Alcolea de Calatrava - Ciudad Real

Durante estas fechas de precampaña electoral, nuestros oídos se encuentran sometidos constantemente a un bombardeado de informaciones y noticias acerca de todo lo relacionado con la denominada “democracia”. Pues bien, hace tiempo que un servidor dejó de creer que la actual situación política de nuestro país tenga un adecuado encaje conceptual dentro de este bello término.

En primer lugar, acotando el significado de tal concepto, buscando el sentido primigenio de la palabra, se supone que debería hacer referencia a una situación política en la que el poder y la toma de decisiones recayesen sobre el conjunto de los ciudadanos de un determinado grupo , los cuales ejercerían dicha función mediante los mecanismos de participación establecidos a tal efecto, depositando su confianza en representantes legítimos a través del voto libre e individual.

Pues bien, cuando el panorama político y social en el que vivimos, el cual supuestamente debería estar constituido en base a esas máximas y principios democráticos, en realidad se encuentra inmerso en una crisis política e ideológica tan perversa como la que nos azota actualmente, uno no puede sentir otra cosa que no sea una inmensa tristeza:

-Tristeza, porque veo un país sumido en un abominable bipartidismo tan perjudicial como irrefrenable, un país en el que muchos ciudadanos ya no votan en base a programas electorales atractivos, valores ó ideales de justicia, sino que ejercen uno de sus más preciados derechos con el único objetivo de impedir que el partido político rival llegue al poder, ofreciendo de tal forma su apoyo a la opción “menos mala”.

-Tristeza porque la libertad de pensamiento, condición sine qua non para que el voto sea realmente democrático , para dotar a dicho mecanismo de su plena efectividad y alcance, se encuentra cercenada por unos medios de comunicación totalmente polarizados. Unos medios abyectos capaces de moldear la información hasta el extremo de convertirla en propaganda partidista, capaces de prostituirse intelectualmente hasta el punto de llegar a perder su sentido originario.

-Tristeza, porque la denominada separación de poderes no es más que una supuesta realidad tan añorada como vaga e ilusoria. Porque la constitución de los altos órganos judiciales se modifica a voluntad de la fuerza política dominante. Porque la independencia judicial no es otra cosa que una gran falacia al servicio de nuestros mandatarios, los cuales se acogen a su supuesta legitimidad para articular las diferentes herramientas legales de forma partidista, más allá de los usos inicialmente otorgados por nuestra Carta Magna.

-Tristeza, porque mientras una serie de ciudadanos con pensamientos manipulados y radicalizados se enfrentan en lugares como este foro, sus queridos representantes trabajan con el único objetivo de separar, de escindir, de encontrar un argumento válido para continuar su ofensiva política y llegar así a ocupar el trono del poder.

-En definitiva, durante días como estos me siento muy triste. Triste ante un panorama social desolador que no ofrece visos de remisión. Triste ante una crisis global que, lejos de limitarse a ámbitos estrictamente económicos, azota despiadadamente a la sociedad civil en su conjunto. Triste, porque los derechos civiles y políticos de los ciudadanos se diluyen inexorablemente en unas turbias aguas que diariamente son testigo de la muerte de nuestra libertad.

“All in all you're just another brick in the wall”(Pink Floyd. “The Wall”, 1979)

Comparto plenamente lo que dices, Gracias por tus reflexiones, pero frente a la tristeza que es real, nos queda la esperanza y la creatividad, aunuqe todavia no sepamos muy bien por donde ejercerla.

La libertad nunca muere, somos nosotros los que renegamos de ese inmenso privilegio.

Si, eso suena muy bien y sería lo deseable, pero desgraciadamente la realidad es otra bien distinta.

la realidad es que cada mañana sale el sol, si lo ves ¡ estas vivo !, y si estas vivo tienes que luchar ¡ hay tienes tu libertad ! ¡ LUCHA !.

Perdona, pero eso que me dices tendría mejor aplicación en una película de fantasía épica que en la situación actual real en la que nos encontramos.

Por supuesto que lucho todos los dias, pero eso no impide que no seamos otra cosa más que un pequeño ladrillo en un inmenso muro. Un ladrillo tan minúsculo, que su misma ausencia pasaría totalmente desapercibida.

las películas de fantasía son las que " quieren y han grabado en nuestro pensamiento y lamentablemente en nuestra cultura en general. Nos están educando para asumir la corrupción ,(¡ todos son iguales ! ), carecer de principios éticos y morales ( ¡ tu harías lo mismo , si pudieras !), y lo mas grave , (SUMISIÓN ) ante cuatro jalapollas con graves problemas ante el verbo SER.


Intenta SER EL MURO, olvídate del minúsculo ladrillo, ¡te costara!, pero si de verdad LUCHAS, disfrutaras de tu LIBERTAD.