Moral de Calatrava - Ciudad Real

Mis ya cansados ojos cierro y rienda suelta doy a mis recuerdos. Recuerdos de un ya lejano pasado que solo vive en las memorias de aquellos que como yo los años ha nevado sus sienes.
Imágenes de hechos, de historias, de gentes, muchos de los cuales ya reposan en el cercano Campo Santo, otros como yo y seguro estoy de ello, en largas noches de insomnio, se ven de nuevo correr por esas calles y plazas que los años han cambiado pero que siguen viviendo tal y como antaño fueron, gravadas en sus memorias..memorias de niños, de adolescentes, tan frescas como el primer día, como si solo fue ayer cuando en sus correrías por esas calles del pueblo, jugaban al escondite al anochecer del día cuando el calor estival poco a poco daba paso a una frescura por todos apetecida, como deseado aliento de un bálsamo de verano.
A pesar de los pesares que tantos y tan amargos también nuestra mente evoca, siguen siendo para mi y para ellos también, pongo mi mano en el fuego, esos días añorados, felices en la inocencia de una edad que no sabia de rencores ni maldad, pero sabían de miserias mismo a sus cortos años, ellos también en sus carnes sintieron la dentellada de la despiadada hambre, que como un hierro candente que junto a juegos de niños también nos marco la mente.
De niño entre las escarchas busque minuciosamente por la aceituna olvidada, para juntar con paciencia tiritando de hambre y frío aquellos escasos kilos que unos céntimos pagaban al finalizar el día al peso de esa romana, que parecía decirte, no has buscado suficiente tan solo es una miseria, ve mañana mas temprano y busca con mas ahínco y en vez de traerte tres quizás te vuelvas con cinco.
Para combatir el frío sarmientos iba a buscar en compañía de otros, tan jóvenes como yo, a la vuelta ya cargados con lo que pesaba tanto para tan joven espaldas nos sentíamos ya hombres cuando tan solo éramos niños, niños que al hacerse hombres lejos, o cerca, sabían, de penurias y miserias vividas en propias carnes. Saber también, bien sabíamos aquellos que la miseria jamás ellos padecieron y que en la iglesia rezaban por redimir sus pecados y pecaban día a día mirando para otro lado, ignorando la desgracia del humilde y despojado que a su alrededor sufrían.
Moral...Ay mi Moral! Yo te quiero desde niño y te seguiré queriendo por cosas…No se! Intangibles, por cosas que ya no existen pero que siguen viviendo para mi en mi memoria de niño y adolescente.
Casas y cuevas refugio, de humildes entre los humildes, sufridos y ya olvidados gentes que un día me amaron, yo os llevo en mis recuerdos y si una lagrima asoma le digo aquel que la ve, que es nada, es solo….el viento!