Grazalema - Cadiz

El martes…
Cuando todos estuvieran en la iglesia con el Mes de María…
Sería el gran día, de la batalla final!,

El Mario de currillo, como buen jefe, tenía el deber de comunicarnos que el asalto a la cabaña de los de PioPalo, se ejecutaría el martes a las 5 de la tarde, como habían decidido los grandes…

En la segunda guerra Mundial, los aliados tenian su dia D, nosotros tendriamos nuesto dia WWW, como lo habiamos llamado en referendum.

El viento de Mayo manoseaba lujurioso las nuevas hojas de las copas de los arboles, a su sombra, arrellanados en el suelo templado del parque del tajo, con una varilla de cohete, que se había trasformado en flecha -uniendo en sus extremos unas plumas de paloma, y sacando punta al otro-, garabateaba sobre la tierra, una especie de mapa, en el que dos piedras pardas, cubiertas con una hoja, simulaban la cabaña de los de piopalo, el resto del tablero estaba formado por pequeños chinos grises que el Manolo el Feo, había recogido de la gravilla que se amontonaba en las cunetas rebosantes de hierba de la carretera, obedeciendo como siempre, con una prontitud admirable, la orden del lugar teniente José Manuel el García, este como diestro mecánico, se había ganado a pulso el puesto, tras conseguir instalar la luz eléctrica en la cabaña, tan solo con una bombilla, unos cables y una batería vieja y pesada de camión que pudimos sustraer a su padre sin que este la echara en falta, el José Manuel se encargaba de ordenar en voz alta lo que a su vez le ordenaba Mario, que ostentaba el título de “Capitán de la banda de los Jopichis chicos”.

Antonio Jesús el Rebollo, hacia de enlace entre el escuadrón de los “chicos”, y el de los “grandes”; los chicos eran más numerosos, pero menos experimentados en las artes de la guerra, y sobre todo mas temerosos a la hora de entablar combates cuerpo a cuerpo, sin embargo, los grandes, estaban luchos en las peleas con palos y los choque frontales, y era extraño, aquel que no era capaz de mostrar una herida de guerra, o una cicatriz testigo visible de lo encarnizado del combate, el Rocky, lucia de hacía dos meses una costura adornada de pústula en la coronilla, de una pedrada certera, dicen que fue, el Jeromo el chamongo, aunque otros defienden que pudo ser el Guillermo, porque lo vieron esconderse detrás de la casilla de la Luz.

Esa tarde estaba toda la banda de los chicos al completo, El Mario, su hermano Paquito, a caballo entre los grandes y los chicos, el Antonio Jesús Rebollo gandon e inocente, siempre engrosaba las filas de los más pequeños en las que se encontraba mas cómodo que con los mayores, el Antonio del cerrillo, buen guerrero apodado el gato por su sanguinaria manera de combatir con uñas y dientes cual felino se tratara, el Vicentito el churrero siempre con su inseparable amigo José Luis el Marcelo, que se encargaban de sustraer cuando era posible alguna carta de una baraja de mujeres “en pelotas” que tenían los cuñados debajo del mostrador del Kiboka, el Muñoz, igual de grandon e inocente como el Rebollo, el Andrés el Picuelo con la cabeza llena de fantasías de las que contagiaba a su amigo Marco, rubio de piel blanca, que mas parecía un guiri, de los que de vez en cuando se veían por el pueblo, Vicente el Francés, que desertó de Pípalo por que peleaba constantemente con su hermano, y por que prefería los cigarrillos mentolados que fumábamos debajo del puente del cura, antes que los ducados de los Jopones, que Juan Carlos el Dormio “sustraía” a su padre, día si, día no, El Antonio Domínguez, serio y distante desde niño, el Vici, que de vez en cuando aparecía, con unos cuernos nuevos que le había hecho el Padre para deleite del populacho, Paquito el Peñaloja, un francotirador de puntería increíble, el Lara de la Viña Candil, oliendo a campo por el duro trabajo con la ovejas, que nosotros por supuesto, no conocíamos ni por asomo, Manolito Campuzano, siempre sonrosado y esponjoso, y que, aun con aires de maleable, soportaba bien la presión de formar siempre en primera fila cuando había que entablar una pelea cuerpo a cuerpo, sin embargo su hermano “Gori”, decididamente no servía para las artes de la guerra ni siquiera en retaguardia para bombardear con globos llenos de meado, el Miguelito Dianez, siempre con ganas de fumar, aunque fueran cigarros, liados de poleo de algunas de las matas que el hermano tenia secando en el camarucho, Juanito el Palmero, mentiroso compulsivo, con dos grandes velas de moco adornaba las tardes de lluvia con fantasías imposibles de creer, el Paco, Pacorro el Zorro, como él se hacía llamar, era uno de los personajes mas utópicos de esta encarnizada guerra, a ninguno de nosotros, ni chicos ni grandes, se nos habría permitido movernos entre las filas enemigas con la facilidad que lo hacia el Pacorro, una semana podía ser Jopichi, y sin embargo a la siguiente era un encarnizado Jopon, todo esto lo justificaba, porque juraba y perjuraba que era un espía doble como el James Bond, y que por supuesto estaba de nuestro lado, así, hoy nos delataba a nosotros, y al día siguiente, éramos nosotros los delatados, por lo que los grandes, el Jarillito, el Justo, y el Tomas, los tres comandantes se encargaban de hacernos saber a través del Mario, que no abriéramos el pico en su presencia…

