Baena - Cordoba

Cuando John Steinbeck escribió esta novela, levantó desde las palabras un compromiso de justicia con la vida. Era el rastro de un éxodo, la cartografía de la miseria de miles de hombres y mujeres, campesinos de EEUU que todo lo perdieron. Hipotecaron sus tierras por las sequías y las malas cosechas. Los bancos los desahuciaron. Los expulsaron con dos billetes de dólar en el bolsillo. Y marcharon como un pálido rebaño a buscarse la vida en carros destartalados, con los huesos por fuera, con el hambre en las córneas, sin pan ni milagro. Hombres vencidos con la misma tristeza arterial de todos los hombres. Iban a California a recoger uva, las uvas de la ira. Mano de obra barata. Eslabón para otras riquezas. Fueron la energía fundacional de un país vapuleado en 1929. La raza de los humillados. La soledad de las cunetas.

No estaría mal que el señor Posada, tan coñón en su aposento del Congreso, regalase a cada una de sus señorías un ejemplar de la obra de Steinbeck. Fliparían. El país que nos han impuesto es, de otro modo, exactamente eso. Las uvas de la ira y no el falso herbolario de Paulo Coelho, ni su curanderismo barato, ni su melaza espiritual de frase corta. Saben que las uvas de la ira de la peña se volverán contra ellos. En una semana, el Gobierno armó la de dios lanzando más gas pimienta: el intento de saqueo con la factura de la luz y, después, la ley del aborto con otro derecho que nos han negado. No existe ahora forma más decente de ser español que la de no aceptar el destino que trazado, porque es el pentotal de su mentira. Hoy la única mendicidad explicable es la política.

Ahora que es Navidad se expande una de las más bajas pasiones humanas: la caridad. Y así gobierna quien gobierna, con limosna de gestos para que en los periódicos juguemos a descifrarlos. Pero nadie del Partido Popular explica, por ejemplo, qué hacía la policía registrando su sede. Nadie cuenta por qué se convierte el Credo en anticoncepción. Porqué de las excursiones que permiten a los banqueros y poderosos volvemos siempre los demás un poco más pobres. Porqué juegan con el hambre de los hambrientos. Porqué nunca dicen la verdad. Luego se extrañan de que la peña les insulte. De que les desprecie, sin más. No han leído Las uvas de la ira. Olvidaron que la democracia es también «un hombre un bocata», un hombre un derecho. Un hombre, como escribe el poeta Vilas, que cree en la rebeldía, en su agotamiento, pero jamás en vuestro desgobierno. Feliz día.
ANTONIO LUCAS

FELIZ NAVIDAD A TODO EL FORO...CUIDAROS, CUIDADLOS Y ARROPADLOS

un extracto de manuel jabois...

es de una tristeza madura, similar a la que uno se encuentra ahora cuando han salido los niños y están los juguetes vacíos. Hay algo de ella en la Navidad para los que nos vamos quedando sin abuelos y nos queda mucho para los nietos; los que somos el segundo escalón, ya no el tercero ni el primero. Se han evaporado las noches de Reyes, el turrón, el árbol de Navidad y las carreras con los primos detrás de un balón; los abuelos contemplaban la obra con la felicidad de haber llegado al final rodeados de prole como uno de esos emperadores cansados que se depositan en el trono a dar de comer a los gorriones después de una larga vida. Hay algo sospechoso en esta edad joven: no se termina de hacer una familia ni se acaba de morir la anterior. Pesan más los muertos que los vivos; se van acumulando aquí, cerca del riñón, y siento en Navidad su desaparición como una forma irreparable de nostalgia. Esta noche desde la que escribo, donde sólo veo ausencias, es la única en la que por momentos extraño ser un anciano que ve llenarse la mesa como una especie de milagro. La única en la que el futuro me traerá, como una fresa salvaje, el paraíso que me he ido dejando en el pasado.