UN VIRUS LLAMADO....XENOFOBIA Ayer cogí el tranvía, tenia que ir a Cornellá, y en la parada de Plaça de Sants o Badal no recuerdo bien, entraron dos muchachos y dos muchachas, fue inevitable escuchar la conversación que mantenían acerca de la inmigración y el proceso de regulación. No me pude negar a ser testigo de sus palabras, porque su tono era demasiado alto y el contenido importante. Concluían la charla con la siguiente frase: "Como sigamos así nos invaden, además míralos vienen a quitarnos el poco trabajo hay", al igual que yo, los oyó todo el vagón incluidos varios emigrantes, que viajaban en nuestro mismo vagón, ellos parecían ausentes, siguieron impasibles su camino sin entrar en disputas ni enfrentamientos, aparentemente cansados a lo mejor de estos comentarios humillantes y vergonzosos. En sus ojos se veía la impotencia. No se puede separar al ser humano de la fuerza de trabajo, ya se intentó durante siglos, pero los esclavos tienen la cualidad de pensar, sentir y organizarse. La globalización ha conllevado a su vez la movilidad de capital, mercancías y personas. La internacionalización del trabajo que ya vivieron nuestros padres en sus carnes cuando cogieron la maleta de cartón y se marcharon en vagones de madera para hacer turismo por medio mundo. Eso alejó de nuestras mentes la posibilidad de que en un futuro, hoy presente, nosotros fuéramos a ser receptores de fuerza de trabajo, y que también se reproducirían los beneficios e inconvenientes que ellos vivieron. Lo decía mi madre, “lo nuevo empuja a lo viejo”. Nuestras vidas cambian con el contacto con otras culturas. Los que han llegado, vienen llenos de ilusiones, inundados de esperanzas, esperan encontrar aquí el paraíso prometido y de sus ilusiones nos contagian también a nosotros, remueven nuestros cimientos y nos enseñan que el color de la vida está lleno de matices. Desde los barrios más humildes a los intelectuales más preclaros, han tenido que asumir su llegada y, con ello, alterar el lenguaje. Ya no estamos solos, han venido nuestros vecinos del Sur y del Este. Invitados, cómo no. Bienvenidos sean. Pero ahora con esta crisis, desaceleración o como lo quieran llamar los políticos, a mi personalmente lo que mas miedo me da son los brotes xenófobos a los que habría que prestarles vigilancia especial. Hay que contenerlos, aguantarlos y vencerlos. Estamos enfermando, estamos incubando y acabaremos contrayendo un virus xenófobo, una infección que se contagia muy rápidamente, fijaros en Italia, pero no solo en Italia sino en toda Europa, pues no se trata de un problema específico italiano, si bien allí se ha manifestado de modo grave y, eso hay que soslayarlo para que no suceda en otros lugares. Si no ponemos remedio y hacemos caso omiso a lo que están haciendo tipejos como Berlusconi con los emigrantes sobre todo gitanos, volveremos a ver algo que ya vimos hace unas décadas en Auschwitz contra esta raza sobre todo, el exterminio de 500.000 romaníes. En la Europa central, en los protectorados de Bohemia y Moravia, el exterminio fue tan riguroso que condujo a la desaparición total de la lengua romaní-bohemia, por eso NO EXAGERO, cuando hago un paralelismo. De hecho, el campamento de Via Salone a las afueras de Roma es un recinto vallado, vigilado con 10 cámaras que apuntan a las chabolas y controlada las 24 horas por al menos tres guardias municipales, es el fiel reflejo de que el fascismo siempre está al acecho. ¡Ojo! Peligro, el fascismo vuelve a cabalgar. Salud para todos. Consuelo.
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