Vergüenza nacional Yo no soy político (lo juro). Pero es que últimamente me está comiendo por dentro una rabia que hace las veces de un roedor: roe que roe, sin parar. Me duele mucho ver como a personas que se están dejando la piel para llevar a su casa un bocado de pan, se les rebaje el ya muy ajustado sueldo que ganan. Igual digo del indefenso pensionista que para cobrar hoy una mísera limosna, ha dejado su vida en el mango de la azada, del martillo, del torno, del arado, de la tiza, de la llana, del soplete, del cuchillo, del volante, etc, etc, etc. Y no puedo evitar acordarme continuamente de la p… madre de los que lo están haciendo, que son más de los que pensamos, con sus votos y con su apoyo a los h-p…., a cambio de una falsa militancia “enchufista” e inmoral. ¿Es que en este país, que siempre fue cuna del genio rebelde, del orgullo de libertad de la de verdad, de la indomabilidad, no vamos a tener lo que hay que tener para detener esta lacra que nos devora y nos humilla hasta lo impensable en aras de una falsa “constitucionalidad”? Creo que contra esto hay que luchar con los medios de que hoy dispone la humanidad, o sea, con la gran incidencia de la Ciencia de la Comunicación, con la fuerza que puede hacer la unión de todos los que piensen que hay que solucionarlo a cualquier precio, con las nuevas ideas de nuestra gran juventud, bien preparada, y en definitiva, con la masa mayoritaria de gente de bien que puebla nuestra Piel de Toro. Tiene que haber una forma legal de promulgar leyes, normas y preceptos que permitan una vigilancia exhaustiva por parte de todas las fuerzas sociales para que ni un solo maldito euro sea desviado de su verdadero destino: el social. Tiene que haber una forma de condenar a perpetuidad en una celda pequeñita y a pan y agua a quien haya tenido la desvergüenza de apropiarse del dinero público, que primordialmente yo pienso que es de niños indefensos, de minusválidos, de viudas de accidente de trabajo o de actos terroristas, de ancianos indigentes, de trabajadores que lo están entregando de su humilde sueldo, mes tras mes…. Este apunte mío no es sino una llamada desgarrada hacia quien tenga peso social suficiente para iniciar un movimiento con la garra y fuerza bastante para arreglar esta vergüenza. Espero servir de algo con prender la mecha. |