Jédula - Cadiz

Viendo por primera vez las imágenes de la campaña de la UGT en contra del contrato juvenil propuesto por la CEOE, con un esforzado liberado sindical ofreciendo sus cuartos traseros a la cámara, uno creía que se trataba simplemente de un homenaje La Moncloa, haciendo referencia a la posición anatómica que mantienen los sindicatos desde que Zapatero llegó al poder.

Pero no se trataba de una representación visual de la relación entre sindicatos y Gobierno, sino de la expresión del rechazo de los liberados sindicales hacia la posibilidad de que cualquier joven de España pueda encontrar un trabajo remunerado. Y es no hay nada que provoque más pavor en un sindicato de clase (alta) que la posibilidad de que alguien decida libremente si desea o no aceptar un contrato de trabajo, porque si el ejemplo cunde igual algún día la gente se da cuenta de que su labor es innecesaria y muchos de los actuales liberados tendrían que ponerse a trabajar, con el drama social consiguiente.

A todos nos gustaría tener un sueldazo fijo trabajando lo justo o más bien nada, pero para eso hay que ser diputado o sindicalista, porque en la vida real las cosas funcionan de otra manera. Sin embargo, si algún joven decide comenzar su vida laboral aceptando una modalidad de contrato menos exigente que las que existen normalmente en tiempos de bonanza económica, ahí están unos señores que supuestamente representan sus intereses para impedírselo.

Y es que la alternativa a aceptar un contrato liberado de cargas empresariales excesivas no es otro con mayores garantías en caso de despido, sino seguir engrosando las listas de desempleados y viviendo en casa de los padres. En momentos en que la economía crece es un agravio a la libertad del individuo, pero en momentos de gravísima recesión económica es sencillamente letal.

Por otra parte, sorprende que un gesto tan sencillo como el de la campaña del culito sindical necesite un manual visual de instrucciones detallando el proceso paso a paso, pero nadie mejor que la UGT para conocer el nivel intelectivo medio de sus afiliados y simpatizantes.
texto original Libertad Digital

pues eso mas claro agua¡¡¡

gracias por el articulo munin

Yo coincido con el artículista en su apreciación del papel que los sindicatos desempeñan: no representan a casi nadie, y han estado haciendo la vista gorda y la pelota al gobierno, mientras “Super Zapatero” ignoraba la crisis, ocupado sobre todo en darse gloria a sí mismo con propaganda y más propaganda. Pero el que ha propuesto el contrato no es precisamente un ejemplo a seguir. Otro maestro ciruela que ha dejado a todo el mundo colgado (debe a clientes, proveedores y las nóminas de los trabajadores), y ahora pretende dar lecciones. Libertad para contratar es lo que quiere, o sea, que pacten líbremente el sueldo (sin salario mínimo ni convenio), sin derecho a despido, ni a desempleo, y sin cotizaciones para el empresario. La ideología liberal que el artículo defiende, está muy bien cuando hay igualdad de fuerzas, pero no cuando hay tantos millones de parados, y tantos desesperados al borde de la miseria, españoles o inmigrantes. Qué fácil es para “el del taco”, decir que el trabajador es libre de elegir si quiere el contrato o no, porque saben que “a mucha hambre no hay pan duro”, y que la necesidad obligará a aceptar cualquier cosa. Entiendo que los trabajadores tenemos que renunciar a algún derecho o moderar salarios (empezando por los que mejor lo tienen), pero la solución no es poner despido libre y contratos basura, para que “los empresarios liberales” despidan a los que ganan 1500 y los sustituyan por otros que cobren 600 y sin seguros sociales. Eso no es una “salida a la crisis”, eso es pura y simplemente caradura. Hay que hacer un esfuerzo, pero para creernoslo tendrán que empezar ellos, quitando el sueldo a la mitad de los políticos, empresas públicas y liberados de este país, controlando el despilfarro de los ayuntamientos y las autonomías o cerrando las diputaciones. Y los diputados que se jubilen como nosotros (ni más ni menos), no que con siete años ya tienen derecho a la pensión máxima. Pero por ahí no irán, no, porque en esa salsa mojan todos.