Baena - Cordoba

..Trabajar seis días a la semana, la solución que quiere imponer Europa para salir de la crisis
.Por Jorge Chamizo | La otra cara de la moneda – mar, 4 sep 2012 11:58 CEST
.Grecia sigue siendo la punta de lanza de los graves problemas que atravesamos los países periféricos de la zona euro y también de las duras medidas que exigen los acreedores para prestar dinero cuando un país está en una situación tan crítica. Tras cinco años de recesión, recortes durísimos en los servicios públicos, en los sueldos, despido masivo de funcionarios, depresión colectiva y ausencia de perspectivas personales y profesionales para la gran mayoría de la sociedad, ahora las tres autoridades que velan por que Grecia devuelva parte del dinero que ha recibido quieren dar otra vuelta de tuerca al ajuste. La nueva embestida ha vuelto a encender a la sociedad helena y a buena parte de Europa. Aviso a navegantes.

Los medios de comunicación locales han desvelado que la llamada 'troika', formada por la Comisión Europea, el BCE y el Fondo Monetario Internacional, ha remitido al nuevo ejecutivo un listado de nuevas condiciones que incluye como medida estrella aumentar la semana laboral a seis días respecto a los cinco actuales, así como recortar el descanso mínimo entre turnos de trabajo y eliminar las restricciones a los cambios de turno de mañana y de tarde según las necesidades del empresario.


Cuesta entender la eficacia de ampliar un día más el turno semanal en un país en el que apenas hay trabajo: la tasa de paro llega al 23% y supera el 50% entre los jóvenes, cifras muy parecidas a las de España, por cierto. Los sesudos técnicos de las tres instituciones habrán pensado que es una manera de ganar competitividad por la vía rápida, estableciendo un régimen laboral de país emergente que choca con los principios fundacionales de la Unión Europea y las esencias del derecho laboral que ha imperado en Europa desde que acabó la Segunda Guerra Mundial. Hay que recordar también que el nivel adquisitivo de los trabajadores griegos ha caído a cifras de hace tres décadas, según estimaciones de los sindicatos.

Porque, al margen de consideraciones éticas y sociales, hasta que la prolongación de la jornada consiguiera dar sus frutos en términos de productividad, el paro aumentaría más provocando un efecto recesivo adicional en la economía del país por la merma de la renta disponible de la gente y la incertidumbre añadida. Tampoco se entiende que Alemania haya abogado y puesto en marcha en su propio país la reducción de jornada para salvar el mayor número de puestos de trabajo ante la crisis, y ahora impulse lo contrario en un país que comparte la misma moneda.

Algunas voces apuntan incluso que el núcleo duro de Europa, con Merkel a la cabeza, tiene ya diseñado el nuevo mapa del euro sin Grecia en él y que estas presiones no son sino la vía para que sean los propios griegos quienes levanten la mano y digan basta. Siempre queda eso más elegante que una expulsión. A lo mejor los descendientes de Esparta y Troya no tardan mucho en preparar las maletas.

@Jorcha

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La Verdad Sobre GürtelDictadura amoral JOSÉ LUIS PEÑAS | 07/septiembre/2012
La tiranía en la antigüedad solía devenir de un proceso anterior. A una aristocracia o gobierno de los supuestamente mejores, en realidad lo mejor se igualaba con lo más poderoso, con el más rico, etc. Al grupo de “los mejores” solía superponerse una asamblea, esta asamblea germen de la democracia actual era la asamblea de los ciudadanos, normalmente aquellos que tenían una posesión o un mínimo de riquezas, eran asambleas aristocráticas. No obstante suponían un desaire a los ricos, que tenían que compartir estrado y voto con un inferior. De estas asambleas democráticas se solía pasar a una tiranía. La época de las tiranías surge con fuerza con la caída de la democrática Atenas, irónicamente tirana a su vez de más de ciento veinte ciudades estados helenas.
Hoy día la política es mucho más complicada, y, aunque formalmente estemos en una democracia y se nos infle la boca de gritarlo a los cuatro vientos la realidad es que no nos conformamos en nuestro país con tener tiranos, sino que aprobamos en las urnas tener auténticos dictadores, auténticas dictadoras. Un claro ejemplo es la presidenta de la comunidad de Madrid.

YO ME QUEO EN CUBA...