Y de nuevo..... es Semana Santa Aun mientras Antonio estaba en el duermevela por los efectos del gazpacho y la calor de la sobremesa, los estragos del sopor en este emigrado, en este hijo prodigo vacacional de Baena, habían resultado que el sueño tras una buena comida, se propagasen mas allá de lo normalmente establecido, haciendo del ejercicio de la siesta, en todo un acto de hibernacion al estilo de esas especies de animalillos que se ven en los documentales de la 2, sumando el efecto narcótico de la pausada letanía naturalista del narrador, a la invitación a la modorra del lebrillo de fresco gazpacho entre pecho y espalda. De repente, un sonido totalmente insólito en el día a día de este expatriado de tierras aceiteras hizo que se removiese, con un sobresalto, de su placida y larga siesta, mientras se mesaba la barba y se frotaba los ojos, aun medio cerrados ........¿pero esto que es ahora?, si estamos en pleno julio? El amigo Antonio tuvo un despertar que, ni se acercaba a lo estipulado, puesto que, lejos de esperarse el grito de los juegos de los niños en la calle, un pitido de un coche a destiempo o la indiscreta conversación de balcón a balcón entre las vecinas de al lado, lo ultimo que tenia en mente era el sonido, para esta persona fuera de su contexto habitual pero no por eso desconocido, de las trompetas y los tambores, que sonaban por la calle, en una de las ahora numerosas bandas de la localidad. -¿Pero es que ahora también salen los romanos?con tó la calima que hay? -No hombre! -Le contestó el cuñado que andaba por casa- es que ahora estos muchachos ensayan tó el año, que tienen mucha afición... y que quieres que te diga, mejor que hagan esto que estén haciendo sepa dios qué, por ahí. Antonio no salia aun de su asombro, después de haber pasado sin pisar el pueblo, año tras año, lustro tras lustro, también obligado por la necesidad, de tener que comer y criar a los hijos (fíjense ustedes que cosas!) y por eso tenerse que marchar ahí, a la vuelta de la esquina, a Alemania. De uno de los hijos que le acompañaba, casi germanizado por completo, se le veía un semblante de sorpresa. Miraba atónito esa criatura ,a la organizada formación de brillantes cornetas y bien apretados tambores que circulaban de manera tan marcial ocupando la calle de acera a acera. -papá.... esto son las cosas que nos cuentas sobre tu pueblo? Quieres son estas personas, que hacen? esto que es? Preguntaba el hijo con notable acento teuton. -Esto, hijo mio, es Baena,. Ni yo la conozco ya a estas alturas, pero viendo estas cosas, no tengo dudas.No me quedan. Esto es Baena..... Antonio se había convertido completamente en un apátrida. Tan alejado de su origen que ni siquiera en plena época de la globalizacion, de la hipercomunicacion, de Internet y de la fluidez de ideas, había visto tanta evolución y tantos cambios en el lugar que le vio nacer. En estos días que nos quedan por delante, y los que ya llevamos pasados por detrás, para los que somos, y sobre todo, vivimos aquí, el trajín de retumbar de bombos, de redobles y sonidos de marchas procesionales ha sido, es , y aun mas, será mas que habitual. Queridos Baenenses, aquí tenéis (casi) a vuestra semana santa, aunque muchas personas la viven, la sienten, la quieren, e incluso la sufren, todos los meses del año. Poco a poco, los tiempos estar mas bien marcados por los olores que por los sonidos, cuando no, por la acumulación de nubes y agua. Es semana santa cuando por las calles huele a aceite caliente, a masa frita de pestiños, al olor de canela, a magdalenas, a flores azucaradas; cuando se mira al cielo y se le tiene mas atención al hombre (o mujer) del tiempo que a la propia familia, o cuando hasta los agricultores piden que ya no llueva mas, que tienen suficiente para el resto del año, y que dé paso a que las cofradías puedan hacer acto de fe. Por todas estas cosas (aparte de por las fases de la luna) sabemos que es, o se aproxima inminentemente, la semana grande de este muy particular pueblo. Como indicaba anteriormente, tenemos todas esas cosas que nos apuntan que estamos en esa época del año que muchas personas esperan. Unos para hacer acto publico de su profesión de fe y otros porque es de las pocas ocasiones a lo largo del año donde pueden salir de casa, dejar a un lado la familia, y sentirse un poco mas libres. Hasta para eso sirve la semana santa, fíjense ustedes que cosas. Los indicios olfativos y los climáticos (aparte de los lunares) marcan las fechas del calendario, porque, si hacemos como antiguamente, que sabíamos en que días estábamos por el sonido de los