Abenójar - Ciudad Real

Buenos días, hemos perdido a nuestro perro, un podenco portugués color canela con un mancha color blanca en la frente y con la pechera blanca, que responde al nombre de Neo. Se perdió el viernes en la zona del puerto. Por favor si le habéis visto o sabéis de alguien que le haya recogido, poneos en contacto conmigo, soy Hilario Nieto Navas y mi teléfono de contacto es 662550465. Vivo en la Carretera de los Pozuelos nº 14 (Abenojar). Muchas gracias

El sábado creo que vi un perro así, con otro más grande negro, en el bar los peques, en Cabezarados. Suerte

gracias

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Hola Hilario, qué tal, cómo va. Soy Anreíta, una vecina del pueblo. Me dirijo a ti para decirte que no sé si, después de dos años y medio, tu perro habrá aparecido ya, lo que sí sé es que el otro día dieron unas imágenes por la tele, no recuerdo qué canal, de un tal Stefan Krause paseando a unos cuantos perros. Y uno de ellos era un podenco portugués llamado Barrosito.

Tal vez fuese el tuyo a no ser que el tuyo lo encontraras hace tiempo.

Bueno, en cualquier caso te comento lo que vi en el programa de la tele, por si aún estuviese el animal perdido y tienes alguna esperanza en encontrarlo. Por lo visto, según comentaba este ciudadano llamado Stefan K., que era entrevistado para un documental sobre el rescate a los PIIGS, él, por culpa de esas sociedades GIPIS y báquicas de la fiesta eterna, decía, estaba pluriempleado en varios trabajos basura para sacar a los suyos adelante y alejarlos de las penurias de esta crisis. Este señor trabaja, desde 2008 --tras haber superado unos durísimos y penosos trámites burocráticos (impropios incluso del mismísimo Klamm, el personaje más kafkiano de Kafka) que le permitieron conseguir el trabajo--, como encargado y supervisor de uno de los módulos (o establos) de la explotación global agropecuaria Panoptic & Company, una sociedad ilimitada y limitante de la que es propietario, y fundador, el etéreo empresario, y capitalista voraz, Don Dios Mercado del Dinero.

Según decía el entrevistado Stefan K., y al igual que sus compañeros Josef Ackermann, Mario Draghi, Christine Lagarde, Merving King y J. P. Morgan, se dedicaba, también, además de trabajar de sol a sol en la granja del señor DiMerDi, al mantenimiento de la gran mansión de su intangible jefe. Y es que, según decía Stefan K., él y sus amigos tienen que hacer ese trabajo si es que quieren salir adelante. Y así, comentaba K., últimamente, él y sus amigos, a parte de barrer la miseria de los suelos sobre los que pisa Don DiMerDi, de preparar las calderetas de (ingenuo) cordero y de chivo (expiatorio) que come y cena cada día el jefe, y aparte de limpiar los báteres en los que vomita y evacua tras sus excesos dicha eminente personalidad, últimamente, K. y sus compañeros, han estado abrillantando pintando y repintando los enrejados de la finca agropecuaria para que, ésta, sin perder un ápice de ese carácter contundente y opresivo que debe poseer tan foucaultiana explotación, siguiese sugiriendo libertad a los que están dentro. Por último, comentaba Stefan K. que, además, en sus ratos libres, al igual que sus compañeros de trabajo, también se ve obligado a sacar a pasear los perros de su jefe, el Señor Don DiMerDi, si no quiere perder su trabajo en la empresa agropecuaria. Decía que hace todas esas faenas precarias o trabajos basura para poder sacar adelante a los suyos. El pobre… Y, a pesar de todo ese trabajo precario y alienador que realiza, K., se considera a sí mismo, al igual que Bob Esponja cuando somalla las burguers cangreburguer, un entusiasta de la vida y un emprendedor nato, un quijote creador de nuevas realidades que no pide casi nada a cambio frente a sus sanchopancistas compañeros de trabajo que están ansiosos de que el jefe les conceda privilegios e ínsulas de Barataria. Stefan K. tiene más moral que El Alcoyano Club de Fútbol.

En fin, Hilario, y ya refiriéndome al problema concreto de tu perro, que, mientras entrevistaban a Stefan K., esto es, al que se cree el Bob Esponja de Panoptic & Company en medio de sus compañeros Calamardos, aquél llevaba atada la rehala de perros de Don DiMerDi, ese Sr. Joward Insulso de nuestro mundo.

(El Sr. Insulso es un personaje que aparece en el capítulo “La Venta” de la serie Bob Esponja. Consulta, si lo deseas:
https://ww.rtve.es/infantil/videos-juegos/#/videos/bob-esponja/todos/venta/1007361/ )


Cada uno de los canes que llevaba K. iba sujetado con una correa de piel de cocodrilo, muy bonitas y valiosas todas, la verdad, y con piedras preciosas engarzadas a lo largo de las mismas. Según decía K., su jefe mostraba tanto o más cariño por sus perros que por sus empleados. Además, la mayoría de los animales eran de pedigrí exclusivo, salvo uno, que era un chucho callejero engendro de mil razas. Ese día le tocaba a él, a Stefan K., sacar los perros a que defecaran en mitad de la finca. Decía que, eso sí, él, K., se limitaba a sacar los perros, y que eran otros los que recogían los truños que dejaban los chuchos por todos lados. Menos mal.