lo mejor que he leido por aqui

y aonde andaban las niñassss???

jopichi...la guerra es la guerra.....asi q pacorro,por un fortuna,un diana o un celtas,ofrecia informacion como el negro de starqui y jacht.....nuestra fortaleza pegadita a la fuente de los pajaritos fue desde siempre inespugnable.la banda del tajo,mas de una vez,mandaba a un portavoz dspuesto a pactar con un trapo blanco,y una bara de higuera,pero al llegar a nuestro cuartel,una lluvia de piñas secas caian de todas direcciones....veo q guardas muchos recuerdos de esos tiempos...me ha encantado.jeromo y juan luis troya,guillermito el moro,juanito dominguez y su hermano benito,joselito el pancho,salvi el pichita,y algunos mas pequeños,componian el cuartel de hopones carretera alta sin olvidar al juan antonio el belga,q lla por desgracia no se encuentra con nosotros,todos los veranos nos visitaba,y nos llenaba de galletas belgas.me has traido muchisimos recuerdos de aquellos tiempos....al finalizar el verano,escondiamos nuestros arcos y lanzas.....gracias jopichi....por enriquecer este foro con estas historias....

Joe que inocente y güenato era yo, que le vamos a hacer, cada uno es como es y fue como fue.
Jopichi... ¡ENHORABUENA! lo has clavao colega. Mira que me acuerdo yo de aquellas "guerras" de mi niñez y preadolescencia. Pero de lo que me acuerdo tanto y me alegro es de haber vivido aquello y haber compartido mi niñez con tan magnífica generación de grazalemeños de la que me honra pertenecer y considerarme amigos de todos ellos.
Unas lista de treintaytantos pringones, a los que le faltan algunos como el Koke de García, el peñita, los hermanos del olivar (Jose Antonio y el Nene), el Antonio Zapata que era unos de los jefes de los Jopones. Todavía me acuerdo cuando me llevé dos palos de fregona de mi madre (y no sería porque en la sierra no había palos; ya lo dice Jopichi, yo es que era muy inocentón por no decir medio tonto) y me los traje partíos pa el Tajo. Palos que mi madre se encargó cuando llegué de enderezármelos en el culo.
Que añoranza de tiempos pasados, aquellas batallas o partidos de fútbol entre Jopiches y Jopones, los paseos y los juegos en el llano del Fresnillo, policías y ladrones por todo el pueblo, el toro de cuerda en aquellas tardes veraniegas antes de la Virgen del Carmen, las excursiones al Campabuche, los días del Corpus a ver quien hacia el zurriago más grande o qué bando juntaba más huncia para irnos al Montón, y tantos juegos con los que pasábamos las tardes en la alameda (incluidas las regañinas de Salvador y Juan el Municipal), las cabañas detrás del Santo...
Ya me gustaría a mí que mi hijo, por lo menos, aprendiera a jugar a la mitad de los juegos con los que pasábamos tantas tardes de nuestra infancia y asimilara los verdaderos valores de la amistad y el compañerismo con sus amigos.
Me encantaría leer más mensajes que recordaran aquellas tardes de nuestra infancia, escrito por sus verdaderos protagonistas, incluidos los que no se hubiesen nombrado.
Gracias nuevamente a Jopichi y Cubilete por contar y refrescarnos la memoria a aquella generación. No sé quienes sois pero sé que allí si estuvisteis y me alegro de haber sido compañero vuestros y haber compartido nuestra infancia y adolescencia.
Y antes de terminar quisiera mandar un saludo a mis compañeros de la escuela con los que compartí clases y algo más, tanto con los que terminé en octavo como a los que se quedaron atrás. A mis amigos de pandilla que contribuyeron a forjar mi personalidad, en especial a Juan Domínguez y Juan Carlos (y ellos saben porqué). A los que tuvieron que irse de Grazalema por distintas razones pero no olvidan sus raices.Y además me gustaría tener un recuerdo especial a aquellos amigos que físicamente nos dejaron: a Manolo, a Vicente y a Alejandro.
Ah, gracias Maritere por ser quien eres y como eres.
Saludos a todos los foreros.

