Aquellas manías ........... Lo peor que te puede pasar es que las manías o achaques que puedas tener lleguen a ser de dominio publico. El "Tío Adolfo" era un anciano al que le molestavan los silbidos, pues cuando estaba en la calle y los críos y no tan críos le echaban la vista encima ya tenia el silbido, el hombre empezaba a blasfemar e insultar a diestro y siniestro, y como por aquellos tiempos las calles del pueblo estaban sin encementar o asfaltar, las piedras abundaban y rápidamente te arrojaba alguna, pero que acertase y pudiese dar una pedrada a cualquier chaval era misión imposible. El "Tío Pelele" se creía que la fuente para beber que había frente a su casa era suya. Los chavales estábamos jugando y corriendo por las calles del pueblo y cuando teníamos sed en la fuente mas cercana (de las 8 ó 10 que había en el pueblo) bebíamos y saciábamos la sed, pero en la fuente frente a su casa teníamos que tener cuidado ya que la vigilaba y si podía (nunca pudo) te daba un garrotazo, lo que conseguía con esto es que le dijésemos (con lo bien hablados que éramos) de todo menos guapo. Si pasaba por tu lado "El Rey Moro" e imitabas el ladrido de un perro un segundo después este estaba encaramado en la primera ventana que hubiese a su alcance. Comentan que en un tiempo fue "porquero" y con una "cuerna" llamaba a los cerdos, pues bien cuando estaba tocando alguien le llamaba ¡MULETO! este dejaba de soplar ladeaba la cabeza y contestaba ¡Hijuephuta! después enderezaba la cabeza y seguía soplando. Hoy en día a Catalín lo que mas coraje le da, es que alguien imite el maullido de un gato, y a continuación grite ¡SAPE! Ya tenemos el lío montado. Hay mas casos pero en este momento no recuerdo mas, seguro que sabéis de otros ¿verdad? Saludos en un día buenísimo (no hace ni pizca de frío) JOSA. |