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España > Ciudad Real > La Solana
12-01-11 17:38 #6853122
Por:Al-Hakam

Cuentos de Hadas
Ahora os pongo seguidas dos cuentos de esos de hadas de los de antes (quizá porque yo soy un poco de antes)pero hechos en 2009.


EL LABERINTO

Había en un lugar una princesa, era bella, era un sueño. Todos los príncipes y hombres principales de los alrededores la pretendían. Pero ella esperaba a alguien especial, quizá alguien como ella. Y rechazaba a cuantos llegaban pidiendo su mano. Un buen día llego un príncipe. El primero que receló del galán fue el padre de la princesa, el Rey que era quien debía dar el consentimiento para el compromiso. Era un príncipe desconocido, su reino no constaba en los mapas de los geógrafos de palacio. No traía avales de ningún noble de ningún reino, ni cercano ni lejano.
Ella vio al mancebo con buenos ojos, parecía una buena persona, era atractivo, atento y discreto. Pero recelaba que fuera desconocido. El Rey era el más reacio a aceptarlo. No sabía si tenía riquezas, si su reino era grande o pequeño. A él le preocupaba mucho más el futuro de su hija que si le agradaba o no el galán.
Después de una reunión de los sabios de palacio con el Rey, éste llamó a su hija. Le dijo que solo aceptarían al príncipe desconocido si pasaba unas pruebas. La primera era que debía administrar una cantidad de dinero durante un mes. La segunda, gobernar durante otro mes una de las ciudades del reino. Y, por último, dejarle solo en el bosque de las secoyas, con solo una daga y que saliera por sus medios de él. Solo si superaba las tres pruebas podría tener audiencia con el Rey y con la princesa y pedir su mano.
Estas pruebas no eran casuales, el rey quería, con ellas, asegurarse que el príncipe sabía administrar riquezas, gobernar pueblos y, bueno, la última era una trampa. Nadie había salido vivo del bosque, a menos que alguien le hubiera ayudado o hubiera ido con mucha gente y con muchas armas. Además de con mucha experiencia en laberintos. Pues este bosque lo era. En ese sitio había lobos, jabalíes, linces, osos y numerosas aves rapaces. Los árboles crecían de manera que unos interrumpían el paso hacia otros. Había que subir, bajar, volver, ir, en fin, que, asesorado por los sabios, el rey optó por eliminar al pretendiente de la forma más diplomática posible.
Nuestro amigo hizo las dos primeras pruebas con mucha pericia. Administró sabiamente las riquezas, incluso las hizo aumentar considerablemente. Gobernó con sabiduría y, mostrando una experiencia que no se le suponía.
La princesa cada vez estaba más convencida de que este sería su pretendiente. A ella no le habían dicho lo de la tercera prueba. Cuando lo supo, lloró su mala suerte. Pues sabía del destino de quienes se aventuraban en el bosque de las Secoyas.
Sin embargo el príncipe no se amilanó. Tardaron cinco días en adentrarse dentro del bosque y lo dejaron en su espesura. Con solo una daga y con enormes árboles cerrando todos los pasos, el príncipe se derrumbó. No sabía por donde empezar. Lo habían dejado con los ojos vendados y lo durmieron con un somnífero. Para que les diera tiempo a borrar las huellas y que no supiera por donde lo habían conducido allí.
Pero pensó en la princesa y todo se volvió claridad. No se veía el Sol, por lo que no podía orientarse por él. Pero ideó una forma de averiguar la orientación de su posible escape. El sabía de algunas plantas que crecían, aunque no hubiera Sol, orientadas al Sur, precisamente para aprovechar la luz de éste. Buscó en el bosque y las encontró. Entonces averiguó por donde debía salir del bosque. Pero el segundo problema eran los enormes árboles que cerraban el paso por doquier. Y, aunque supiera el camino, si los árboles se lo impedían no sobreviviría. El tercer problema eran los animales salvajes y depredadores. Eso no sabía como lo solventaría solo con una daga.
Pero volvió a pensar en su princesa e ideó como salir de ambos problemas. Observó el crecimiento de las secoyas y se dio cuenta de que seguían un cierto patrón y tenían unas direcciones, enrevesadas, pero lógicas. En cuanto a las fieras se hizo una máscara con ramas y un tronco hueco y así las asustaría.
Pero había un problema que no había tenido en cuenta. Si habían tardado cinco días en llegar, sabiendo las rutas, sin saberlas tardaría, como poco, unos diez días. Durante ellos tendría que comer y beber agua. Y no sabía si había algún riachuelo cercano. Y si las frutas y plantas que tenía el bosque eran comestibles.
Sin embargo la buena estrella del príncipe no tenía límites. Cuando llevaba unas dos horas de camino vio unas plantas que hacían como embudos y recogían la humedad del ambiente. Transformándola en pequeñas bolsitas de agua. Con eso tendría suficiente. Luego subió a una secoya y allí encontró unos musgos que se los dio a probar y una ardilla y comprobó que eran comestibles y muy energéticos. Se alimentó de musgos y agua de las plantas “cisterna”.
A las dos semanas salió del bosque. Pero ahora tenía otra incógnita. Lo trajeron con los ojos vendados y maniatado. No sabía por donde podría llegar al reino de su princesa. Caminó hacia el primer pueblo, allí nadie sabía nada del reino. Siguió caminando y detuvo a un comerciante que pasaba por allí. Le preguntó y precisamente iba a llevar unos encargos al rey.
Le dijo, pese a su aspecto, que era un príncipe, que le recompensaría ampliamente si lo llevaba ante él. El comerciante era astuto y pensó que era un engaño para robarle su mercancía e iba a negarse. Pero cuando le dijo la suma que le prometía si lo llevaba allí, su avaricia pudo más que su miedo.
Pararon en una posada para que el príncipe se aseara y se cambiara de ropas. Cuando el rey lo vio llegar por la puerta del Castillo casi le da un ataque al corazón. No solo había salido vivo del bosque, sino que venía con unas ropas realmente principescas y acicalado como el mejor monarca. A la princesa si que le dio un ataque al corazón, pero de otra naturaleza.
El comerciante se llevó su recompensa, el príncipe consiguió a su princesa, y la princesa a su príncipe. El rey se llevó un disgusto, pero luego cogió afecto a su yerno. Y coloran, colorado este cuento… Bueno se acaba porque no quiero escribir más pero, los príncipes luego reinaron en sus reinos y tuvieron hijos e hijas, tan bellos o más que ellos y fueron felices y… Sí, esto suena demasiado a cuento pero es que no pretendía otra cosa que contar un cuento de princesas y príncipes.
“De un Laberinto se sale, de un camino únicamente recto no”

