Baena - Cordoba

MAGNIFICA REFLEXION DE EMMA FONDEVILA QUE MERECE LA PENA LEER:
De suicidios y dimisiones
Viendo lo que se publica a diario en los medios, da la impresión de que les cuesta menos a los ciudadanos suicidarse que a los políticos dimitir. Y es fácil de entender: los que nos gobiernan tienen mucho que perder, mientras que a los ciudadanos casi no les han dejado ni siquiera una razón para vivir. Los dirigentes no pueden entender la vida sin los privilegios que hacen su vida tan cómoda y tan agradable: coche oficial, chofer, secretaria, vivienda gratis, la adulación de sus incondicionales y el poder, señores, el poder. Eso de tener la potestad de poner una firma y dejar a millones de personas sin paga extraordinaria, a millones de discapacitados sin ayuda a la dependencia, a gente mayor y con pocos recursos sin urgencias en las proximidades de su casa, de sacar fuera de la cárcel a delincuentes juzgados y condenados, de hacer pagar a los enfermos crónicos por los medicamentos, por los desplazamientos en ambulancia, por todas esas mamandurrias de las que creen que se han estado aprovechando descaradamente durante tanto tiempo… Eso son placeres a los que nuestros gobernantes no están dispuestos a renunciar. Faltaría más. Con lo que disfrutan ellos.

En cambio los ciudadanos que se suicidan no tienen nada que perder: no tienen trabajo y los han desahuciado de sus casas. Sus perspectivas son realmente negras: si se ponen enfermos tienen que pagar más por los medicamentos, si protestan puede que les pongan una multa, y presentar una demanda judicial se ha puesto por las nubes. Es cierto que todo esto es injusto, pero da la impresión de que sólo les importa a los seis millones de parados que no tienen ni dinero para coger un autobús e ir a manifestarse. Mientras tanto, a los que tienen trabajo los tienen demasiado atados por el miedo a cambiar de bando, es decir a pasar a formar parte del grupo de los desempleados y, quién sabe, hasta puede que de los desahuciados.

No es raro que la gente esté desencantada. No es raro que en el espacio de unos días se hayan producido cuatro suicidios. Tenemos que demostrar a la gente que somos capaces de devolverles la esperanza, demostrarle que a nosotros sí nos importan y que queremos darles voz para encontrar entre todos verdaderas soluciones. La gente necesita caras nuevas, ideas nuevas, que les ayuden a encontrar un camino para salir de la crisis, porque el que nos señalan ahora no hace más que agrandar el agujero en el que estamos metidos. La austeridad y el esfuerzo debe aplicárselo la clase política. Empecemos a predicar con el ejemplo: usemos el transporte público, salgamos a la calle y hablemos con la gente, escuchémosla. Sumémonos a sus protestas, a sus manifestaciones. Yo creo que somos capaces de ofrecer algo nuevo, un nuevo liderazgo y tenemos el deber de hacerlo, y de hacerlo ahora, aunque ya sea demasiado tarde para algunos desesperados.

Emma Fondevila

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