Historias de la puta "Mili" Las chicas y los que se libraron nunca tuvieron esa experiencia. Llegué a Ciudad Real en la viajera por la mañana, a la vez estaba un poco triste y contento, la tarde noche anterior me despedí de mi familia y amigos, mi madre me echo unas lágrimas y mi padre me dio unos consejos, y ese recuerdo me acongojaba un poco, pero por otro lado iba a estar unas horas con mi novia, y salía del pueblo, y eso me excitaba. Me iba a la “mili”. Llegué a la caja de reclutas y allí nos juntamos un montón de quintos a varios de ellos los conocía, después de nómbrame me dieron el petate, el asa de petate, el cubierto, y la cartilla militar, y me dijeron que me podía marchar donde quisiera , pero que al día siguiente a las seis de la mañana salía el tren para Madrid, y que tenia que estar allí sin falta, salí echando leches de allí y me fui con mi novia y otros compañeros a buscar una “pensión” donde dormir, después estuve con mi novia asta que llego la hora de la despedida, nos dijimos muchas veces que nos queríamos y nos quedamos bastante tristes. A las seis de la mañana estábamos todos en la estación, nos forman, nos cuentan, nos recuentan. -Están todos mi sargento. Llega el tren nos meten en un vagón especial a todos y marchando para Madrid, llegamos a Madrid y al igual que yo todos teníamos mas que hambre, ¡estábamos “esmayaos”! bajamos del tren nos vuelven a formar, a contar, a recontar, nos llevan andando asta salir de la estación, nos suben a unos camiones, nos dan un paseito por Madrid, y nos descargan en un lugar llamado Cuatro Vientos, nos forman, nos cuentan ,nos vuelven a contar, y por fin nos meten en una nave grandísima y nos dan el primer “Pochascao” y el primer “Chusco” Salí del comedor y allí había mas de tres mil reclutas. Si dividimos el mapa estaban de Madrid para arriba que iban a Córdoba, y de Madrid para abajo que íbamos a Vitoria. Alas ocho de la tarde Salí de Madrid en un tren militar (después de formar, contarnos, recontarnos, y dar novedades varias veces mas) y después de una noche interminable, entre el frió, la incomodidad, y las paradas que hizo el ten, nos amaneció en una fría mañana de niebla en la estación de Vitoria, bajamos de tren, nos forman, nos cuentan, nos recuentan y dan novedades, pero esta vez es distinto los soldados son diferentes y las formas son mas rudas y el vocabulario es mas soez, es la Policía Militar, nos vuelven a subir en camiones un paseito por Vitoria y nos descargan en Araca el CIR 11, otra vez formar, contar, recontar, dar novedades y por fin mi segundo “Pochascao” salimos del comedor, formar, contar, recontar, dar novedades y todos en formación llegamos asta un barracón en donde nos dieron la ropa militar y a cada uno una matricula yo era C.R. 73 de la 2ª compañía del 5º batallón después nos dejaron a cada uno en su compañía y allí me dieron los correajes y me destinaron una litera y una taquilla. Me quité la ropa y me vestí de “romano” con la ropa que me estaba grandísima, y encima de mis pelos largos (me llegaban casi asta los hombros) me puse la gorra de barco, y así de esta guisa me dispuse a recorrer la compañía, en eso estaba cuando siento una voz a mis espaldas que dice. –Y tu donde vas así monstruo. Me doy la vuelta y veo un militar con dos estrellas el hombro (El Teniente) yo me quedé mas callado que un santo. – Ven con migo. Me puso la mano en el hombro y me guió asta la peluquería me puso el primero en la fila y le dijo al peluquero, -A este me lo pelas y que no tenga que volver a pelarse en todo el campamento. Cuando Salí de la peluquería y me mire en el espejo ya no me reconocí, y en ese momento fue cuando comprendí por primera vez que estaba en la “mili” JOSA. |