propaganda del gobierno Los Presupuestos Generales del Estado para 2013 que acaban de hacerse público la pasada semana destinan a “Cobertura Informativa de la Presidencia del Gobierno” 60 millones de euros, más del triple de lo atribuido a dicha partida el año anterior, que fue de 17 millones. Al parecer, cuanto menos aparece el presidente más cuesta cubrirle, lo que no deja de ser una apasionante paradoja. La única autocrítica que suelen permitirse los gobiernos de cualquier colorido político es, en efecto, la de constatar fallos en comunicación. Y no solo los gobiernos. Muchas empresas tratan de camuflar sus errores de gestión en campañas de imagen. Las compañías y organizaciones de todo tipo que más tienen que esconder son las que más gastan en “reputación corporativa”. Sustituyen la transparencia informativa por el marketing. Por el contrario, empresas como Inditex, la propietaria de las tiendas Zara que arrasan en medio mundo, tienen a gala no hacer publicidad. No niego la eficacia de la publicidad pero la experiencia demuestra que cualquiera puede vender humo durante un tiempo, en general poco tiempo, pero al final es la realidad la que se impone sobre la imagen. Por mucha publicidad institucional que se reparta entre los medios, por mucho que se manipulen los medios de difusión estatales como Televisión Española o Radio Nacional de España, por muchos esfuerzos que se apliquen a la alquimia moderna, la que trata de transformar los errores en éxitos, no se conseguirá que la opinión pública cambie la visión que tiene de la gestión gubernamental. Como decía Abraham Lincoln: “Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo”. Mucho me temo que por mucho que triplique el presupuesto de comunicación este Gobierno no engaña ya a nadie. José García Abad es periodista y analista político |