01-06-09 21:00 | #2381130 -> 2362816 |
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RE: sanidad en madrid In memoriam: Dr. Manuel Quero Jiménez -------------------------------------------------------------------------------- Por I.Pascual-Castroviejo Jefe del Servicio de Neurología Pediátrica. Hospital Universitario La Paz. Madrid Manuel Quero Jiménez, jefe del Servicio de Cardiología Pediátrica del Hospital Universitario “Ramón y Cajal” de Madrid, había nacido en Andujar (Jaén) el día 31 de Julio de 1941 y murió en Collado Mediano (Madrid) el 22 de Agosto del 2003 como consecuencia de un infarto de miocardio fulminante y masivo. Deja mujer, Claude Volovickis, profesora de Lengua Española en Francia (antes de su matrimonio y de quedarse a vivir en Madrid) y tres hijos, Manuel, Claude y Daniel. Pertenecía a una saga de médicos altamente cualificados. Su padre, don Manuel, fue una promesa de la Medicina Española en los años de la república y de la guerra, perteneciente a una izquierda moderada, pero que debió abandonar Madrid al finalizar la guerra civil y realizar su “buenhacer” profesional en Moral de Calatrava (Ciudad Real), donde nacieron la mayoría de sus seis hijos – 4 mujeres y 2 varones – y donde dejó la impronta de su alta calidad humana y profesional durante muchos años. Por ello fue premiado con la dedicación de una calle como agradecimiento del pueblo. Su hermano José, 2 años más joven que “Manolo”, es catedrático de Pediatría en la Universidad Autónoma de Madrid y actual director del Departamento de Pediatría, así como jefe del Servicio de Neonatología del Hospital Universitario La Paz desde comienzos de los 80. Su hermana María Concepción, cardióloga pediátrica, se incorporó al servicio de Cardiología Pediátrica del H.U, Ramón y Cajal desde su creación, en 1976, después de formarse en el H. Infantil La Paz. El hacer este recuerdo del Dr. Manuel Quero no es una tarea difícil para mí ya que él tenía muchos méritos y no es preciso inventarlos y era una persona cuya amistad comenzó hace cuarenta años y jamás decayó. Además, yo soy neurólogo pediátrico por él. Un día de la primavera de 1965, cuando estaba a punto de dejar mi puesto en el Hospital Puerta de Hierro con rumbo a lo desconocido, me encontré con Manolo Quero que estaba acabando la carrera - nos conocíamos desde varios años antes, yo como médico y él como alumno, en la cátedra de Patología General del Prof. D.José Casas, del Hospital Clínico Universitario de Madrid, donde compartíamos conocimientos , camaradería y un sentido de la ética profesional que no habíamos visto en ninguna otra parte de la facultad – y hablamos de diversos temas. Se iba a abrir el Hospital Infantil en la Ciudad Universitaria La Paz en Julio e iba de director el Dr. Enrique Jaso, un pediatra importante en Madrid, que quería hacer de él un Centro de Especialidades Pediátricas ya que en España no las había. Lógicamente, tampoco había especialistas, pero Manolo conocía al Dr. Jaso, que era amigo de su padre y, de momento, era quien se iba a encargar de la Cardiología Pediátrica. Se ofreció a hablarle al Dr. Jaso de mí para que me encargara de la Neurología Pediátrica, cosa que aceptó el Dr. Jaso inmediatamente y allí surgió el primer embrión de las especialidades pediátricas del país, engendrado por un neurólogo general (de adultos) y un médico recién acabado, con muy buena formación cardiológico general – no hay que olvidar que era uno de los alumnos más brillantes, aunque todavía, lógicamente, en formación, de los maestros P. Zarco, O. Salmerón y J. Romero, como cabezas de una gran escuela de Cardiología- pero que ninguno de los dos conocíamos las patologías de estas especialidades en el niño. Obviamente, los pediatras todavía las conocían menos. Manolo Quero me dijo que precisaba una pensión que tuviera buen ambiente universitario y, en la mía había una plaza libre, así que se vino a ella donde ambos estuvimos durante dos años, hasta el día de nuestra respectivas bodas. Esos dos años de convivencia en la pensión y en el hospital, donde también los problemas de ambos eran muy similares nos dio la oportunidad de conocernos mutuamente en lo personal y en lo profesional, de iniciar una amistad y, en los años posteriores, consolidarla, sin que fuera fácil que nos sorprendiéramos el uno al otro por reacciones o comportamientos determinados. Jamás afloró el más mínimo signo de rivalidad – mucho menos de envidia – entre ambos pese a que existieran intereses por parte de un importante número de colegas pediatras en conseguirlo exaltando sus condiciones personales y científicas y comparándolas con mi carácter peleón. No hay que olvidar que, por muchos motivos, yo tuve que liderar la lucha para sacar las especialidades adelante, aunque justo es reconocer que siempre conté con la ayuda de Manolo Quero, que es la única que recibía en el hospital. Los que intentaron enfrentarnos nunca lo consiguieron ya que cada uno deseaba lo mejor para el otro y ambos íbamos consiguiendo los objetivos que nos planteábamos y que los discutíamos ampliamente en nuestra otra casa común, la pensión. Manolo – todo el mundo lo conocíamos como tal y no como Manuel – fue el fundador de la Cardiología Pediátrica en España en la que prácticamente nadie sabía algo. Aunque aparentemente autodidacta, tenía su escuela de formación en una magnífica biblioteca con todos los libros de Malformaciones Cardiológicas Congénitas, en los que se gastaba más de lo que ganaba, y las continuas visitas – Londres, Los Angeles, New York, etc – a los gurús más importantes del mundo en Cardiología Pediátrica, de los que fue amigo y con los que consultaba constantemente. Ellos admiraban de él su inquietud científica, inconformismo , conocimientos pese a su edad, y búsqueda de la verdad y le envidiaban la suerte que había tenido de reunir en su servicio una patología abundante e importante y la facilidad legal para conseguir comprobaciones necrópsicas. Sin duda, este material fue su principal Curso de Formación Continuada. Durante los dos o tres primeros años, todas las cardiopatías congénitas de España, de todo el abanico social, eran suyas, y en los años posteriores, casi todas. Sus series no tenían parangón y todavía , incrementó su prestigio tras la formación de equipo funcional clínico-quirúrgico con el Servicio de Cardiocirugia Pediátrica. Lo que comenzó como ensayo de especialidades pediátricas a mediados de 1965, era una realidad en 1966 y nadie podía pararlo, ni siquiera los pediatras del hospital ya que la afluencia de pacientes de todas las partes del país era agobiante. Allá teníamos al Dr. Manuel Quero como primera y única figura de la Cardiología Pediátrica Española a los 25-26 años, con categoría de médico adjunto, pero responsable único de la Unidad, al que pronto se le dotó de una plantilla de 7 personas, todas con su misma categoría administrativa, aunque en 1968 se le promocionó a jefe de sección y en 1972 a jefe de servicio, justamente al día siguiente de cumplir 31 años. Creemos que es el jefe de servicio más joven de España en instituciones de la Seguridad Social. Ni él mismo se percataba de aquella circunstancia y cuando, entre 1965 y 1967, salía contrariado del hospital por la actitud antiespecialista de algunos de los pediatras de más edad y jerarquía y me manifestaba la posibilidad de dejar el hospital y mandar todo “ a paseo”, tenía que dedicar algún tiempo a convencerle de que la oportunidad que habíamos tenido él y yo era única en la vida y que nunca la había tenido nadie ni volvería a ocurrir. Podíamos cambiar el concepto de Pediatría de nuestro país y podríamos crear escuela, estilo, aumentar el nivel científico y cuanto nos propusiéramos. Sin duda, el Dr. Manuel Quero disfrutó de su mayor brillantez profesional durante el tiempo que estuvo al frente de del Servicio de Cardiología Pediátrica en el H.U. La Paz (1965-1976). Era el astro sol de los cardiólogos pediatras, admirado, respetado y supongo que querido, aunque más probablemente envidiado por el resto de los colegas. Su servicio se vió visitado por especialistas españoles y de fuera. Muchos se formaron con él y con el buen equipo que logró reunir. “Caía bien” a todo el mundo y a nadie parecía ofender cuanto pudiera decir o hacer. Manolo Quero parecía estar tocado por la varita mágica, siempre “ a su aire”, ya que su manera de hacer las cosas era personal e intransferible. Había que aceptarlo tal y como era, pero no engañaba a nadie. Manolo era un niño grande, que se prestaba poco a los convencionalismos, con una inteligencia poco común, aunque tal vez con discreta dispersión . Era capaz de manejar cuatro idiomas con fluidez y profundizar en las cosas más inverosímiles de su profesión, y también de tener cuatro horas a un paciente en la sala de espera de su consultorio porque se había olvidado de él o se había entretenido buscando algo en