S. Marcos........ Este cuento ya lo conté el año pasado por estas fechas, no obstante ya que la fecha lo requiere y para las nuevas incorporaciones, lo vuelvo a poner. El día de San Marcos siempre ha sido y es fiesta local en el pueblo y si además hace un día tan magnifico como el de hoy mejor que mejor. Las mas grandes “cogorzas” se han pillado siempre en ese día, y todo aquel que halla pasado un S. marcos en el pueblo puede dar fe de ello. ¡Ah….San Marcos!! Cuantos S. Marcos y que bien que se pasa en ese día, los preparativos, los que vamos a ir, dónde vamos a ir, como lo vamos a hacer, ojalá que haga buen día. El día de S. Marcos siempre es especial, pero recuerdo uno muy entrañable, tal vez por que fue el primer S. Marcos que pasé con un montón de amigos, sin adultos solo nosotros. Empezó todo unos días antes con la fabricación de la “garrota” para cazar Lagartos. Con el asa de hierro de un cubo viejo, fui “anca” Pedro el Herrero y me fabricó un arpón con forma de garrota. Mi madre me preparó en las “alforjas” una merendera con chorizo, tortilla, pan y el “rosco de S. Marcos” con su huevo duro en el centro. Poco después de la salida del sol ya estábamos todos en la “caseta de la luz” preparados para la aventura, salimos andando en dirección a la “Cuesta de la Borracha” y ya en “Toscalta” cazamos el primer Lagarto, un Lagarto enorme, con esos colores tan intensos, verde, amarillo, y con manchas azules, seguimos caminando y mirando entre las piedras y agujeros, no había que olvidar que íbamos de cacería, y que por cada cabeza de Lagarto, el guarda de las perdices nos pagaba una peseta. Poco antes de llegar al cortijo de La “Cuesta de la Borracha” el camino giró a la izquierda y pasamos por la puerta de otro cortijo, seguimos caminando y cazando mas lagartos, ya metidos en el monte bajamos por una senda, por el “Barranco Murcia” hasta llegar a un arrollo, allí bebimos agua y seguimos el curso del arrollo, que mas adelante desembocaba en otro arrollo que llevaba bastante agua, y es conocido como “la Hoz”.Cuando llegamos allí, la cacería no había estado nada mal, llevábamos bastantes lagartos pero lo que mas llevábamos era hambre, así que dimos buena cuenta de la merienda, y hasta hubo alguien que se bañó, pues en el fondo de aquel barranco hacia bastante calor, después “atamos el diablo” (hacer un nudo en la rama de una mata, Romero, Retama…..), y nos preparamos para el regreso. Cogimos la misma ruta que trajimos, pero a la inversa, y cuando subíamos por la senda del barranco, negros nubarrones empezaron a cubrir el cielo, y el rumor lejano de la tormenta llegó a nuestros oídos, entonces alguien dijo. –.Vamos a aligerar que nos mojamos. Apretamos el paso y la tormenta a cada momento la notábamos más cercana, por fin cuando subimos el barranco y vimos el cortijo, todos salimos corriendo pues los cegadores relámpagos y el crujir de los truenos nos atemorizaba. Pasamos dentro y en seguida comenzó a diluviar, los truenos y relámpagos se sucedían con relativa rapidez. Nos acordamos entonces de los consejos que el maestro nos daba en la escuela. En caso de tormenta, jamás os refugiéis debajo de un árbol ni estéis cerca de ningún animal, y para saber si esta cerca o lejos tenéis que contar el intervalo entre relámpago, y trueno así sabréis si la tormenta se acerca o se aleja. Así lo hicimos y después de un buen rato la tormenta se empezó a alejar. Alguien se asomó fuera y vio que venia claro y todos nos alegramos, pues la verdad es que estábamos todos muy asustados. Por fin dejo de llover salimos de nuevo hacia el pueblo, cuando llegamos nos fuimos a la casa de Agustín y allí cortamos las cabezas a los Lagartos les quitamos tripas y piel, los troceamos, los freímos con tomate, y nos los comimos. Y puedo asegurar que nos supieron a gloria. JOSA.
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