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10-10-07 19:46 #528392
Por:CALVO SOTELO

VIDA, OBRA, AMENAZAS, ASESINATO de JOSE CALVO SOTELO 1893-1936 "España está destrozada, vamos a reconstruirla" escribió
España desde 1931

José Calvo Sotelo

(Tuy, Pontevedra,1893-Madrid,1936) Economista y jurista. Era secretario de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, del Ateneo Mercantil de Madrid, Catedrático de la Universidad Central y afiliado al Partido Conservador de Maura. Comenzó como oficial administrativo en el Ministerio de Gracia y Justicia. En 1919 fue elegido diputado a Cortes por el distrito de Carballino (Orense). En 1922, a los 28 años, fue Gobernador Civil de Valencia. Con Miguel Primo de Rivera fue director general de Administración Local, cargo desde el que redactó el Estatuto Municipal de 1924. En 1925 hasta 1930 fue nombrado Ministro de Hacienda con Primo de Rivera. Como ministro logró pasar el presupuesto de Instrucción Pública de 134 millones de 1922 a 213 en 1929, con la creación de 6.000 escuelas nuevas. Cuando entró de ministro el déficit general anterior era de 1.101 millones de pesetas, y él lo dejó con un superávit de 232 millones. Desde 1926 introdujo una política de presupuesto doble (uno ordinario para la financiación ordinaria de la administración y otro extraordinario para las estructuras y el desarrollo público). Creó la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleo (CAMPSA) para garantizar la independencia energética de España, llegando a un acuerdo con la misma Unión Soviética, lo que supuso la persecución de la multinacioal Standard Oil. Con la República hubo de huir por una persecución (en 1931 fue elegido diputado pero el parlamento republicano anuló su elección). Pudo regresar por una amnistía (mayo de 1934) como diputado con Renovación Española y después del Bloque Nacional, y así, desde 1933 se opuso rotundamente a lo que acabó siendo el Frente Popular, que llevó a que miembros de la policía republicana junto con militantes de las Juventudes Socialistas del PSOE lo asesinasen en Madrid el 13/7/36, lo que aceleró el levantamiento contra el gobierno del Frente Popular. Escribió Mis servicios al Estado.

En la intervención parlamentaria del 16 de junio de 1936 Casares Quiroga, presidente del gobierno, y el Ministro de la gobernación diputado socialista Angel Galarza manifiesta que "la violencia contra el jefe del partido monárquico -Calvo Sotelo- no sería un delito", incluso hablando de un atentado contra su vida, por lo que ante esta amenaza de muerte del propio gobierno republicano contestó que "Yo tengo, señor Casares Quirogas, anchas espaldas. Su señoría es hombre fácil y pronto para el gesto de reto y para las palabras de amenaza. Le he oído 3 o 4 discursos en mi vida, los 3 o 4 desde ese banco azul, y en todos ha habido simpre la nota amenazadora. Bien, señor Casares Quiroga. Me doy por notificado de la amenaza de su señoría. Me ha convertido S.S. en sujeto, y por tanto no sólo activo, sino pasivo, de las responsabilidades que puedan nacer de no sé qué hechos. Bien, señor Casares Quiroga. Lo repito, mis espaldas son anchas; yo acepto con gusto y no desdeño ninguna de las responsabildaides que se puedan derivar de los actos que yo realice, y las responsabilidades ajenas, si son para bien de mi Patria y para gloria de España, las acepto también. ¡Pues no faltaba más! Yo digo lo ue Santo Domingo de Silos respondió a un rey castellano: "Señor, la vida podéis quitarme, pero más no podéis" y es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio (ver diario de Sesiones)." El presidente de las cortes indicó que las palabras de Galarza no figuraran en el Diario de Sesiones ante lo que Galarza reiteró que: "Esas palabras, que en el Diario de Sesiones no figurarán, el país las conocerá, y nos dirá a todos si es legítima o no la violencia". El 11 de julio pronunció una intervención hablando del caos ciudadano, tras lo que recibió la amenaza de muerte de la Pasionaria. El ministro republicano Salvador de Madariaga lo describe así: "Calvo Sotelo pronunció también un discurso (.....). Cuando vovió a sentares, entre aclamaciones y protestas de unos y otros, Dolores Ibarruri, la Pasionaria, del partido comunista de las Cortes, le gritó: "Este es tu último discurso." Y así fue". Efectivamente, como es bien sabido, Calvo Sotelo fue asesinado el 13 de julio de 1936 por policias de la republica de un tiro en una furgoneta policial (ya en la sesión del 15/4/36 cuando el comunista Díaz amenazó a Calvo Sotelo de que no iba a morir con los zapatos puestos, ella siguiendo la macabra amenaza afirmó que "si os molesta le quitaremos los zapatos y le pondremos las botas").

