Grazalema - Cadiz

Tengo setenta y seis años y nací en la parroquia de Darbo, concretamente en San Pedro,que pertenece a Cangas de Morrazo,provincia de Pontevedra, un pueblo, una aldea en años que eran malos. El pueblo era todo trabajar para los armadores; a la sardina, al bonito..., trabajar para ellos. Andabas cuando era el tiempo de la sardina descargando los aparejos en el muelle como esclavos. Había muchos barcos de la sardina en el mes de junio al de agosto. Ïbamos primero al bonito para allá en septiembre ir a la sardina. Marchabas por la tarde y a la mañana regresabas, si cogías mucho pescado tenías que ir a la fábrica a descargarlo a hombros, tirarse a la mar a coger las cajas de las sardinas, había que descargarlo como si fuera una playa, muchas fábricas no tenían muelle. De esclavo, siempre de esclavo....

...La sal resecaba tanto mis manos, que podían simular el contrachapado de mi vieja barcaza, mis labios sangraban del poniente seco, helado y cortante como la navaja mellada de un barbero loco.

Ni el bonito, ni la sardina daban para llenar la alforja, con los cuartos que nos daban de milagro nos llegaba para pagar la guita con que remendábamos las pasadas redes ambarinas.
Los “quitavidas”, como les solíamos llamar se pagaban algo mejor al peso en las lonjas sucias de Bilbao, pero su precio no compensaba el tener que agarrarte a las puntiagudas rocas cuando la bajamar llegaba, atado con una soga mohosa y curtida de salitre, que se mecía al vaivén caprichosa de las nerviosas olas cantábricas, la vida en un suspiro solo para coger los percebes, "los quitavidas", que luego pagaban a dos cochinos reales el kilo…

Aldeitas muy pobres, lo que tenía es que todo el mundo tenía una casita aunque fuese poca cosa..., todo el mundo tenía una casita y cuatro vacas, una oveja y vivías de eso. Antes de la guerra nadie pasaba hambre, pero cuando fue lo de la guerra todo el mundo pasó hambre porque no había nada que comprar y me acuerdo bien que si cogías un poco de vino, de maíz y te lo venían a requisar, tenías que pagar en dinero o dejar tantos kilos de eso para aquello..., los arbitrios. Si matabas a un cerdo tenías que pagar, si no te llevaban tantos kilos. A todo el mundo, por las aldeas venían a requisarte eso...