Moral de Calatrava - Ciudad Real

ETA, Y NUESTRA DECADENCIA DEMOCRÁTICA.

Cosido a la piel de lo cotidiano llevamos: las heridas, las muertes, el sufrimiento y el fascismo al que un número, indeterminado aún, de aberraciones de la naturaleza humana llamados terroristas de ETA nos someten. Ese sufrimiento parece tan arraigado en nuestra sociedad que casi lo vemos como algo inevitable, un fenómeno que más que hacernos vomitar, nos hace sentir un segundo de alivio al no vernos en la pantalla de televisión , o saber que nuestro hijo, marido, esposa , pareja , no se encontraba en el lugar de los hechos en ese momento preciso.

Los gobernantes, que deberían ser los cirujanos de nuestra piel social, son incapaces de mitigar tales laceraciones; la falta de altura política, coraje, y visión de Estado por parte de nuestros políticos ha acabado con cualquier esperanza real de acabar con la sangría de estas alimañas. Unas laxas leyes españolas en esta materia, una comprensión paternalista viendo a los cachorros de esta lacra como simples niños revoltosos; una falsa conciencia de humanismo europeo haciendo de ellos pacientes en rehabilitación, dándole a alguno estatus de enfermo con derecho a roce marital; mirarlos como presos especiales con privilegios políticos, y víctimas de un mal asesoramiento en su juventud. En vez de ajusticiarlos a su tiempo, y del modo conveniente, esa es nuestra legalidad hacia ellos.
Consentir con un mirar a otro lado la apología terrorista que desde ciertos Partidos se viene haciendo durante lustros. Incluso preocuparnos más por las balas disparadas por nuestros bisabuelos que por las disparadas hacia nuestros padres o hijos.
Pensamos que es más fácil morir en un accidente de coche que en un atentado: “Total mientras no hablemos de política estamos a salvo“ dirán algunos, sobre todo, en cierta parte de nuestra geografía.

Con esta indiferencia maquillada de miedo, o miedo maquillado de indiferencia, florecen a nuestro alrededor inmundicias que ven en el filón terrorista un medio para hacer llegar sus mal llamadas pretensiones. El hecho de ver en esta desgracia nacional un tema político, ya devalúa en ese instante toda la sangre derramada; la sangre nunca puede ser moneda de cambio en un litigio político, y este planteamiento por sí solo ya es un insulto todos aquéllos que murieron por defender la Constitución Española, los valores de una nación democrática, o porque pasaban por allí ese día concreto; o hacia los que sufrimos en el día a día el miedo a ser los siguientes, es decir, cualquier español de bien.


Me gustaría saber cuál es la diferencia entre vivir en un Estado dictatorial que desmiembra a una sociedad con vocación democrática, a una sociedad que desmiembra un Estado con vocación democrática.
Sin duda somos víctimas; empiezo a pensar que también verdugos, accidentales, armados hasta los dientes de apatía social, y nulo patriotismo.


D.E.P Carlos Saenz de Tejada García y Diego Salva Lezaun, a ellos va dedicado mi escrito en concreto, y a todas las víctimas de la barbarie terrorista en su conjunto.

He leído tres veces tu texto y me ha gustado mucho (te felicito, escribes muy bien).

Estoy de acuerdo en la mayor parte del mismo, excepto en el punto en el que hablas de ajusticiar a los etarras (no sé si lo decías metafóricamente o no): te recuerdo que tenemos una Constitución que, expresamente, ha abolido la pena de muerte, y eso es un gran avance democrático que no podemos perder en ningún caso. Otra cosa sería implantar la cadena perpetua para este asunto del terrorismo. Parece ser que, hoy por hoy, no nos queda más remedio. Es un caso de legítima defensa.

Reflejas admirablemente cuál es la situación, pero sobre todo aciertas, creo, cuando dices que hemos perdido la esperanza de que esto acabe algún día. Es fuerte, la verdad.

¡Ojalá se acabara pronto!

Un saludo.

Está claro que con ETA hay que hacer algo, soy de la creencia que la justicia es muy blanda con estos terroristas. Les sale demasiado barato matar a quien les place. Si son personas que por mucho que estén encerrados, no se rehabilitan y cuando salen vuelven a lo mismo ¿por qué no se pudren en la cárcel? ¿Qué hay de los derechos de las personas que han muerto?
No entiendo por qué una persona a la que no le tiembla el pulso para matar y que no se arrepiente, con unos añitos de cárcel se olvidan sus actos.
Yo le preguntaría a cualquier familiar o amigo de cualquiera de las muchas victimas de ETA, si han olvidado a quien murió a manos de uno de esos desalmados.


ALCEMOS LA VOZ PARA ACABAR CON ESOS ASESINOS.


Me ha gustado mucho tu hilo, tienes toda la razón.