Fue asesinado por miembros de la policía, concretamente de la Guardia de Asalto y un Guardia Civil, y miembros de las Juventudes Socialistas, que salieron del Cuartel de Pontejos, asesinato que se cometió en la propia camioneta de la policía del gobierno (la plataforma númeor 17). Otra expedición había ido a buscar a Lerroux, pero no staba. Ese día era domingo y Calvo Sotelo había ido a misa con su esposa (Enriqueta Grandona) e hijos en la Iglesia de la Concpeción, viendo a la salida al coronel Joaquín Ortiz de Zárate, al que conocía por veranear también en Comillas Luego fueron a visitar a su abuelo, Pedro Calvo, que estaba enfermo, tras lo que marcharon a su casa en la calle Velazquez, 89 (el edificio del entonces numero 89 no es el mismo). Entonces la calle era de doble sentido con un bulevar en el centor. El numero 89 hacía esquina con la calle Diego de León, y en tonces eran casi las afueras. Previamente el gobierno, el día 3 de julio le había quitado los dos escoltas que eran de su confianza (policías Antonio Álvarez y Luis Gamo), que por ello serían asesinado por los milicianos republicanos al comenzar la guerra. En su lugar puso a otros dos policías afectos al Frente Popular para vigilar a Calvo Sotelo y facilitar lo que al final pasó, su secuestro y asesinato. Uno de los escoltas nuevos, por problemas de conciencia, ya que era republicano pero también católico, por lo que no quería hacer lo que le habían mandado, le informó el día 7 de julio, en la cafetería "Chócala", de la calle de Alcalá, que tenían orden de vigilarle y abstenerse si había un atentado contra él, y que incluso auxiliaran a los atacantes. Ese agente se llamaba Rodolfo Serrano de la Parte, gallego. Dichas ordenes, le informó, le venían del propio jefe de Personal de la Dirección General de Seguridad. Ese agente pidió el traslado a Galicia, que le fue concedido.. Dicha propuesta se la hicieron junto al agnete José Garriga Pato. Serrano de la Parte, era paisano y amigo de Casares Quiroga, por lo se había confiado en él. La reunión se hizo por mediación del diputado Joaquín Bau Nolla, con el que habló Serrano de la Parte en los pasillos del Congreso en el que entró este por ser ya escolta de Calvo Sotelo. Por sus protestas le sustituyeron a los escoltas y le colocaron dos nuevos que en palabras de Calvo Sotelo "parecían mucho peor que los otros". Los escoltas eran Lorenzo Aguirre y José Garriga. Aguirre sería ascendido a jefe superior de Policía de madrid en los primeros meses de la guerra. Firmaría muchas ordesn de detención de personas que sufrieron la ejecución por el metodo del "paseo", especialmente por sus órdenes a la Brigada del Amanecer, de hecho su compañero, el policía y abogado José Esaclona afirmó en la vista oral contra el: "A su presencia, las milicias se llevaron a funcionarios a asesinar sin que Aguirre hiciera nada, antes al contrario, visto con complacencia el sesinatoo de sus compañeros y jusficándolo diciendo que "por algo sería"; y cuando llegaban las viudas a pedir noticias, Aguirre no les daba facilidad alguan para encontrar los cadaveres, de cuyo sitio tenía conocimiento".

Su cadáver fue abandonado en el cementerio por la policía republicana. Autor de La contribución territorial en España (1926) y Mis servicios al estado (1931) entre otras.