Llevaba un par de obstinados shar peis. Mahoh, se llamaba el abuelo, y Jin-yang-tao, era el nieto, y no paraban de enfrentarse entre sí. No sé qué les ocurriría. También había una rottweiler, llamada Merquelia, que no paraba de ladrar a otros tres de ellos, uno era un obediente ovejero siciliano llamado Mamontisi que no dejaba de asentir, otro era Rajoima, un pachón que no paraba de babear, y el último era un perro callejero griego llamado Kanelos, que era el único de los tres que le hacía cara a la rottweiler. Stefan K., además, también llevaba una perrigalga muy fina y noble, por la que su jefe, Don DiMerDi, según comentaba, había recibido algún que otro premio cada vez que la ha presentado a prestigiosos concursos internacionales, la animalita se llama Bobamaracka. Y, junto al podenco portugués Barrosito, el que pienso que es tuyo, llevaba un dogo de Burdeos, Françoisubvers, al que tienen que meter en vereda todavía ya que aún no ramalea bien a las ordenes de su dueño. Con ese dogo, Don DiMerDi, recientemente, según comentaba K., había sustituido a su querido Nicosharckie, un Bulldog francés bien valiente que le tiraba los tejos hasta a la rottweiler y que, el empresario global, se había visto obligado a deshacerse de él porque, desde hace unos meses, estaba aquejado de impotencia piorrea y rabia depresiva causada por la indiferencia que, últimamente, provocaba en los ganados del empresario. Nicosharkie ya no es lo que era.

Di Merdi es un empresario muy grande y competitivo y sabe cómo sacar el máximo rendimiento de su explotación. Está muy pendiente de su ganado de sus empleados y de sus perros. Hace poco que una parte del ganado apenas si producía y, encima, consumía demasiado. Di Merdi había instalado todo tipo de comodidades en la nave de esos rebaños, pero, sin embargo, no obtenía el beneficio esperado. Entonces decidió cortarles el chorro de pienso y los paseos por las praderas, así como desalojó a parte del ganado de algunos cubículos para meterlos junto al ganado encerrado en otros tantos. Los primeros días las manadas no paraba de quejarse. Entonces el empresario decidió atutarles los perros a esos rebaños hasta que se calmaran. Tras conseguir acobardarlos ha ordenado a sus empleados que canten a esos rebaños bonitas nanas que calmen sus miedos para que vuelvan a dormir tranquilos, a ver si así se recupera la producción. ¡Qué caprichosito es Don DiMerDi! No me extrañaría, Hilario, que tu podenco estuviera en sus manos ya que este empresario globalitario se apropia de todo lo que se le pone por delante, hasta de un inofensivo podenco portug…

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S.: ((Hola…, ¿se puede…?))

A.: ((…Ah, hola, Sovela. Qué tal…, …pero, bueno, ¿¡con quién vienes!? Pero si son Rope y Difre))

Ropecluda: ((¡¡¡Hola Anreíta!!! ¡¡¡Ya estamos aquí otra vez!!!))

Difrepanu: ((¡¡¡Hola guapa, ¿¡qué haces!?))

S.: ((Sí, eso, ¿qué haces…?))

A.: ((Pues mira, pues nada. Pasando la tarde… Pero, y vosotras dos, ¿qué tal estáis? ¡Qué sorpresa, chicas!))

R.: ((Hemos venido a pasar otra temporadita))

A.: ((¿Y quién os hospeda esta vez?))

D.: ((Pues nuestro anfitrión es el mismo que nos acogió la vez anterior, ya sabes, gente maja…Pero, a ver, contadnos cómo están las cosas por este pueblo…))

R.: ((Perdona que te diga Anreíta, no tendrás agua fresquita…))

D.: ((Ay, sí, guapa, danos un poquito de agua, que llevamos toda la tarde chaspando de unos y de otros…))

A.: ((Claro que sí, niñas, pos anda, cómo venís... Rope, acércate a la cocina y busca por la cocina el logalito-de-agua-flesquita que tengo… Oye Sovela, ¿sabes qué?))

S.: ((Cuéntame…, pero antes de contarme, dime: ¿qué estás escribiendo?))

A.: ((Pues eso es lo que te quería comentar, que estoy escribiendo otro mensaje para los del foro…, porque ¿sabes el golpe que hemos dao en el foro…?))

S.: ((No, no lo sé. Estoy desconectada del tema. No he visto el foro todavía…, anda, déjame ver qué escribes))

A.: ((Pues no hemos dao ni golpe. Qué fracaso, madrecita… Toma, échale un vistazo))

S.: ((Ya te lo dije, hijita.))

D.: ((¿Participáis en un foro?, ¿en cuál?))

A.: ((En uno del pueblo. Pero pasan de nosotras))

Ay Nairu, siento mucho haberte decepcionado. ¿De verdad has leído el mensaje? ¿Y no te ha gustado? ¿Ni un poquito? ¿En ningún momento te resultó sarcástico o inteligente o poderoso?

Nairu, yo que pretendía cuestionar el capitalismo y el poder establecido, y, resulta que la crítica me ha salido rana. Y mira que he intentado escribir algo rabiosamente lúcido, y lucido, apoyándome en la literatura y en diversas teorías de las ideas. Pero supongo que tendré que aplicarme más. Seguramente lo único que habré conseguido es quedar en ridículo y decepcionar a los muchos que piensan como tú, y como yo, ¿verdad? De veras que lo siento mucho Nairu.

Anda, anímate, hoy que es domingo, y enséñame alguna noción que me permita desarrollar esa fina ironía tuya tan contundente con la que combates la ignorancia, la tontuna, la incultura, la ambición de poder y dinero, y la cafrería.

Si tienes tiempo, por supuesto. No quisiera que perdieras el tiempo conmigo.

Un saludo.