrema a la que había sido sometido el paisaje y a sus dimensiones de un metro por un metro. La persona a la que le interesaba el cuadro era, casualmente, la hermana de AMV, de la Oficina de Turismo, la encargada de organizar buena parte del concurso. Ella misma me informó sobre el interés de su hermana por el cuadro aunque no por su precio, debido a las dificultades creadas por la crisis económica. Después de hablar con ambas hermanas accedí a vender el cuadro por el irrisorio precio de 200 €. Bien podía no haberlo vendido, por supuesto y bien que lo sopesé pero al final lo vendí. Lo vendí no sin preguntarme si el cuadro había sido puesto a disposición de otras personas que hubieran mostrado su interés en comprarlo en igualdad de condiciones que la hermana de AMV, es decir, con las mismas posibilidades de negociación del precio. El cuadro estuvo expuesto en Bujalance con los demás cuadros del concurso y cabe suponer que otras personas se interesaron por su precio sin darles la oportunidad de negociarlo con el autor ni al autor de contactar con esas personas. Yo vendí el cuadro, nadie me obligaba y lo vendí consciente de estas sospechas del mismo modo que cuando voy al tercer mundo soy consciente de que pago por cualquier cosa mucho mas de lo que alli cuesta. Aún así vuelvo al tercer mundo y vuelvo a los concursos.
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