Manzanares - Ciudad Real

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Quizá María Dolores de Cospedal entre algún día en la Historia como una eficaz gestora de los asuntos públicos. De momento ha logrado convertirse en la primera presidenta de Castilla-La Mancha que provoca un cierre de farmacias por impago. Desde que llegó al cargo tras su victoria en las elecciones del 22-M, De Cospedal no ha cesado de quejarse del pésimo estado en que encontró las cuentas de la comunidad. En ese contexto, anunció la eliminación de varios organismos públicos consagrados por el Estatuto y la suspensión de algunos proyectos de interés general; pero no encontró inconveniente para aumentar entre 4.000 y 5.000 euros anuales los emolumentos de los jefes de gabinete de su nuevo Gobierno. Aunque existen discrepancias sobre las cifras, es cierto que su antecesor, el socialista Barreda, le dejó unas cuentas muy complicadas, pero ello tiene mucho que ver con el estallido de una brutal crisis económica que también ha dejado maltrechas las economías del resto de las comunidades, con independencia del partido en el Gobierno. En vez de lamentarse de su suerte, De Cospedal, número dos de un partido que alardea de una capacidad inigualable para resolver los problemas, podría asumir una actitud constructiva y no generar nuevos problemas, como el que vivió ayer su comunidad con el cierre de un sector muy sensible para la vida cotidiana de la población. Más que amenazar con multas, debería buscar una salida negociada a una situación sin duda compleja. Y, de modo más general, su partido no debería aprovechar este tipo de coyunturas para crear un clima propicio al recorte de servicios sociales.