La Solana - Ciudad Real

Encarnación de manto encarnado
que asi, de tal manera,
te despedirá tu pueblo amado
y te llevara hasta tu ribera
muy cerca de Ruidera.

De como los rezos
se convierten en nubes,
el sol es tu corona,
la luna bajo tus pies,
el chatillo en tu regazo.

Calle Don Rodrigo bajando
te haran una alfombra de esparto.
Ondeando banderas al viento
aspas de molinos de antaño
hacen volar mi pensamiento.

Linaje e hidalguia
de esta tierra mia
alabardas, lanzas sin guerra
escolta mariana secular
costumbres de este lugar.

En esa noche sin horas
en que cada minuto es un siglo
y la noche entera, una vida.
saboreándote, cada instante
al ver tu bello semblante
nadie duerme ni habrá sigilo.

En esa noche, la última
de desvelo y ruego
ningun solanero la duerme
esperando no se haga de día
dejándolos un año más.


Cantándote bellas joticas
rezándote en tus rosarios
sacando del fondo de armario
bufanda,manta y abrigo
mitigando asi el crudo frio.

Cuando llegue la mañana
y con carita de sueño
subiras de nuevo a la Plaza
imaginarás el Ofrecimiento
donde lucias tan lozana.

Pajarita de las nieves,
rosa blanca de invierno,
bajo tu manto protejes
a las almas, del infierno.

No te vayas, Madre mía
quédate un poquito más.
No te vayas Encarnación
rompiéndome el corazón.

Los peces se muestran contentos
en llegando el momento
la llegada de tu romería
de verte llegar al castillo
y brincan y saltan a un tiempo
mostrándote su alegrìa.

Y el pantano que lleva tu nombre
sera espejo de aguas sin mancha,
regando con agua toda la Mancha,
fuente inagotable del Guadiana
que dara de comer a los hombres.

Virgen, Lucero del alba
más pura que el mismo sol
a Argamasilla de alba
también les das tu protección.

AAQM

A veces te veo pasear por mi pueblo
con un caminar pausado, lento, tranquilo.
No sé mucho de ti,
que eres mujer como yo,
con lo mucho y lo poco
que a veces esto significa.
Sin conocerte apenas, me gusta observarte;
descubro que hay algo que me une a tí,
y es que al igual que yo
también eres madre.
Por estos dos detalles empatizo contigo.

Con tu hijo calentito pegado al vientre,
como los mios cuando los arropo en mis brazos.
Tú con la mirada siempre al frente,
como yo por mis pequeños siempre en guardia.
Un poco más guapa que yo
sí que te veo María,
¿no es acaso así como te llamas?
Buena mujer, tolerante,
amable con todos, discreta, callada.

Hay gente junto a mí que te contempla,
y veo como en sus rostros aparecen lágrimas,
casi me contagio de este sentimiento,
y de volverte a ver
cuando aún no te has ido,
sin saber por qué, ya tengo ganas.