Puebla del Príncipe - Ciudad Real

Aprendí a nadar en el “Royo Marta”, en charcos donde el agua llegaba a la rodilla o hasta la ingle y con una cuarta de barro, y en las albercas de los alrededores del pueblo cuando el dueño se descuidaba ya estábamos metidos toda la chiquillería y después del baño dábamos buena cuenta de los tomates y pepinos del huerto. Poco después cuando ya me defendía un poco nadando, los charcos del “Royo la Dehesa” en los alrededores de la “Vereda de los Serranos” fueron el lugar preferido de mis baños en esos calurosos días de verano, no me importaba que los charcos estuviesen infestados de culebras, topos, ranas, avispas, mosquitos y demás bichos, estos desaparecían de inmediato en cuanto el tropel de chavales en pelotas nos lanzábamos al agua de color chocolate del charco.
El charco del Resquicio tenia una leyenda negra ya olvidada, de varias personas que se ahogaron en el. La primera vez que me bañé en el, era tal el miedo que tenia que nada mas tirarme ya estaba en la otra orilla, poco a poco le fui perdiendo el miedo hasta que desapareció por completo y disfruté del baño, e incluso me sumergí para comprobar la profundidad (algo mas de dos metros) que tenia. Alguna que otra vez también he pescado con caña e incluso he bebido agua cuando he tenido sed. Actualmente sus aguas están contaminadas por los desagües del pueblo y en la margen izquierda han construido una escalera con hierro y cemento para que a los adinerados y poco atléticos cazadores les sea más fácil cruzar las rocas del borde del agua, es tal la construcción que incluso han puesto una barandilla de madera. Menos mal que la naturaleza sigue su curso y una parte de esta barandilla ya ha desaparecido, aunque al hierro y al cemento le va ha costar mas años hacerlos desaparecer, pero ¡tiempo al tiempo!

JOSA.

Estupendo relato con el que nos obsequias una vez más Josa. Al hilo de lo que estás contando recuerdo haber ido a algunas de esas charcas próximas al pueblo, siendo un chaval, con mis primos y un vecino que se llama Gabriel (pelirrojo él) a pegarnos algún que otro remojón. También recuerdo ir a Perete y algún otro sitio que ahora mi memoria no se acuerda. Momentos, casi siempre estivales y que se mitigaban con dichos baños y cuando no en los patios y con mangueras o cubos y agua vá y agua viene.


Saludos,


Isidro

P.D.: He reparado en la cesta, supongo que para coger las setas, hongos y demás, que aparece a la derecha de la foto, jajajaja.

Yo también he tenido la fortuna de bañarme en el charco del resquicio,Josa e incluso de pescar.Una vez pesacamos un pez de 250 gramos+-jajajaja, que los pescadores y cazadores somos todos un po mentirosillos.Es verdad que las aguas bajaban limpias como los cristales y se podían beber.Más de un día de cacería, de los muchos que he vivido en esa finca, uando aún era en plan de recreo, el almuerzo era junto a ese charco que tantos recuerdos me trae.
No he llegado a ver la brandilla, pero me ha contado que es un atentado ecológico en toda regla y que a los dueños de la finca les dió un síncope cuando la vieron, pero donde manda don dinero...ya se sabe.Espero que algún día la depuradora funcione y esas aguas vuelvan a ser tan limpias como antes y no sirvan de desague.Nunca debiera haber sido así, teniendo en cuenta que esas aguas van a para a los pantanos y que luego nos la bebemos y si viniea una riada y se llevara esa barandilla tampoco pasaría nada.
Isidro, tu vecino Gabriel está como un roble.Se dedica a cultivar verduras,hortalizas y en la temporada de la aceituna a cogerla.Tiene una mano para criar todo que no es normal.Algunos dias lo vende en el mercadillo a un precio muy razonable que nada tiene que ver con la calidad de su produztos.
Bueno,gente, como ya estoy perdiendo el tufillo al pueblo, mañana me iré de nuevo payá a echarme unas jotas con aquella gente,jajajaja.
¡¡POR CIERTO, ME LLEVO A MI NIETO CONMIGO,JAJAJAJA, ESTE VA A SER POBLATO DESDE YA!!