Remedios antiquisimos.....
En aquella primavera estuve bastante resfriado y tosía a cada momento, no se me quitaba la tos con nada, ni con las “pastillas Juanola” ni con los frotes en el pecho de “Vich vaporus” y mi madre al comentarlo con las vecinas una de ellas le dio un remedio ancestral.
-Mañana cuando salgas de la escuela quiero que cojas una lagartija viva y me la traes, que me ha dicho la hermana Florentina que con una lagartija se quita la tosferina.
Dicho y hecho al salir de la escuela me di una marigüela por el Calar, cacé la lagartija y s e la llevé a mi madre. –Aquí la tienes ¿Qué vas a hacer con ella?
Mi madre hizo un pequeño saquito de tela e introdujo la lagartija dentro, con un cordoncito ató el saquito y me lo colgó al cuello a modo de una medalla, y yo con mi lagartija a modo de medalla hice mi vida normal, pero dos o tres días después estando en la escuela todos los alumnos se quejaban. –Hostias que mal huele. E incluso el maestro mando abrir las ventanas de la escuela y miramos por todos los rincones revolviendo toda la clase, pero fue inútil no pudimos encontrar la causa del mal olor. Cuando llegué a mi casa después del colegio y al ratito de estar allí observo a mi madre dar olfateadas, e intentando a través de la nariz llegar al origen de la peste. –Eres tu el que huele. -¿Yo? Pues yo no huelo nada.
-Pues si eres tu, ¡ah ya se lo que es! La lagartija que se ha muerto y se está descomponiendo. Efectivamente esa era la causa del mal olor, pero lo mas curioso fue que yo la llevaba colgada y a mi no me dio olor ninguno, muchas veces después lo he pensado, y creo que mi nariz se fue habituando poco a poco a el olor de la lagartija en descomposición, y llego un momento en que se hizo inmune.
JOSA.
P.D. Por cierto la tos se me quito de raíz.