Puebla del Príncipe - Ciudad Real

Hola poblatos del universo, que tal ha empezado el fin de semana, seguro que para algunos currando y para otros descansando, yo curro esta tarde y mañana a la mañana que se le va hacer, son cosas de la vida.
Tami no hagas caso a Poblato( mi hermano), tu vive la vida y cuando decidais estrenar libro de familia lo haceis pero sin prisas y sin agobios, a vuestro rollo.
Bueno paisanos de BIEN, que tengais un buen fin de semana.
Un abrazo a todos

Febrero de 1988.

Rellenando papeles

Pero entre tanto el pueblo sigue impasible en nuestro recuerdo,con sus casa blancas y desconchadas, sobre la que se dejan caer como vencidos y fatigados unos tejados reviejos y sabios, en los que en invierno la nieve cayó y con los rayos del sol se derramaron sobre el suelo, salpicando los rodapies y dandoles un color que se difumina con el cimiento, dando la impresión de que éstas humildes casas nacen de la tierra como si de un arbol se tratase.

El recuerdo melancolico que se aloja en estos ambientes, contagia a los que regresan a recoger los recuerdos de su infancia, donde se dejaron las rodillas jugando a las canicas y corriendo sus calles.

Regresan a los pueblos porque para ellos es necesario, algo de su interior reside aquí, tienen raices y recuerdos inolvidables, Aquí estan los muertos y los vivos, queridos por igual, aquí está su niñez, y su añorara adolescencia, el atrio, el calar, las oxidads rejas unidas a su noviazgo, sus sueños nunca cumplidos.

En el pueblo todos esos recuerdos siguen vagando por las calles, impregnados en el aire y en las paredes. Vienen a recordar paseos por las periferias del pueblo, caminando por caminos donde se alejaban para hacer sus primeras travesuras, vuelven a sentarse en los recobecos de los riscos de caliza, donde encendian sus primeros cigarrillos a escondidas y hacian sus proyectos de futuro, hablaban de sus historias, dejaban caer sus secretos al amigo que todabia en silencio lo sigue siendo. Vienen a los derruidos pajares, donde colgados de estacas e iluminados por los reflejos de luz que dejan pasa las movidas tejas se ven los aperos de antaño y que quedaron colgados y rigidos hasta hoy que cubiertos por un manto de polvo parecen petrificados, y que por un instante toman vida y son capaces de despertar muchas cosas en su interior.

Eran otros tiempos comentan, -eran mejores tiempos-, dicen unos, -todo sigue igual-, dicen otros. Entre tanto el pueblo sigue aquí avanzando poco a poco muy despacio, pero lo que realmente atrae a la gente son las luces los olores y los sabores que en realidad no estan aquí sino en el interior de cada persona, que necesita un escenario donde representarlos y este escenario es el lugar donde permanecen las raices, el lugar que sirve de catalizador para que los recuerdos, los sentimientos puros y en definitiva nosotros mismos resurjamos aunque solo sea por un instante, antes de que el rugir de un motor nos transporte a sitios lejanos para devolvernos a la rutina diaria.

Una carta preciosa.