Sus últimos momentos los recuerda así su hija Enriqueta (que tenía 13 años y estaba enferma en cama): "Al poco rato de la visita [se refiere a la del padre Pérez, misionero del Corazón de María para advertirle del rumor de que lo iban a asesinar] vino mi padre a la habitación que compartíamos mi hermana y yo. Venía ya en batín un poco despeinado (él llevaba el pelo totalmente hacia atrás, muy planchado y liso). Pero por la noche y cuando ya se iba a dormir, se ponía cómodo y se revolvía un poco el pelo, cayéndole algún mechón sobre la frente (tenía ya muchas canas en las sienes, a sus 43 años). Así le recuerdo yo aquella noche, cuando entró en mi cuarto. Se tumbó atravesado a los pies de mi cama (yo me encogí, para dejarle sitio) y empezó a hacerme mimos (solía hacerlo cuando estábamos enfermos); me pasaba su dedo índice por los labios, me pellizcaba un poco la cara... Al cabo de un ratito, se levantó y volvió a sentarse en una butaca y conectó la radio para escuchar el concierto que trasmitía entonces la radio todos los domingos por la noche. Mientras, mi hermana se había acostado también y mi madre se había sentado en la otra butaca. Permanecíamos los cuatro a obscuras, sin más luz que la que penetraba de la calle, por el balcón abierto de par en par, en aquella calurosa noche de julio. La claridad era suficiente como para distinguirnos y yo vi a mi padre levantar las manos varias veces, en actitud de dirigir la invisible orquesta de la radio. Cuando terminó el concierto, mi padre se levantó, vino hacia mi cama, me tocó la frente: "Parece que apenas tienes fiebre ya"; me dio un beso, que yo le devolví, otro a mi hermana y se fue a acostar. Detrás de él, mi madre. Es la última vez que yo vi a mi padre". Ella no vio salir a su padre secuestrado por socialistas porque por la fiebre no se despertó. Todos sus conocidos maniferon que Calvo Sotelo sabía que iba a ser asesinado y lo había aceptado cristianamente (el resto de lideres de la derecha cambiaban constantemente de lugar para pasar la noche, por seguridad).

Las últimas palabras que escribió quedaron en el carro de la máquina de escribir, de un escrito inconcluso, que decía: "España está destrozada, vamos a reconstruirla".

Quienes obligaron a abrir la puerta y registraron ilegalmente el domicilio fueron el Guardia Civil Condés, los militantes de las Juventudes Socialistas Luis Cuenca y José del Rey y dos policías de uniforme. En el registro el agente socialista Condés rompió una bandera de España (bicolor, vamos, la actual). Luego le obligaron a salir, pese a que alegó su inmunidad parlamentaria. Arrancaron los cables del teléfono para que no pudiera llamar a nadie. Condés se identificó como Guardia Civil y se burló de la mujer de Calvo Sotelo, el cual para evitar humillaciones a su esposa se vistió (estaba en pijama) y marchó con el comité socialista. Condés mintió: "le doy mi palabra de caballero de que dentro de cinco minutos estará usted delante del director general de Seguridad". Se despidió con una premonición: "Dentro de cinco minutos te llamaré desde la Dirección General de Seguridad... Si es que estos señores no me llevan a pegarme cuatro tiros". Efectivamente lo mataron con dos tiros en la nuca. En la misma calle Velazque, a la atura de la calle de Ayala el miembro de las JJ.SS. Luis Cuenca le disparó en la nuca. El director General de Seguridad, Alonso Mallol protegió a los asesinos boicoteando las investigaciones del comisario Antonio Lino Pérez-González que las llevaba y las del juez insturctor Ursicino Gómez Carbajo (por ejemplo, el juez ordenó una rueda de reconocimiento de guardias de asalto y Mallol llevó a 170 guardias (de los que solo uno, el conductor, tenía que ver) para retrasar las investigaciones y provocar el error de los testigos. Al final de julio una patrulla de milicianos socialistas se pseentó en el Juzgado, se llevó el sumario y nunca más se supo de las investigaciones (otra muestra de los famosos 100 años de honradez socialista).

El gobierno de la República Española prohibió que el cadáver de Calvo Sotelo fuera velado en la Academia de Jurisprudencia, de la que era presidente, por lo que el entierro (al que asistieron unas treinta mil personas) partió directamente del depósito de cadáveres a la tumba. Ante su féretro (cubierto por la bandera bicolor) Antonio Goicoechea dijo:

"No te ofrecemos que rogaremos a Dios por ti; te pedimos a ti que ruegues a Dios por nosotros. Ante esta bandera colocada como una reliquia sobre tu pecho, ante Dios que nos oye y nos ve, empeñamos juramento solemne de consagrar nuestra vida a esta triple labor: imitar tu ejemplo, vengar tu muerte y salvar a España. Que todo es uno y lo mismo; porque salvar a España srá vengar tu muerte e imitar tu ejemplo será el camino más seguro para salvar a España". En el entierro la Guardia de Asalto se empleó y murieron cinco personas y treinta resultaron heridos (todos de bala). Hubo unos oficiales de Asalto que protestaron por la brutalidad (señores Gallego, España y Artal) por lo que encima fueron detenidos.

