Arañuel - Castellon

Los chivatos de la Pajín no me molan
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VENDETTA
¡ A denunciar, a denunciar, hasta enterrarlos en el mar! Esto lo cantaban los papás de la Pajín. Mapajín y Papajín, los caciques de Benidorm, educaron muy bien a la niña. Tan bien que es ministra por partida doble.





El clan pajiniano, desde Benidorm, ha colocado a la niña. No es cosa de mérito, Zapatero necesita estar rodeado de mediocres para resaltar su gran altura de estadista. Ahora que la cosa económica está muerta, tan muerta y amortizada como sus prejuicios de escombrera, ahora, necesitan chivatos.

Chivatos ya tienen en Cataluña. El oasis, convertido en charca amarilla, recibe denuncias de los chivatos. Los chivatos pueden arruinar a su vecino con una buena multa por rotular en español.

Ahora toca perseguir a los fumadores de tabaco. La Pajín necesita chivatos que denuncien a hosteleros, chivatos a las puertas de los colegios o de los hospitales, chivatos que denuncien y recauden después de lograr que el tabaco salga más caro que la marihuana.

Yo ya tengo un metro comprado en el Carrefour. Es un metro de I+D+i y calcula, perfectamente, los cien metros que la Pajín marca entre un cigarro y un colegio, entre un puro y un hospital, entre una pipa y un parque infantil.

Bendita modernidad, la de mi metro, no la de la Pajín.