Ridicula entrevista con el Sr. Aznar NOTA.- La presente entrevista simulada tan solo se reviste de un carácter lúdico, sin otra pretensión que la meramente humorística Aún continúa levantando polémica, cuando no estupefacción, la entrevista concedida esta madrugada por el ex presidente José María Aznar al Heraldo de Miami. No solo mantiene su línea exenta del menor atisbo de autocrítica, sino que tampoco oculta su despecho hacia los miembros de su partido ausentes en la última presentación de sus memorias. “Tomo nota”, reiteró el ex presidente, “y no precisamente en mi cuaderno azul”, clara referencia a la libreta donde, en su día, anotaba a los ministrables. A continuación transcribimos parte de la prolongada entrevista a que le sometió el reportero Belkis Armenteros. P.- Señor Aznar, pregunta obligada, ¿cómo ve la realidad de su país? R.-Soy el responsable de todo lo bueno que ha acaecido en mi país en los últimos años. Conduje a España hacia una situación de empleo y riqueza sin precedentes. Pero el pasado día, durante la presentación del segundo tomo de mis memorias, no pude por menos de considerar que había llegado la hora de la ingratitud. No me sorprende, también le pasó a George Bush, Jr. Pero yo no pido nada a cambio, tan solo el reconocimiento. P.- Perfecto, señor Aznar, y en ese sentido, ¿qué reconocimiento le parecería más justo? R.-Pues verá usted, al margen de mis méritos, ya acreditados, como presidente del gobierno español, a nivel mundial merezco el premio Nobel de la Paz y el de Literatura. P.- Ya, perfecto, pero tal vez algunas personas necesitarían que usted defendiera esa postura. R.- Mire usted, respecto al primero de los premios no creo que puedan albergarse dudas. P.- ¿Se refiere usted al de la Paz? R.- Efectivamente. Salvé al mundo. Y no me refiero solo a la trascendental reunión de las Azores donde Bush, Blair y yo frenamos el terrorismo mundial. ¿Usted recordará la conquista del islote de Perejil, verdad? P.- Sin duda, sin duda, ¿quién podría olvidarlo? R.- Tenga usted en cuenta que si no hubiera mandado a mis ejércitos a reconquistar el islote de Perejil, el siguiente paso habría sido la toma de Ceuta y Melilla por la fuerzas del mal. Envalentonadas y con el pie en Ceuta y Melilla, nada les habría frenado para lanzarse a su viejo sueño: la reconquista de Al-Andalus. P.- Por supuesto, eso es evidente, señor Aznar. R.- Y cuando el Islam hubiera ocupado Al-Andalus, Al Qaeda podría destruir el mundo civilizado e imponer la barbarie. Comprenderá que si alguien merece el premio Nobel de la Paz, ese soy yo. P.- Visto así… ¿quién podría dudarlo? Y, ¿respecto al otro premio Nobel, el de literatura? R.- Mire usted, como ya dije, en el primer tomo de mis memorias, el atentando me volvió muy humilde. Reconozco que he escrito poco, un par de libros de memorias, algunos poemas, excelentes, eso sí, y poco más. Sin embargo, Winston Churchill tampoco escribió mucho y obtuvo el Nobel. Además, Churchill solo salvó una parte del mundo. Yo, a la totalidad del orbe. Ahora bien, en el ámbito estrictamente literario, que nos ocupa ahora, mis memorias ofrecen un uso del lenguaje sencillo que marcarán una tendencia, una escuela. Soy un innovador del lenguaje. Y, ante todo, recuerde, el Nobel de literatura no se gana tanto con la cantidad como con la calidad. Podría escribir mucho, si quisiera, pero he preferido centrarme en la calidad de mi pluma y en marcar en camino a las futuras generaciones de escritores. La literatura no murió en el siglo XIX como algunos aseguran. Simplemente estaba esperando mi llegada. Hablo con Dios y lo sé… Ah!. Y una cosa muy importante. No me beso por que no me llego. (Extractado de El Heraldo de Miami) |