Baena - Cordoba

Se cuenta que las personas que sostenían un diálogo con Sócrates muchas veces perdían la paciencia, explotaban y le daban puñetazos y arrancaban el pelo. La mayoría se enfadaba porque él se limitaba a hacer preguntas hasta acorralar la lógica del otro y rebatirla.
En cierta ocasión, participando en una discusión sobre lo justo y lo injusto, su interlocutor lo invitó a que aventurara una respuesta:
" Esto no es más que tu habitual ironía, Sócrates, y yo ya predije que no estarías dispuesto a responder y que si alguien preguntaba algo, harías como que no te enteras, o cualquier otra cosa antes que determinar tu posición".

Se llama el método de la refutación socrática: primero se le pedía al sujeto que definiera el tema, depués que profundizara, buscando las incoherencias, luego eliminar los inconvenientes hallados y otra vez se iniciaba el proceso de depuración, hasta que se diera por vencido y reconociera su ignorancia.

Aceptar que muchas de las cosas a las cuales nos aferramos porque nos generan seguridad no son más que formas irracionales de autoengaño.

¿no es mejor afrontar realmente lo que es, aunque no nos guste, aunque nos duela, aunque tengamos que empezar de nuevo, que vivir rodeado de mentiras e ídolos con pies de barro?

Estos filósofos te quiebran la cabeza