Al-Hakam que entiende mucho las epopeyas distintas de las "Mil y Una Noches"
Puntos:
12-01-11 17:42 #6853151 -> 6853122
Por:Al-Hakam

RE: Cuentos de Hadas
Otro relato, tened en cuenta que no es que no escriba ahora nada nuevo por falta de ideas, precisamente no sé si con primero de año, bulle mi cerebro como una olla a presión. Pero no encuentro el tiempo para hacerlo. Incluso me planteo hacer algún libro en el foro. Un poco más novelesco que "El Botijo Visigodo" y algo más en serio. Pero bueno tiempo es lo que me falta ideas me sobran. El relato que me pierdo.


EL CABALLERO AUDAZ
Había una vez un caballero, el audaz le llamaban. No me pidáis que os diga donde vivía. Porque no tenía una casa donde descansar. Luchaba por la justicia en todos los lugares. Y, en algunos no era bien recibido, pues no querían que hubiera justicia. En otros, sin embargo, la casa de los que lo acogían era la suya.
Tenía un caballo negro, árabe de pura raza. Y tenía una peculiaridad, no usaba el escudo. En los torneos, tal era su pericia, que no lo necesitaba. Y cuando peleaba con algún rufián u otros enemigos, usaba una espada corta y la espada normal. Por lo que se podía defender muy bien.
Había recorrido muchos caminos, deshecho entuertos, impartido justicia y castigado a otros miserables caballeros y villanos. Vivió mil y una aventuras, pero la que empezaba a vivir ahora era la más dura y difícil. Nuestro caballero se había enamorado. De una noble, de cabello claro, ojos esmeralda y delicado cuerpo. El que fuera de un estamento superior al del caballero era un impedimento. Pero no sólo eso, el caballero la conoció cuando impartió justicia en el castillo de su padre. El problema es que se enfrentó a él y le obligó a rectificar sus malas artes. Lo cual sería difícil de perdonar.
Retirose el caballero al bosque. Intentó luchar contra sus sentimientos y olvidarse de la dama. Pero era inútil, la veía en la cara de la Luna, cada estrella le devolvía el brillo de sus ojos. Y el sonido de la noche le recordaba su voz.
Decidió ir a ver al padre de la Dama. Fue recibido por él, pero cuando empezó a hablar de su unión con su hija, surgió el desastre. ¿Qué tienes que ofrecerle de dote? ¿Tienes tierras que puedas gobernar con ella? ¿Tienes un ejército que pueda protegerla?
¿Tu linaje se puede equiparar al suyo?
El caballero no pudo responder a estás preguntas sino con negativas. Con lo que, sin apenas mirarlo el padre, se retiró totalmente confundido. Volvió al bosque y allí lo esperaba un campesino que le servía de informador para deshacer entuertos. –Te he buscado por todas partes. Tengo noticias.
-De que se trata, ahora a mi todo me parecen malas noticias.
-Se está preparando una rebelión contra el señor del castillo, pero la gente cree que nos quedaremos los campesinos con las tierras. La realidad es que la apoya otro señor más despiadado y lo que pretende es matar al señor del castillo, casarse con su hija y adueñarse de todo el territorio.
Su corazón dio un vuelco. Alguien pretendía a su amada por la fuerza y encima venía para hacer muchas más injusticias. Caviló lo que podía hacer, porque era fuerte, pero no podría con un ejército, y el padre de su amada no consentiría que luchara con sus hombres.
Entonces se le ocurrió algo. Y fue a ver al dueño del castillo. Le recibió a regañadientes. Le informó de la próxima invasión, y le dijo que podía retar al señor que pretendía invadir el territorio. Si lo deseaba, el mismo caballero sería su adalid (su defensor). Si conseguía vencer y alejar la invasión, el rey podría concederle un deseo. ¿Cuál sería ese deseo? –Casarme con su hija, si ella lo desea.
-Ella desea lo que yo desee, no me parece tentadora tu oferta. Me defenderé con mis soldados y tu ve a deshacer injusticias a otra parte.
La idea había sido buena, pero el señor del castillo no deseaba ver al caballero convertido en su yerno. Pero de todas maneras debía hacer algo. Y no sabía muy bien qué.
Los soldados del señor invasor ya estaban en camino y entonces tuvo una idea. Los caminos estaban señalizados para llegar al castillo mediante mojones. Se hizo ayudar por dos campesinos y cambió los mojones. De tal manera que el señor invasor iría a parar cerca de un castillo donde acampaban las huestes del Rey. Si osaba atacarlas, los aplastarían.
