Ciudadano Pepe Vázquez. Miguel Alberto Díaz CUANDO preparábamos con nuestro amigo común José Antonio Núñez la celebración en esta Comarca del 14 de Abril, Día de la República, en una ocasión llamé por teléfono al alcalde José Vázquez y él, con su voz inconfundible, me invitó a llamarle "ciudadano Pepe Vázquez". Porque, si para él era un tremendo orgullo haber sido elegido alcalde de su pueblo, no es menos cierto que la palabra ciudadano acercaba y nos igualaba en el trato sin perder ni un ápice del respeto que hacia la primera autoridad de una ciudad se tenía que tener. Sí, amigo lector, Pepe Vázquez era una persona de convicciones profundas y, por lo tanto, y más allá de los intereses coyunturales que el devenir político pudiera provocar, siempre defendió sus ideas con la misma coherencia en su vida pública como en sus momentos más íntimos. Y es que, como decía, era un republicano que, sabiendo que difícilmente iba a poder conocer en vida una nueva forma de Estado, en la que se elige hasta el máximo jefe del mismo, siempre defendió sus ideales pero, a la vez, acató los mandatos que los españoles nos hemos dado por medio de la actual Constitución. Nació en el exilio y luchó con uñas y dientes por conquistar el estado de libertades que disfrutamos. Y lo hizo en un pueblo, San Roque, que es sinónimo de vanguardia en la defensa del progreso, de la cultura y de la justicia social. Yo creo que en la grandeza de San Roque influyen los muchos matices, las muchas sensibilidades que provocan las características del término municipal pero, sobre todo, de su comprometida gente. Y eso Pepe Vázquez lo sabía bien e intentaba, con su paciencia y su sapiencia, armonizar los distintos puntos de vista defendiendo el municipio como un solo y enriquecedor proyecto común. Tengo también aún claro en la memoria el recuerdo de la alegría que le produjo a nuestro amigo Pepe mi invitación, en calidad de secretario de CCOO, para que participara en la celebración del 1º de Mayo. Se daba la circunstancia de que esa sería su primera vez, ya que, haciendo gala de una gran coherencia, y dado que era empresario, no fue hasta que su pueblo lo eligió como alcalde, cuando se decidió a ser uno más, representando a los sanroqueños en la gran fiesta de los trabajadores. En esa y en otras muchas ocasiones tuve el honor de caminar con él en esa manifestación que pedía justicia social. No sé, sinceramente, qué va a ocurrir en los próximos días en la Corporación sanroqueña, ni qué políticas de acuerdos se pueden dar, ni mucho menos qué alcalde o alcaldesa puede ser elegido, ni me atrevería a pronosticar una decisión tan importante, que sólo pueden tomar (por suerte) los representantes de los ciudadanos. Lo que sí sé es que Pepe Vázquez ha dejado una impronta de honestidad, coherencia y compromiso social y político con su pueblo que va a marcar el camino que se abre a partir de ahora. Hasta siempre, ciudadano Pepe Vázquez.
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