La acusación popular pide tres años de cárcel para Fabra La acusación popular en el llamado caso Fabra ha pedido tres años de prisión para el presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, por el presunto delito continuado de falsedad documental. De la infinidad de casos de corrupción de los que se le acusa a Fabra, este hace mención a la falsificación de permisos para vender productos fitosanitarios (fertilizantes y pesticidas) a través de empresas a nombre de su esposa y la de Vicente Vilar, el empresario, antiguo socio de Fabra, que acabó denunciándolo. La Unión de Consumidores y Usuarios (UCE), personada en el caso Fabra como acusación popular, ha pedido tres años de cárcel para Carlos Fabra. Previamente, la Fiscalía Anticorrupción ya había pedido dos años para el presidente de la Diputación de Castellón y una multa de 6.000 euros, según ha informado Radio Castellón. Autorizaciones del Gobierno Según el fiscal, Fabra habría acordado con sus socios falsificar documentos y certificados para conseguir el mayor número posible de autorizaciones del Gobierno de José María Aznar para la comercialización de productos fitosanitarios que elaboraban empresas en las que participaba su mujer. “El mayor número posible” La Fiscalía Anticorrupción considera que el político –que está imputado en media docenas de causas diferentes- acordó con sus socios en una fecha no concretada que presentarían documentación manipulada “si era preciso” para poder conseguir “el mayor número posible de autorizaciones” del Ejecutivo para la comercialización de productos fitosanitarios. Sellos falsos para firmar informes técnicos Dichos productos eran elaborados por dos empresas en las que participaba su esposa, Amparo Fernández, y la de su socio Vicente Vilar, empresario y también imputado por la misma causa. El Fiscalía entiende que ambos llegaron a fabricar “sellos y cuños”, que “fueron proporcionados” por Fabra, y que simulaban las firmas de empresas indias y chinas. Con ellos, el presidente castellonés simulaba “informes técnicos” e imitaba “documentos supuestamente emitidos por laboratorios de India y China” que certificaban la buena calidad de los productos. Cambio de las composiciones de los productos El sistema utilizado supuestamente por los imputados consistía en cambiar sobre el papel la composición de las materias primas y firmar los análisis con las rúbricas y sellos de firmas falsificados. Los productos aprobados gracias a esta documentación falsa fueron comercializados durante más de dos años, hasta que en 2005 el Ministerio de Agricultura inició una investigación por la que halló indicios de la manipulación. Los productos dejaron de comercializarse en 2006. |