Funcionó el truco, los soldados creyeron estar ante el castillo que querían conquistar y se lanzaron al ataque sin contemplaciones. Y, ante el ataque no solo salió la guarnición real, sino varias guarniciones que acampaban cerca de ella. Los pretendidos invasores se vieron rodeados y se rindieron sin condiciones.
Luego, el caballero volvió a poner los mojones en su sitio y se retiró al bosque. No podía decirle al señor del castillo que él era su salvador. No lo creería y, aunque lo creyera nunca le concedería el casarse con su hija.
Pero la suerte, a veces es esquiva y, a veces favorable. El rey interrogó al señor invasor y le dijo que su verdadera intención era invadir el castillo en cuestión. Mandó una embajada al castillo y les informaron de las intenciones de este villano. Entonces le preguntaron al rey como habían ido al castillo equivocado. El señor invasor dijo que siguieron todos los mojones. El rey mando a sus exploradores a que lo comprobaran. Y comprobaron dos cosas. Una que los mojones estaban en su sitio y otra, que habían sido temporalmente desplazados.
Intuyó el señor del castillo que alguien lo había ayudado. ¿Pero quien y por qué?
Hizo pregonar un bando en el que se pedía a quien o quienes lo hubieran salvado de la invasión comparecieran ante él y ante el Rey. El cual vendría en los próximos días.
Se enteró el caballero por el campesino que le informaba. Aunque pensaba que quizá sería peligroso confesar ante el rey que había cambiado los mojones. Ello era un delito grave y no sabía que hacer.
Sin embargo si no comparecía sería reo de traición y lo pagaría con su vida. Se decidió a presentarse ante el señor del castillo que le acogió un día antes de que el Rey viniera.
Vinieron todos los caballeros de la Corte y nuestro amigo se sentía cada vez peor. Sentía que había cometido un grave error y que sería castigado. Cuando se inició la vista, nuestro amigo permanecía de rodillas y sin mirar de frente al Rey. Pero relató puntualmente todo lo que había hecho para evitar la invasión.
El Rey, después de la exposición habló. Dijo que el señor del castillo era un muy buen amigo suyo y un aliado que le había ayudado en diversas ocasiones. Que el señor invasor era un instigador a la rebelión contra el Rey y sus amigos. Y que detrás de este castillo vendrían otros, todos para destronar al Rey. Agradeció mucho y celebró la ocurrencia de la defensa del castillo.
Le concedió, por ello, las tierras y el castillo del señor invasor. Además lo nombró caballero del Rey y le dijo que si quería alguna gracia adicional se lo hiciera saber. Apenas se atrevía a hablar, temblando de la emoción, pero le pidió que, como nuevo caballero del reino, tenía intención de cortejar y, posteriormente contraer matrimonio con cierta dama.
Pidiole el Rey que le indicara de quien se trataba. Y le dijo que era la hija del señor del castillo. Su padre, con el nombramiento de caballero de Rey y con las nuevas propiedades que tenía, ahora no le parecía tan mal partido. Así que lo arreglaron, no sin antes consultarlo con la interesada.
Resultó el cortejo de lo más romántico y cariñoso, tanto por parte del caballero como de la dama. Y la boda se celebró, con la presencia del Rey y de la Corte, y con sus bendiciones.
Siguió impartiendo el caballero justicia y compartiendo amor con su esposa. Fueron realmente felices y nada se interpuso en sus anhelos.

Al-Hakam con demasiados sueños sobre su imaginación
Puntos:
12-01-11 17:47 #6853187 -> 6853122
Por:alcahuetes

RE: Cuentos de Hadas
Al-Hakam estupendo,y que tenga que comprarle a mi hijo dos libros de lectura cada trimestre, con las historias que hay aqui tan maravillosas.
Puntos:
13-01-11 22:53 #6861504 -> 6853187
Por:consenso

RE: Cuentos de Hadas
Al-Hakam gracias por ir llenando la biblioteca de foro con tus historias.A mí personalmente las principescas me gustan menos pero son una buena muestra de tu capacidad literaria.
Puntos:

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