La Solana - Ciudad Real

El escándalo de los ERE supera a los casos «Malaya» y «Gürtel».

Se ha convertido en la trama con mayor número de imputados: ya son 116 implicados y aún no ha concluido la instrucción.


La imputación el lunes de 23 personas más en el escándalos de los ERE de Andalucía sitúa este caso como el primero en número de personas implicadas, y eso que la fase de instrucción aún está lejos de llegar a su fin. En total, la juez Mercedes Alaya ya ha imputado a 116 personas.

En cuanto al dinero defraudado en la gestión de los expedientes de regulación de empleo presentados y ejecutados, se calcula que la cifra asciende a 721 millones de euros.

Caso «Malaya»

El «caso Malaya» fue el mayor fraude de corrupción urbanística. Las 86 personas que se sentaron en el banquillo de los acusados en la Audiencia de Málaga por el caso Malaya gozan del dudoso honor de haber participado en el mayor macrojuicio de la Historia de España, como demostró la enorme expectación mediática generada. Durante la instrucción llegaron a ser 95 imputados. El valos de los biene sintervenidos fue de 2.400 millones de euros. En este momento, el juicio está pendiente de que se dicte sentencia, tras 22 meses y casi 200 sesiones.

Caso «Gürtel»

Cuantificar el número exacto de imputados en el «caso Gürtel» es difícil por la complejidad de las distintas instrucciones que se siguen en Madrid (2) y en Valencia (6), ya que hay personas que están imputadas en más de un procedimiento y otras que han sido desimputadas. Fuentes conocedoras del caso estiman que en este momento debe haber cerca de 100 imputados: 80 en Madrid y en torno a 15 en Valencia. Los cálculos policiales estiman que el dinero público desfalcado es de 201 millones.


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La jauría del PSOE-A se abalanza contra Alaya: "¡Qué h*j* de p*t*!"


La expresión, pronunciada en privado por el eterno número dos de Chaves, resume la ira de los socialistas. Los EREs, como termitas, han ido carcomiendo las vigas maestras de su cortijo.


Apenas habían transcurrido un par de horas desde que Mercedes Alaya activara el detonador de los EREs cuando Gaspar Zarrías, exvicepresidente de la Junta de Andalucía, eterna mano derecha de Manuel Chaves y uno de los pocos -al menos de momento- que se ha librado del garrote judicial llegó a un castizo restaurante del centro de Madrid.

Allí, en una mesa, le esperaban dos comensales. A modo de saludo, sin mediar mucha más palabra, Zarrías exclamó: "¡Qué h*j* de p*t*!", en alusión a la jueza. Y a reglón seguido se quejó airadamente ante sus interlocutores de que hubiera elegido precisamente el día en que el pretendido dream team de Susana Díaz tomaba posesión, de sus maniobras, de que siempre se enteraran por la prensa de los movimientos de la magistrada...

La expresión empleada por uno de los gerifaltes del socialismo andaluz es fiel reflejo de cómo se ha tomado el régimen la osadía de una jueza sevillana de apariencia frágil que se ha convertido en su bestia negra. Esto no es Justicia, esto es la guerra, dicen. Y al PSOE-A, que lleva meses soltando veneno contra Alaya, le faltó tiempo para acusarla de prevaricadora. Lo más suave.

Hace unos años, en los buenos tiempos del chavismo, hubiera sido impensable que una jueza de instrucción se atreviera a imputar de un plumazo a dos expresidentes de la Junta y cinco exconsejeros. Menos aún dos días antes de que uno de ellos consumara su huida al Senado, cual fugitivo de la política andaluza. Pero, como termitas, los EREs han ido carcomiendo las vigas maestras del cortijo del socialismo andaluz.

De momento la hábil decisión de Griñán de inmolarse antes de que le atraparan ha librado al cortijo de la amenaza inminente de derrumbe. Eso e Izquierda Unida, porque Diego Valderas le ha cogido el gusto a dejar de ser un camarada raso y pasar a ser el camarada vicepresidente de la Junta, y no está por la labor de forzar un adelanto electoral. Por si quedaba alguna duda ya se encargó él de despejarlas este martes, después de la toma de posesión del nuevo Gobierno.

Ahora el papelón no es sólo para Susana Díaz, que en su discurso de investidura de la semana pasada proclamó a los cuatro vientos lo mucho que le "avergüenza" la corrupción sin mencionar siquiera los EREs. Buen truco para ser una recién llegada, como pretende hacer creer a todos la oligarquía del PSOE-A. Lo es también para Alfredo Pérez Rubalcaba, porque tiene a los dos últimos presidentes del PSOE, imputados. La primera pregunta es: ¿Dejará que el Pleno del Parlamento andaluz elija el jueves senador autonómico a un imputado?

Mientras lo decide, de momento ha optado por el silencio. No como su compañero José Blanco, que este martes en el Congreso improvisó todo un argumentario ante un nutrido grupo de periodistas. Les vino a decir que lo de Griñán, Chaves y compañía quedará en agua de borrajas como su imputación en el Caso Campeón porque no hay por donde cogerlo. Palabra de Blanco.

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