Moral de Calatrava - Ciudad Real

Partido Popular moraleño; sin duda, demasiado tarde para cambiar.

Ya en el hilo “Partido Popular moraleño; demasiado tarde para cambiar” ofrecí mi visión sobre aquellos colectivos o personas que tienen sentido común; del mismo modo de aquellos que no lo conocen, concretamente en el contexto del Partido Popular moraleño.
El marco y el trasfondo de este nuevo escrito discurren en la misma dirección. Pero además, veo necesario ampliarlo a uno de los valores fundamentales: la Integridad.
La integridad se puede interpretar bajo dos vertientes: es la capacidad de ser fiel a lo que se dice y a lo que se piensa, actuar en consecuencia de tal modo que pensamiento, palabra y actuación sean coherentes entre sí. El Partido Popular moraleño ya nos ha dejado claro en numerosas ocasiones que ni piensan como actúan ni actúan como dicen que piensan. Mucho menos nos dicen cómo realmente actúan.
Por otro lado la integridad consiste en ser fiel a unos principios, como por ejemplo: la búsqueda del bien común.
Aquellas personas que son capaces de mostrar empatía con las circunstancias del momento, trasmitir valores positivos a los demás, buscando siempre el bien común, por sola inercia, se hacen acreedores de la confianza popular. Los que ven en su supuesta posición (recalco supuesta) un privilegio, una patente de corso para actuar sin reflexionar, sentirse más respetables y respetados que el resto ó acreedores de alguna reverencia, lo único que hacen es degradar las siglas del Partido que representan; ponen contra las cuerdas los valores morales y principios de su opción política. También recordarles que en los sistemas dictatoriales, o con graves carencias democráticas, es donde valores como la integridad y principios como el bien común pasan a jugar un papel secundario.

Si el Partido Popular moraleño utiliza el acto político del pasado Sábado(día 7 de Agosto), celebrado en el recinto de San Blas, para irritar, discutir, agredir verbalmente, generar mal ambiente hacia personas, y tiene delito, afines a su Partido (aunque en el fondo esto es irrelevante) pero que están en otro acto privado, una despedida de soltero, es que ni conoce el sentido común ni ha olido la integridad. ¿Piensan que sus votos vendrán llovidos del cielo y no necesitarán el apoyo de sus vecinos para lograr sus tan ansiados como lejanos objetivos políticos?¿Tienen tal psicosis colectiva, ante lo que se les avecina, que sólo ven en los demás simples obstáculos o conspiradores furtivos acechando su flaqueza política?. Tal vez el nerviosismo generalizado de su Partido, especialmente de sus dirigentes, concejales y candidatables, ante lo que ya virtualmente es inevitable, haga más factible desafortunados episodios de este tipo.
Desde luego no voy a opinar aquí sobre la actuación personal de nadie, sobre todo por respeto a los damnificados, pero: ¿Qué capacidad de resolver problemas en nuestro Ayuntamiento pueden tener personas sin discreción ni talante, sin capacidad para resolver conflictos razonablemente e incapaces de negociar algo? ¿Cuándo aprenderán que la política se tiene que hacer a todas horas, ésta consiste en dar, y no en querer recibir una recompensa a no se sabe qué méritos? ¿Aún no saben que sus representantes tienen que ser ejemplos a la hora de trasmitir valores y principios fundamentales a la sociedad?

Reflexionen sobre sus actos. Todavía no han descubierto que todo acto trae una consecuencia consigo. Toda acción tiene una reacción. Toda torpeza se paga, y en política, como en cualquier otro ámbito de la vida, siempre con intereses.
Es preocupante que cada vez más personas afines a su Partido tengan cada día menos razones para prestarles su confianza en las urnas.

PD: “Todos deberán ser regios a su estilo. Todas las acciones, incluso aquellas que no sean dignas de un rey, deben, en su propio ámbito, ser dignas de uno. Hay que ser sublime en las acciones, elevado en los pensamientos; y en todos los hechos hay que mostrar que se merece ser un rey incluso aunque en realidad no se sea.” (Baltasar Gracián 1601-165.