Baena - Cordoba

"Ojalá estuviésemos en una esquina del Bronx comiendo perritos calientes"...esto fue lo que le dijo Warren Beaty a Annette Benning en "Bugsy", la película basada en la vida del mafioso Ben Siegel, socio de Mayer Lansky y Lucky Luciano...se lo dice en la cárcel, detenido por asesinato, durante uno de los bis-a -bis en los que ella le cuenta todos los problemas que va generando la construcción del Flamengo, el primer Casino construido en el desierto de Nevada...el comienzo de eso que hoy conocemos cómo Las Vegas.

Las esquinas del Bronx, la calle y su dureza, forjaron la personalidad de Bugsy (Ben), su infancia, su madre...y en medio de toda su inmensa fortuna, de todo su poder, de tener en el bolsillo a toda la jurisdicción del Condado...sólo se acordaba de una esquina, del sol a media tarde y de un perrito caliente como paradigma de la felicidad.

En el declive de su vida, enterrado por incontables objetos de valor, de su palacio, de sus deudos, de toda su fastuosa vida, el magnate Kane, sólo pronuncia una palabra antes de morir..."Rosebud"... mientras deja caer una bola de cristal con nieve en su interior, luego, por espacio de más de dos horas, el genio de Orson Welles nos narra la historia del personaje, su ascenso, su fortaleza, su inteligencia y tesón para ir acaparando dinero y poder, para permitirse ser pigmalión de la mujer de la que se encapricha...para conseguir el mundo, mientras se va traicionando y corrompiendo, a si mismo y a quines le rodean y se dejan....pero ya al final, la cámara nos pone delante de un viejo trineo de madera, y en plano fijo, nos deja leer una inscripción gastada por los años...Rosebud, el único regalo que tuvo de niño...un viejo trineo de madera...un trozo de sol a media tarde, y una infancia ya tan lejana, como los sueños de los hombres...