¡ ELLOS SON LOS QUE SE TIENEN QUE AVERGONZAR!..... Hoy me toca ser la Consuelo agria, exacerbada, la Consuelo borde, hoy voy a ser CONSUELO, hoy mi mensaje no será jocoso, ni pícaro, ni bromista, hoy afecta a Consuelo y su pareja en primera persona. Lo siento que esté en primera persona, que sea personal que sea tedioso o farragoso pero lo voy a contar, porque seguro que esta pasando a diario y contra la intolerancia hay que luchar. Todos los días, convivo con situaciones laborales complicadas, y con situaciones particulares complicadas (en este foro por ejemplo, he tenido que guerrear contra mucho fascista disfrazado de bobin dialogante, pero anti-comecoños) , las primeras las intento solucionar por eso me pagan, las segundas...... las lucho hasta la saciedad ¿verdad?, y lo sabéis los y las que me conocéis por mis escritos. Pero ayer me volví a dar cuenta de lo frágil que es la línea que separa el respeto de la intolerancia, iba con mi pareja cogida de la mano, y estábamos paradas en un escaparate de un centro comercial, oímos una voz cobarde a nuestra espalda, (¡Menuda patá en la boca tenéis! Una buena hostia en los morros.... lo que necesitáis es un buen rabo), abominable, pero más abominable cuando nos dimos la vuelta, y era el un matrimonio,(vestido de Burberry´s, y de menos de 40 años seguro) con dos niños uno al brazo y uno en un carrito, fue pena al ver la cara del niño, lo que nos hizo plantearnos el no montar allí un circo, pero ¿por que no? -Tiene usted unos niños preciosos., fue nuestra respuesta, y el energúmeno aun se enfado más, (encima cachondeo mala pecora....!!!!! asquerosa) con su ira ultra católica encendida, de guerrillero de Cristo Rey. -Asquerosa y repugnante es esta situación caballero.... y como buen cobarde, se fue murmurando y con esa sensación de habernos propinado un duro correctivo. No se debe minimizar la ola de homofobia que tristemente aún arremete contra la dignidad del colectivo homosexual en todas las esferas de la sociedad. Testigos de la agresión (SI AGRESIÓN) se solidarizaron con nosotras, aunque todo ello no repara el intento de ultrajar nuestra dignidad. Son actitudes marcadamente intolerantes que se repiten a diario. Este energúmeno no pegó, no causó lesión física alguna, pero sí se creyó en el derecho de juzgar a dos personas, de pisotear su honor y hacer añicos su lucha personal contra el pensamiento único y retrógrado. El problema es que se creen iluminados por el Santísimo para limpiar la Tierra de la depravación gay y lesbiana. La humillación es el arma de los miserables. La vergüenza ajena por estas actitudes absurdas se convierte en rabia y, a veces, en impotencia. Pero lo que nunca debe aparecer es la propia culpabilidad por ser uno mismo. Nunca más el silencio, ni los armarios. ¡QUE SE AVERGÜENCEN ELLOS! Al final casi me ha salido un discurso panfletario, pero es lo que hay, lo siento. Salud para todos. Consuelo
|