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Estos son los socialitas que participaron en el crimen de Calvo Sotelo:
Capitán de la Guardia Civil Fernando Condés.- Nacido en Pontevedra inngresó en el Ejército a los 16 años. Era hijo de un comandante de Infantería. Fue destinado a Marruecos donde conocio al teniente Castillo. En 1928 pidió el ingreso en la Guardia Civil y tras varios destindos fue destinado al parque de automóviles de Madrid, donde conoció e hizo amistad con la diputada por Badajoz socialista y luego comunista Margarita Nelken. Se habló con insistencia de que eran amantes. Nelken le presentó al dirigente de UGT Amaro del Rosal y este a Largo Caballero, con el que tenía gran confianza. Estaba comprometido en el alzamiento socialista de octubre de 1934 y por ello con su golpe de estado socialista intentó ocupar el parque de automóviles de la Guardia Civil con el apoyo de la sección de Infantería de Castillo, fracasando en su golpe de estado contra la republica y siendo detenidos y condenados. Para ello había robado unos uniformes de Guardia Civil para vestir a sí a los miembros de la milicia socialista. En febrero de 1936 el Frente Popular los amnistió por su delictivo ataque a la republica y lo ascendió a capitán. Pero la Guardia Civil se negó a dar un destino al golpista contra la autoridad legítima de la republica y quedo disponible. Fue instructor de las milicias socialistas, especialiente la terrible "Motorizada". Murió en el frente de Somosierra poco después. Tras el crimen se plantó en la sede del PSOE (entonces en la calle Carranza, 20 de Madrid junto con El Socialista). Se reunió con Juan Siméon Vidarte, vicesecretario general del PSOE, al que informó de su acción. Condés informó que Margarita Nelken lo podía ocultar porque, reconocio al jefe socialista, el vigilante de la Nelken también iba en la camioneta 17 (se refiere a José del Rey). Participó en el asalto al Cuartel de la Montaña, luego fue nombrado director técnico de las milicias socialistas "la Motorizada" y luchó en Somosierra con Cuenca. El 26 de julio murió de tres disparos (uno en la garganta), estando tres días de agonía. Luis Cuenca Estevas.- También llamado Victoriano Cuenca. Natural de La Coruña, era hijo de un ingeniero industrial y niego de un general de la GuardiaCivil. Emigró a Cuba de donde hubo de salir en 1932. Ingresó en las Juventudes Socialistas. Era miembro de las milicias "la Motorizada" y escolta de Indalecio Prieto. Era amigo del teniente Castillo y conocía un poco al capitán Condés. Sus compañeros socialistas le atribuían los asesinados de Matías Montero y Juan de Dios Rodríguez. También era apodado "el pistolero". Murió en el frente de Somosierra el 23 de julio.
Federico Coello.- Nacido en Morón de la Frontera (Sevilla), tenía 30 años. Era médico y afiliado a las Juventudes Socialistas de Madrid y directivo de la FUE. Tagüeña afirmaba que era un hombre de acción que no vacilaba en disparar a quien fuera.Era novio de la hija de Largo Caballero, Carmen. Había acompañado a Prieto con "la Motorizada". Durante la guerra civil fue nombrado comandante de Sanidad Militar. Francisco Ordóñez.- Amigo de Coello.Había sido de la directiva del sindicato de izquierdas FUE. Era partidario de Largo Caballero y afiliado a las Juventudes Socialistas desde 1934. No fue al frente sino que se dedió a tareas de espoionaje y contraespionaje.
Santiago Garcés Arroyo.- Amigo de Enrique Puente, presidente de las Juventudes Socialistas. Era miembro de la unidad espcial de las milicias del PSOE "la Motorizada" y ocasionalmente escolta de Indalecio Prieto. A Ian Gibson le dijo que subió a la camioneta porque era amigo de Condés. Durante la guerra fue jefe del organo torturador republicano SIM (Servicio de Información Miliar) creado por Indalecio Prieto. José del Rey Hernández.- Miembro de las Juventudes Socialistas desde 1931. Ingresó en la Guardia de Asalto en 1932. Participó en la organización de la insurrección armada de 1934. Fue amnistiado por el Frente Popular en 1936 y destinado al servicio de vigilancias políticas (es decir, vigilar a los de derecha e informar al Frente Popular). En julio de 1936 era escolta de Margarita Nelken.
Junto a estos sujetos iban los guardias de asalto Tomás Pérez, Aniceto Castro Delgado, Antonio San Miguel Fernández, Bienvenido Pérez Rojo, Ricardo Cruz Cousillos y Orencio Bravo Cambronero (el conductor).



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