10/08/2009
Olivo de Verano
De Cospedal: "Penalty y expulsión"
María Dolores de Cospedal aunque a tenor de sus recientes declaraciones no lo parezca, es la número dos del PP. Y digo que no lo parece porque las declaraciones que ha realizado son más propias de una recién llegada a la política, de un vocal de bajo perfil de un comité de aldea o de un activista antisistema y marginal. Cospedal, tal vez perturbada por una súbita insolación marbellí o por una noche dilatada en Puerto Banús, ha sucumbido al poder mediático frente a la actitud responsable que debe exigirse a alguien que puede ser en un futuro miembro del Gobierno de España. La secretaria General ha cruzado esa delgada línea que separa el interés partidista de la defensa del Estado y de la esencia de la democracia.
Afirmar como ha hecho que Zapatero pone más énfasis en hurgar en las heridas de la trama Gürtel que en luchar contra ETA, y a renglón seguido no sólo no rectificar sino meterse totalmente en el charco acusando al Gobierno, Judicatura y Fuerzas de seguridad, sin la más mínima prueba, de realizar escuchas telefónicas ilegales a dirigentes del PP, es cuando menos algo que si no es capaz de demostrar, le debería costar la inhabilitación política a perpetuidad.
Esta chica no es la Cospedal que nos vendieron. No es el rostro amable que venía a sustituir a los duros retrógrados de Aznar, Acebes, Zaplana o Cascos. Para colmo rehabilitan a un personaje tan reaccionario, siniestro y peligroso como Federico Trillo yendo de la mano y juntos en la estrategia. Cospedal ha echado por tierra en un día toda la táctica centrista del PP en años. Quien es de derechas de toda la vida difícilmente ocupará el centro al menos por convicción y actitud sincera. Ya saben aquello de “quien nace lechón…!
El Partido Socialista tiene la ocasión idónea ahora para que las insidias infundadas en política se acaben y para que el tener bula, atrincherándose en el escudo que da el ser cargo nacional y poder decir la primera barbaridad que se venga a la cabeza, se destierre definitivamente. Nadie tiene patente de corso en democracia, nadie está por encima de la ley y Cospedal al igual que cualquier ciudadano, debería saber que no se acusa sin pruebas y que poner a España a la altura del betún y a nivel de una democracia bananera con infundios falsos e indemostrables tiene su precio. Y ese precio que en el argot futbolístico se llama "penalty y expulsión", en política es “al juzgado y dimisión".
Es inadmisible acusar y decir como ha dicho González Pons que ya lo demostrarán más adelante. Y rayando ya el ridículo por antonomasia, pedir al Gobierno que aporte pruebas de que las acusaciones son falsas cuando debiera ser el PP quien las aporte previamente, es un ejercicio de chulería y cinismo político sin precedentes en la democracia.
Si el PP quiere tapar vergüenzas, ocultar su implicación en Gürtel, negar que Camps mintió cuando afirmó que pagaba sus trajes, cerrar los casos de espionaje en Madrid, esconder a Bárcenas y a los alcaldes de la Sierra de Madrid imputados y que no se sepa mucho de los detenidos en Palma, que se pague una campaña de márketing, que deje a Arriola sin vacaciones o que se haga el harakiri, pero por favor que no ponga en solfa el sistema democrático para que no nos equiparen con un gobierno de su amigo Berlusconi. Se trata de algo tan simple como una cuestión de Estado o de asumir el ideario democrático ¿Tan difícil es eso para el Partido Popular?
*Juan Luis Valenzuela es Coordinador de El Plural en Andalucía
(¿qué le pasa a Cospedal en la mirada

la ví el otro día en el reportaje de televisión y es como si no tuviera expresion. O era que no tenía convicción?)