Aguirre insiste en sus ataques a Cobo y Sáenz de Santamaría no valora la La guerra fraticida que vive el Partido Popular en Madrid continúa pese a que Rodrigo Rato ya preside Caja Madrid. Tras una breve tregua entre el alcalde, Alberto Ruiz Gallardón, y la presidenta regional, Esperanza Aguirre, la propuesta de sanción al número dos del consistorio y el desliz de ésta ante un micrófono abierto ha devuelto el protagonismo a la lucha entre ambos. Una batalla que el PP prefiere soslayar y, en último extremo, achacar a la legislación vigente. Hoy mismo, en una entrevista concedida a El Mundo, Aguirre reitera que, en su opinión, el vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, no debería figurar en las listas de las elecciones municipales previstas para 2012 tras la sanción que, previsiblemente, supondrá su suspensión de militancia por un año por las declaraciones contra Aguirre realizadas en EL PAÍS el pasado mes de octubre. Aguirre reitera en la entrevista que el "hijopunta" que captaron los micrófonos el pasado viernes no se refería a Gallardón, sino a un consejero de Caja Madrid. Un consejero, Fernando Serrano, afín al alcalde y que se ha quedado sin asiento a favor de Izquierda Unida, según reveló la presidenta, algo que Mariano Rajoy sabía desde hace un mes. La locuacidad habitual de la presidenta madrileña contrasta con el mutismo de esta mañana, informa Efe.El acto de Aguirre en una residencia infantil ha suscitado gran interés entre los medios de comunicación por ser la primera convocatoria pública desde su desliz ante los micrófonos. Pero la presidenta ha zanjado, cuandolosperiodistas le hanpreguntadosobreelasunto:"Yo hagomuchasdeclaraciones,perohoyno". En cambio, sus declaraciones en la entrevista han servido al propio Cobo para preguntarse qué hubiera pasado si hubieran sido él o Gallardón quienes hubieran sido los protagonistas de la ya famosa conversación entre Aguirre y su vicepresidente, Ignacio González. La reactivación de la guerra entre Gallardón y Aguirre parece preocupar más al Gobierno que al propio PP. En una entrevista en Antena 3, la portavoz popular en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, ha soslayado el asunto y lo ha enmarcado en el plano personal. Según Sáenz de Santamaría, es "normal" que en un partido con 700.000 militantes haya "diferentes maneras de abordar las cosas", siempre bajo unos principios "únicos" y un discurso basado en la libertad, la igualdad de oportunidades y la necesidad de impulsar reformas económicas. Sin embargo, para la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, la literalidad de las palabras de Aguirre ("que ponen de manifiesto la necesidad de la asignatura de Educación para la Ciudadanía") revelan que "cuando se trata del poder, el PP es más intervencionista que nadie". Salgado, en declaraciones a TVE, no ha querido valorar el insulto de Aguirre ya que considera "más grave la pregunta de qué armas tenemos". En un momento de la conversación con González, Aguirre asegura que "ellos [sus rivales en Caja Madrid] van a presentar lo de la ley" [una reforma legal para ampliar el número de consejeros] e inquiere a su vicepresidente por las armas que tienen contra sus adversarios en la entidad. Para la vicepresidenta económica es la prueba del "deseo de intervenir" y de que "la batalla continúa" dentro del PP. Algo más concreto que su jefa de filas se ha mostrado el portavoz económico del PP en el Congreso, Cristóbal Montoro, quien ha culpado de la guerra entre Aguirre y Gallardón a la Ley de Cajas que, en su opinión, deja los consejos rectores en manos de los políticos, algo que el PP propone cambiar ya que "no es bueno que desde la política se esté trasteando en los consejos". Según Montoro, la expresión de Aguirre captada por los periodistas demuestra que los políticos "hablan como la gente" de la calle.
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