DE VERGUENZA “A quien hay que culpar es a los obispos, a los cardenales, al Papa, que sabían lo que ocurría y no hicieron nada” VARIOS PERIODICOS publican una serie de testimonios de víctimas de religiosos pederastas que pondrían los pelos de punta a cualquiera. Y eso que ninguna relata las infames agresiones padecidas. Por el contrario, las víctimas de abusos cuentan cómo es su vida cotidiana o la de su familia tras una experiencia tan dura. Los relatos en los que lo cotidiano adquiere una dimensión traumática van del de un padre que nunca ha podido abrazar a su hija al de un jubilado por discapacidad pasando por las historias de cientos de familiares sepultados por el sentimiento de culpa. Con todo, lo sorprendente no es que la mayoría de ellos hayan perdido la fe o se declaren ateos sino que algunos hayan logrado perdonar.
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