| 09-11-10 23:20 | #6494832 |
Por:Atreo   |   |
| La historia de Rosa "A través de un sentido más o menos compartido de la vida, Rosa se lanzó al vacío. En ese momento sus pensamientos dejaron de estar poseídos por esa neblina que tanto la preocupaba. Claridad, todo sobrio y evidente. Ahora podía figurarse sin lugar a dudas cuáles habían sido los perjuicios que habían llevado a José por aquellos derroteros. Podía vislumbrar y entender todos los comportamientos inexplicables que la habían conducido a aquella situación. Y podía hacerlo sin temor a equivocarse. Mientras caía pudo observar como la vecina del 231 preparaba lo que creyó una tortilla de cangrejo ruso. Como el vecino del 423 hacía el amor apasionadamente con la secretaria de las oficinas del 845bis. Como el anciano del 443 meaba sangre y como el cuerpo del periodista que se había mudado recientemente al 178 y que había subido hasta su piso a presentarse tras un tenso pero divertido incidente en los ascensores del ala oeste, yacía inerte sobre una preciosa alfombra persa. Rosa intentó acordarse de las formas de aquella alfombra. En mucho tiempo no había visto una alfombra tan bonita. A pesar de sus muchos viajes, nunca había puesto sus ojos en obra semejante. En colores naranja tierra, claros y oscuros, se retorcían formas arabescas entre caracteres hebreos y cirílicos, caracterizados como seres vivientes. Así, había letras en forma de oso, de serpiente, de brazo y de pierna, de nariz, de pelo rizo y oscuro, de la piel morena y tersa, de las barbas hasta las rodillas, de pipas encendidas, de cruces y aspas, de abejas o avispas (nunca fue capaz de distinguirlas muy bien) y hasta de sombreros voladores con cintas moradas y patas de palo con ruedas. Todo ello encajado e ilustrado de tal manera que podía pasarse horas ante ella intentando descifrar, ver, escuchar alguna de las mil trescientas cuarenta y ocho historias diferentes que guardaba celosamente este pergamino de tela. Pasó también por la habitación del hijo de los Parada, Luismi creyó recordar. Aquel hijo de phuta deficiente mental que se cagaba dos veces al día en el salón de su casa por pura diversión. Era increible lo que soportaba aquella pareja con el engendro que tenían por hijo. Aquello era realmente degradante para ellos, al servicio de una especie de demonio rojo que por no ser no era ni consciente de la mierda entre la que nadaba, vómitos purulentos llenos de babas y flemas pastosas de color amarillo marronáceo. Y así Rosa oyó el leve susurro que una rata de alcantarilla esculpió antes de morir aplastada por la rueda de un monovolumen. Y eso fue lo último que oyó antes de que su cuerpo chocase con el frio y sucio pavimento. Y fue lo último que oyó antes de la preciosa sinfonía de colores, formas y ruiditos que la gravedad dictó sobre ella. Y así, Rosa decidió morir." Preciosa historia... | |
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