El muchacho Cabrero EL MUCHACHO CABRERO Un muchacho, de los que vagaban por ahí en la posguerra, llegó a un cortijo y allí le dijeron: -Pue sí que nos hace falta un zagal. ¿Tú sabes guardar cabras? -¿Yo? ¡Como si son vacas bravas! -Pues parece, María, que el muchacho vale. Pues, mira, te vas a quedar guardando las cabras. La linde va allí por el alto de la sierra y por el otro lado está todo alambrado, o sea que... Dale a las cabras vuelta sobre la sierra por la mañana y luego vuelves por allí, y a las seis de la tarde te vienes para acá paraordeñar. -Eso está hecho. Sale el muchacho cantando detrás de las cabras y el amo decía: -¡Me gusta el muchacho, me gusta! Pero llegan las seis y el muchacho no se presenta, llegan las siete y tampoco. Sale el amo a esperarlo y se presenta con las cabras por el camino con los zapatos rotos, los pantalones farrajados y delante de las cabras dos liebres. -Hombre, ¿cómo es que has tardado tanto? -¿Que cómo he tardado tanto? Mire usted, estas... muy bien, estas grandes no me han dado trabajo ninguno, pero esas dos chiquininas asquerosas mañana las queda usted encerradas, si no yo no salgo más con las cabras. [Manuel Viola Cardoso. Alburquerque] |