Castillo de Villamalefa - Castellon

¿A quien no le gusta en verano comer, beber, ligar, tumbarse a la sombra-sol, escuchar música, salir de marcha, bailar y tomar copas. Pues de eso va esta historia. Con recomendaciones sobre música, cubalibres, chupitos, restaurantes y una receta para un riquísimo pincho de anchoas. Venga, va por vosotr@s y en especial por mi chica preferida del foro... (Como el cuento es un poco largo os lo dividiré en trozos que colgaré en distintas fechas) ¿Se os ocurre algún título.

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A la vera de la gaolinera, sentada en el banco del lavacoches, ella lloraba. Con suave cadencia las lágrimas rodaban persistentes por la tersa piel de su rostro cándido. Era un llanto permanenete, profundo, sereno, alejado de la rabieta intempestiva, nerviosa y fugaz. Un llanto proveniente de la soledad, del desamparo, de la incertidumbre. Juro que me hubiese acercado igual aunque su aspecto físico no fuera tan despampanante. Era de Cavaillon (Francia) Me contó que había perdido en el FIB la mochila con todas sus pertenencias además del billete de tren y el dinero. Que volvía en autoestop, pero tuvo que apearse en marcha cuando de las insinuaciones, aquellos sinvergüenzas pasaron a los hechos. Además tenía hambre y estaba cansada. La invité a comer. Atestiguan que tenía hambre una ensalada con angulas, una dorada al horno y un grueso bistec emergiendo de entre la copiosa y variada guarnición. Todo profusamente regado con la rica sidra de La Sidrería de Benicassim. Tampoco pudimos negarnos a una exquisita emulsión de fresas y coco asperjada con trozos de mango, oferta irrechazable del maestro Ansu.
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Hasta aquí la introdución. Seguire contando. Salud a tod@s

SEGUNDA ENTREGA

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Cuando llenó el estómago pude apreciar por fin como resplandecía la luz de su risa al descorrer el rojo carmesí para mostrar sin tapujos, desinhibida, sus blancas perlas impolutas... Aquel ¡GRACIAS! acariciome cual lisonja, diluyendo la melancolía de solitario lobo estepario. Deambulamos por mis sitios habituales que, aunque nada especial, suelen cerrar a altas horas de la madrugada como es lógico en un empedernido y confeso noctámbulo. Yo bebí gin tonic y pedí música de Los Suaves y Barricada, de Rosendo y El Último Ke Zierre. Ella navegaba en la indiferencia trepidante hacia el heavy metal endulzando la noche con chupitos de Moscatel Carmelitano. Tornamos a mi casa... un poco achispada ella y yo más pasado de copas que Sabina sin concierto. En el fragor del desenfreno, entre la nebulosa etílica y el bombardeo de la música, paréceme vislumbrar, difuminada en la vorágine de la noche, una porfía entre ella y yo, la osadía beoda por mi parte de jugarnos un "polvazo" y la terquedad juvenil, el desafío gratuito por su parte de asumir el reto: .-De acuerdo... ¿O lo habré soñado?
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Quedan tres entregas más. ¿Se os ocurre algún título? ¿Modificamos algo?

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Rescatome de la profunda hecatombe resacosa y soñolienta un fuerte olor a café reciente. Tras una sosegada ducha me senté ante la taza humeante. Sobre la mesa reposaban las tostadas con mantequilla, una bandeja de embutidos, jamón y un plato con la sabrosa salmorrina buceando bajo el dorado néctar verdoso de nuestros olivos (Para alguien con gustos minimalistas resulta sin par manjar una sangrante raja de tomate sobre la rebanada de pan, encima medio huevo cocido, espetadas en la yema dos anchoas, ese todo recubierto con una sábana del rojo pimiento asado en leña, y el conjunto rezumando el rico oli de oliva) Ella había repasado profusamente mi nevera y la alacena, disponiendo aquellas viandas que devoré ganoso.
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ESTA HISTORIA ES INTERACTIVA: ¿NADIE APORTA NADA? ¿A NADIE LE APETECE JUGAR?... MAÑANA MÁS