Chóvar - Castellon

Érase una vez un pequeño país en el que “todos” vivían felices. Un día le surgió un problema a la mamá más culta; quería que su hijo que estudiaba música no tuviera que desplazarse al país vecino para hacerlo, así que pensó: “voy a crear una escuela de música”. Se convocó a los habitantes y se les dijo: “queremos crear una escuela de música, podéis apuntaros todos los que queráis”, como además esta mamá era tan desinteresada añadió: “tranquilos que la Corte-de la que ella era miembro- sufragará parte de los gastos”. Y así se hizo. Como prerrogativa después de semejante hazaña pensó que podría elegir horario de estudio para los suyos, pero no fue así.
Llegó un día en el que tan afanada estaba en preservar la cultura, que junto con la Corte decidieron no dejar organizar al pueblo sus festejos populares. El pueblo se enfadó, ni se calló ni se estuvo quieto, y aunque los miembros de la Corte cerraron puertas y ventanas de sus fortalezas, la voz y las palabras del pueblo se les colaban por todos los rincones…
Y colorin colorado este cuento aún no se ha acabado.