Maquinas de discos... La primera estuvo en el “teleclub” y solo se podían escuchar los discos por una sola cara, nosotros muy jovencitos le metíamos una peseta y mientras nos bebíamos una gaseosa con granadina escuchábamos el disco que en muchos casos lo habíamos comprado y era nuestro, pero como no teníamos “tocadiscos” no nos quedaba otra que dárselo a Fernando para que lo pusiera en la maquina. Benito que vio como los jovencitos del pueblo empezaban a empujar fuerte, y disponían de algunas pesetillas para gastar, al poco tiempo trajo otra mas moderna, donde ya los discos (singles) se podían escuchar por las dos caras, además Benito era mas simpático que Fernando, y aunque los mejores discos seguían siendo nuestros (Noches en blanco satén, Mi calle, Yelow River …..etc. etc.) Acondiciono el salón con un altavoz para que las parejas de novios pudiesen escuchar música mientras se tomaban un refresco, y en las portás donde encerraban la “viajera” puso un futbolín, y de esta manera se aseguro de que todas las pesetillas que disponían todos estos jovencitos que en aquellos años empezábamos a despuntar, fuesen a su bolsillo, y así fue que después de la reforma que hizo en el bar trajo otra mucho mejor, en aquellos tiempos era “el no va mas” sonido “estereo” con 4 altavoces, y con un mando desde la barra podía disparar un disco rallado, y darle y quitarle volumen. Todavía nosotros seguíamos dándole algún disco, tenia en la maquina un disco (nuestro como no) de un grupo llamado “The Sweet” y la canción “Bloodbuster” (no se si esta bien escrito) esta canción es Rock duro con un cantante muy chillón, y al empezar sonaba una sirena, por lo que todos los asiduos al bar la conocían, y resulta de que había tres hombres ya mayores (por desgracia ya han muerto) que le tomaron tal manía a la susodicha canción, que nada mas empezar a sonar jurando y maldiciendo por todos los santos se salían del bar, y así paso que mucha gente ya por cachondeo, le echaban un duro a la maquina y una de las canciones que ponía era la de la “Sirena” que era como se la conocía, y ya teníamos la película montada. Unos años después Ernesto puso un bar, y en un pequeño salón que tenia en alto, montó una especie de discoteca con una bola de espejos y luces de colores, pero la música la teníamos que poner los que queríamos bailar en la maquina de discos que se encontraba abajo, en el bar, con el problema de que cualquiera llegaba y ponía la canción que quería, y era tal la cantidad de canciones que se ponían, que había veces que la canción que tu habías puesto no la llegabas a escuchar en toda la tarde, aquello era un despelote, lo mismo sonaba “El hijo del ganadero” de Antoñita Peñuela que a continuación Sugar Baby Love, o Charlie, o La Ramona es pechugona. Y así querido@s amig@s fueron las cosas. JOSA. P.D. Cuando digo nosotros me estoy refiriendo a mis colegas de aquellos tiempos, Gloria, Vidal, Antonio, Pedro……..
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