la biblioteca. Lo cual quiere decir que no era el dinero lo que más ambicionaba pese a hacerle falta igual que a todo el mundo. Tuvo la inmensa suerte de que se casó con una mujer que lo quería, que lo comprendía y que lo aguantaba. Supo desde el primer momento que tenía que aceptarlo tal y como era y ayudarle todo lo posible porque, pese a su gran capacidad intelectual y profesional, Manolo siempre precisó ayuda y la de su mujer la tuvo de forma incondicional y “ a tope” a lo largo de los 37 años de su matrimonio. Manolo Quero dejó el H.U. La Paz en 1976 y pasó a dirigir el Servicio de Cardiología Pediátrica en el H.U. Ramón y Cajal cuando se inauguró en 1976. Su prestigio personal y profesional estaban en su máximo nivel y fue elegido secretario de la Comisión Nacional de Cardiología. Además estaba en su apogeo de producción científica. Fue director médico del H. Ramón y Cajal entre el 1 de Junio de 1988 y el 24 de Marzo de 1993.No era un pequeño hospital infantil. El “Ramón y Cajal” tenía casi dos mil camas y era de una complejidad tremenda tanto por las especialidades que había- eran casi todas- como por el tipo de profesionales, empezando por él mismo, que habían acudido a él pensando que abandonaban la pobreza ( los otros hospitales de donde provenían) y entraban en la opulencia bajo todos los tipos de vista, cosa que era una verdad a medias. No sabemos si esta experiencia, que podía llenar las aspiraciones de todo profesional con ambición constituyó para él un placer o una decepción. La estrella más brillante de la Cardiología Pediátrica Española de la que había sido el creador único y primer jefe de servicio en el país y la que más contribuyó a ponerla a nivel internacional quizá brilló menos en el H. Ramón y Cajal que en La Paz, tal vez por tener que atender dos funciones al mismo tiempo, la dirección del Servicio de Cardiología Pediátrica y la dirección del hospital. Sin embargo, dada su precocidad en mostrar sus condiciones, capacidad y sentido de responsabilidad, partiendo desde sí mismo ( no tenía ningún ejemplo previó a seguir) y, por otra parte, con una personalidad que sólo obedecía a su propio pensamiento y criterio, pocos habrían podido predecir que este hombre sería tan importante y decisivo en el cambio de la Pediatría Española e incluso en la Cardiología ( solo cuando apareció él en el firmamento de la Medicina Española se enteraron los cardiólogos españoles de que la Cardiología Pediátrica era otro tipo de Cardiología de la que ellos conocían). Con la muerte repentina del Dr. Manuel Quero que nadie podría predecir y nos ha dejado abatidos a cuantos le queríamos, que somos muchos en la Pediatría Española, desaparece una de las personas que más ha contribuido a la modernización de la Pediatría y yo pierdo a un compañero de viaje en ese proyecto de modernización, que nos planteamos una tarde de verano en una pensión madrileña. También pierdo a uno de los más fieles amigos que he tenido y a la persona que cambió mi trayectoria profesional por un encuentro casual con él en una calle de Madrid en una mañana de primavera de 1965. Finalmente, desde estas líneas de un justo y merecido recuerdo a nuestro amigo Manolo, deseamos dejar constancia de nuestro personal sentimiento y creemos que del de la totalidad de los pediatras españoles a toda la familia Quero-Volovickis – esposa, e hijos- y la Quero Jiménez – hermanos- por tan irreparable pérdida. Vaya también mi pésame a la Cardiología Pediátrica, a la Pediatría y a la Cardiología Españolas. p.d.https://ww.aeped.es/noticias/inmemoriam3.htm | |
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02-06-09 08:02 | #2383561 -> 2381130 |
Por:arrebañaeras ![]() ![]() | ![]() ![]() |
RE: sanidad en madrid Quiero unirme a este pequeño y sentido homenaje a Manolo Quero desde el recuerdo que de él tengo, cuando, siendo estudiante y con su hermano Pepe , acompañaban a su padre, Don Manuel, en las visitas domiciliarias en Moral. Recordar, así mismo, como cambiaban impresiones los tres respecto a los pacientes visitados y la dulzura con que su padre les enseñaba e implicaba en su quehacer diario. Mi más profundo agradecimiento a toda esta familia que tanto hizo, hace y hará por la profesión médica; agradeciendoles al mismo tiempo la cercanía que con ellos se podía tener. Realmente estas personas hacen que te reconcilies con el mundo. Muchas gracias. | |
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