tambores, hoy día estaríamos mas que equivocados. Señalando de nuevo a Antonio, el protagonista de los primeros párrafos, que siendo uno mas de los que marcharon a por la suerte que esta tierra les negaba, se veía mas que sorprendido que en pleno verano, en el estío, por la música (para otros, estruendos) de bandas de cornetas y tambores, pero que, a día de hoy, es algo mas que normal en los oídos de los habitantes de esta localidad (o ciudad media), de boca de ediles hoy felizmente amortizados y lusitanizados) que los disfruta, sigue, anima, apoya, sufre, padece, soporta e incluso algunos, detestan. Para otras cosas el baenense medio, como buen, “bienquedas” ni se moja ni se decanta, pero para estas cosas si que no (somos así!): o los quieres o los odias, sin medias tintas. A día de hoy, todo el año es semana santa. Ya no nos regimos por nada en concreto. Siempre son esas fechas, mes tras mes, suenan tambores, suenan marchas, suenan trompetas, se desfila, se marcha, se ensaya por las calles, y ya no hay, como quizás antaño, lugar a la improvisación. Todo está meticulosamente calculado, tanto que, a muchas personas llega a saturar. Hoy voy a romper una lanza por aquellos que, entendiendo que estas personas necesitan perfeccionar sus marchas, endurecer sus pellejos y poner a tono “la maquina” con una poderosa vuelta “reventona”, sufren y padecen día a día, una autentica passio ,un autentico calvario, un autentico padecimiento, por tener que soportar (para estas personas si o si) insufribles molestias y ruidos, que ni han buscado, ni quieren, ni tienen porqué padecer. En Baena, ir en contra de la semana santa es un autentico tabú. No hablo, ya de ir en contra de los estamentos o “los usos y costumbres” que aquí hacen ley y son indiscutibles e inamovibles, sino, simplemente el sano ejercicio de la crítica, que es una forma mas del dialogo social. Alzar la voz para ser diferentes, para tener un pensamiento distinto, o para decir que, ni a todos gustan los tambores, ni las bandas, ni las procesiones automáticamente acarrea convertirse en una especie de paria, en un señalado, en una especie de forajido, en un “fuera de la ley” del populo, que, aun anclados en un pensamiento acritico y de otro tiempo ,(incluso propiciado por los propios gobernantes, que prefieren una masa a un conjunto de individuos), dicta sentencia y convierte en unos señalados, cuando no, en unos apestados, a quien ha osado alzar la voz y tener, simple y llanamente, una opinión diferente del resto del rebaño, y por esto, aun, hoy día, muchas personas ni siquiera , estando dentro de los críticos, no se atreven, ya no a quejarse por determinados privilegios que tienen algunos grupos de personas, sino, ni aun menos a decir que no les inspira simpatía, o no les gusta. La respuesta ante estos suele ser, si no te gusta, esto es lo que hay, y si te molesta... pues te aguantas, pues estas en Baena y ya sabes lo que hay. Ya vemos que la indiferencia esta solo para determinados temas, pero para otros... amigo mio... para otros nos convertimos en unos nuevos inquisidores que casi necesitamos autos de fe y escarnio publico del diferente, del pecador social. Desde luego, si algo de bueno puede tener estos tiempos del año es que, milagrosamente, la economía se reactiva, se vende mas, se hace mas calle, se compra mas.... y las agencias de viajes hacen su particular agosto puesto que, hasta los mas píos, se exilian de Baena hacia rumbos mas exóticos y con menos cofrades, ya que, en el Caribe -por poner un ejemplo- un capirote o un casco bien “armado” da mucho calor, siendo este fenómeno de exilio pascual, cada vez, mas habitual. El amigo Antonio hizo el recorrido contrario. Dejó las gélidas tierras alemanas para venir al cálido sur de Europa, en pleno verano, y le pasó lo que menos se esperaba: de padecer calor paso a despertarse con los sonidos de los tambores, de beber gazpacho frio paso a tomar aguardiente, de comer melon pasó a comer magdalenas y pestiños, y de bañarse en la piscina -o alberca- pasó a mojarse con una torrencial lluvia... que a muchos hizo pensar a pasos de hermandades que no pudieron procesionar, a cofrades que no pudieron regentear en las estaciones porque diluviaba, o a los “velaores” que no pudieron acompañar a su paso favorito o devocionado. Disfruten,vean y participen si así lo quieren, pero, ante todo, respeten a quien opina diferente. Como otro dia dije: “siempre me gustó en estos días el dulce olor a canela...” (a quien le interese leer mas https://www.foro-ciudad.com/cordoba/baena/mensaje-9803813.html#9803813 o escudriñe en el foro) |