Trebujena - Cadiz

A los políticos españoles les cuesta mucho trabajo dimitir. Como el que va a continuación, podríamos poner algunos ejemplos:

Se presentó a elecciones generales y obtuvo un número de votos que era el mínimo de la serie histórica de su partido, pero no dimitió.

Luego dijo al rey que contaba con apoyos suficientes para su investidura como Jefe del Gobierno, presentó en el Congreso su candidatura que fue rechazada y tampoco dimitió.

Tras el plazo establecido por ley, presenta en el Congreso, por segunda vez, su candidatura, que también fue rechazada, y tampoco dimite.

Tras el plazo establecido por ley, se presenta de nuevo a elecciones generales, vuelve a obtener un mínimo histórico de votos de su partido —que ya era el mínimo anterior— y tampoco dimite.