QUE TOMEN NOTA Si alguien ha seguido mis intervenciones en el foro, podrá comprobar que, muchas de ellas, están recogidas en lo que Javier Algarra escribe, con mucha mejor pluma que la mía, hoy en la Gaceta: Que tomen nota Las familias no llegan a fin de mes, pero ven cómo los políticos siguen disfrutando de elevados sueldos, coches oficiales y prebendas suntuarias. El resultado de las elecciones europeas debería invitar a Mariano Rajoy a una profunda reflexión. Más allá del análisis autocomplaciente que los dirigentes del PP hicieron en la noche electoral, argumentando que habían ganado los comicios, la realidad es que han perdido 2.600.000 votos y han caído 16 puntos, tres años después de haber obtenido mayoría absoluta en la generales. Está claro que éste ha sido el voto de los descontentos. Muchos ciudadanos votaron al PP en 2011 convencidos de que era la única opción válida para recomponer los destrozos que dejó en España la nefasta gestión de Zapatero. Estaban en lo cierto al apostar por unas siglas que representaban justamente lo contrario de los socialistas, pero nadie imaginaba que la primera decisión de Rajoy sería la de subir los impuestos y que algunas de sus medidas parecerían la continuación del gobierno anterior. Aunque en los próximos meses los indicadores sean satisfactorios de cara al inicio de la recuperación, lo cierto es que los ciudadanos siguen viviendo asfixiados por la crisis, sin que nuestros gobernantes hayan mostrado el más mínimo gesto para recortar el gasto público o para aplicarse a sí mismos los esfuerzos y ajustes que sí imponen a los ciudadanos. Las familias no llegan a fin de mes, pero ven cómo los políticos siguen disfrutando de elevados sueldos, coches oficiales y prebendas suntuarias, que se ven multiplicadas por el número de administraciones. Nadie se ha atrevido a coger el toro por los cuernos y recortar el gigantesco peso del Estado. Y los más fieles votantes de la derecha, inquietos por la ingeniería social que estaba llevando a cabo Zapatero en nuestro país, observan atónitos cómo Rajoy no ha establecido una nueva política frente a los etarras, no ha reformado todavía la ley del aborto, no ha puesto freno a la amenaza secesionista en Cataluña y no ha hecho algunos guiños a los sectores más conservadores que son, a la postre, el sustrato fundamental de su voto. Todavía está a tiempo Rajoy de recomponer la situación ante las elecciones municipales, autonómicas y generales del año próximo. Pero si está decidido, deberá hacerlo de manera ostensible, demostrando que ha captado el mensaje de las urnas europeas. Si su única obsesión sigue siendo buscar el equilibrio de los indicadores macroeconómicos, seguirá alejado del sentir de la calle. Los españoles queremos que nos bajen los impuestos, que haya incentivos a la contratación, fomento de las iniciativas empresariales, beneficios fiscales para los autónomos y los pequeños y medianos empresarios, facilidades para la constitución de empresas y apoyo logístico para la apertura de nuevos mercados. Queremos también que fluya el crédito desde los bancos y facilidades para renegociar nuestras deudas, moratorias para el pago de nuestras hipotecas e incentivos para el alquiler de viviendas. Precisamos de seguridad jurídica para la apertura de nuevos negocios y para el arrendamiento de inmuebles. Deseamos un control férreo del fraude, con modélica ejemplaridad contra la corrupción de los cargos públicos. Querríamos una educación que primase la excelencia y no se viera sometida a los vaivenes políticos, libertad para escoger el tipo de enseñanza para nuestros hijos y el idioma en el que cursarla. Agradeceríamos libertad y respeto a las confesiones religiosas, protección de la infancia, apoyo a la familia y pensiones dignas para nuestros mayores. Y querríamos, sobre todo, notar que nuestros dirigentes son sensibles a nuestros problemas y necesidades y no tener la sensación de que actúan exclusivamente para salvaguardar su poder, sus prebendas, su capacidad para hacer y recibir favores, y su forma de vida. Cuando olvidan que les hemos elegido para ser nuestros servidores y los administradores de nuestros bienes, se encuentran con resultados electorales como éstos. Que tomen nota, porque aún están a tiempo de resolverlo. JAVIER ALGARRA |