¿UN QUE.....? El colegio era un sitio donde entrabas cuando casi no tenías dientes y cuando salías, salías si eras hombre afeitándote la barba, y si eras mujer en compañía de la regla y un aparato incomodísimo para sujetarte los pechos, en constante crecimiento. Había dos colegios: el de la EGB, y el de BUP y COU, acudíamos con pantalones y falditas muy cortas, te llamaban casi siempre por un mote, conmigo no fueron muy originales, yo era Consolito “La cuatro ojos” (se puede adivinar porque), muy distinto pero igual de poco original al que ahora me han atribuido en cierto foro de “comeconyos” (quien me lo dice debería de comerse alguno, y sino compadezco a su compañera por no poder disfrutar de esta practica, aunque el machismo maltratador igual no le deja chupar y solo piensa en que se la chupen) o “bollera fina” ( igual de evidente que el de cuatrojos). Volviendo al colegio, allí existían, las cinco evaluaciones con exámenes de recuperación, y más tarde llegaban las notas informatizadas, que tenías que devolver firmadas por tu padre. Había en cada clase una pizarra verde enorme con borradores con asa de madera y tizas empaquetadas en un fino papel blanco con letras azules, bandejas metálicas del comedor donde te ponían los macarrones con tomate y el filete empanado con patatas, los partidos de fútbol donde el portero podía ser delantero, la colección de cromos por épocas ( me acuerdo de una de billetes del mundo) las canicas y su gua hecho con el talón del pie, las chapas,(eran la moneda de cambio, el poder era del que más tenía), la pídola, el sambori, y luego más adelante la botella, donde siempre deseabas ponerte enfrente del chico (sí, he dicho chico), que te gustaba para poderle dar un morreo en condiciones. Las asignaturas: ciencias naturales, ciencias sociales, matemáticas, dibujo, pretecnología, a mi me gustaba llamarle trabajos manuales, matemáticas, y una desconocida para muchos llamada LENGUA, donde te hablaban de verbos, sujetos, predicados, adverbios,.... (¿lo cualo?), siempre había un profesor que te tenía manía, y uno “enrollado”, y un tutor que llamaba a tus padres o te llevaba al despacho de Don Gabriel “el director”, siempre había también un compañero que se apellidaba igual que tú y estaba contigo año tras año, y arriba o abajo en la lista. Teníamos muchísima suerte de no ir uniformados, solo un babi de cuadritos azules y blanco, que tenía que durar toda la semana limpio (cosa imposible, al primer día ya estaba.....)con tu nombre en el bolsillo, mi madre me bordó, Consuelito. De lo que no nos librábamos era de una cartera de cuero a los hombros (que pesaba un quintal) con el estuche y los libros forrados de “aironfix”. Además, allí recibías a la salida el beso y la merienda de tu madre delante de todos tus amigos. Mi madre me cuenta que su colegio era igual, y que allí aprendió a leer, escribir y hacer cuentas. Salud a todos Consuelo
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