Mi correo-e es : antoniojesus71@gmail.com

… La sincronización debería ser perfecta…
Cualquier error de cálculo podría ser falta, un solo fallo en el plan desembocaría en un autentico desastre, en una verdadera masacre.

De esta batalla dependía la guerra…

Los Jopones, en la ultima incursión, habían destrozado nuestra cabaña, y robado todo nuestro arsenal, el Justo, como buen comandante, tomo las consiguientes represalias con los culpables, el Rodri de Catina y el Joselito del Olivar, estos, eran los encargados de vigilar y proteger aun con su propia vida el fortín Jopichi, pero llegado el momento, y temerosos de las vociferantes amenazas de “gazpachos” con ortigas, huyeron despavoridos acompañados de una lluvia de piedras, piñas y globos llenos de agua rehumbrosa, que estallaban sobre las ramas de los pinos, y aligeraban su fétida carga, sobre las cabezas de los aterrados y huidizos centinelas.

Después de este día, hubo un antes y un después en la encarnizada guerra, los Jopones podían permitirse campar a sus anchas por la Alameda, y el Tajo, sin ningún miedo, en esa victoria fatídica para nosotros, se perdió todo nuestro arsenal, desaparecieron todas nuestras armas más mortíferas:
-Seis arcos de higüera, bien tensados y con cuerda de pita negra muy resistente, mangada del huerto del cura.
-Dos docenas de flechas de varillas de cohete, que podían clavarse, sobre un pino desde casi 60 metros. (Por consenso entre los dos ejércitos este tipo de armas, al que llamábamos nucleares, no se podían emplear, debido a su alta peligrosidad).
-Por lo menos veinte palos, limpios de ramas, y pelados, unos con punta, otros con porras, sin corteza, curtidos al sol, y con nuestros nombres grabados, con las navajas de los cortaúñas.
-Cuatro tirachinas de horqueta, con su mango de cinta aislante roja, también chingada.
-¡Seis tirachinas de boquilla de leche!, estos eran de los Jefes, y eran las armas más preciados, por su precisión y su ligereza, el problema era que Blas, que por aquel entonces, el único que bebía leche de botella (nosotros como todo el pueblo, la teníamos en lechera de lata, de Capullito o del Late) , ponía la basura en su escalón después de las diez, y a nosotros difícilmente nos dejaban abandonar el barrio bajo cuando caía la tarde, esto beneficiaba a los de Piopalo, que sobrepasaban la frontera para rebuscar en la bolsa, a la espera de algún tesoro preciado, con la que fabricar el temido AK 47, vulgarmente conocido como, “tirachinadeglobo”, todo junto y sin respirar, “tirachinadeglobo”…
-Dos cajas de zapatos llenas de piedras redondas y del mismo tamaño, perfectas para tirachinas de horqueta y tres cajas de vino de madera, sustraídas a Paco de la bodega, llenas de piñas verdes, pesadas y mortíferas.
-¡Siete Interviús!, esto fue el golpe que más dolor causo a la banda, siete maravillosas y perturbadoras interviús -entre las que se encontraba una con un onírico calendario navideño donde aparecía vestida de mama Noel, la “Bombi” del 1, 2,3 el mito erótico de nuestra infancia-, recopiladas durante Años, manoseadas, besadas, manchadas de “amor”, pero nuestras durante un ratito, por turnos, nuestras novias deshonradas por los Jopones, habían desaparecido, y no queríamos siquiera imaginar la suerte que habían corrido.
-Dos posters de Arconada, y tres de tías en pelotas, en pelotas del todo, no solo de tetas, también de “pelucon” como decía el Pepe el Buho.
-Al menos cuarenta carimbolas normales, y quince chinas de las de tres al duro, de las caras.
-Siete trompos, adornados de maravillosos dibujos geométricos, obras de arte pintadas de boli en las filas traseras de la clase, cuando llovía monótonamente y oíamos la voz de Doña virtudes, cadenciosa, leyendo los párrafos y pronunciando exageradamente la V o la B, uuuuuuuuuvvvffe, bbbbe, uuuuuuuuuuuuuuuvvfe….
-Un hulado roto, pegado con tesafilm, ceniciento por la suciedad.
-Seis cigarros mentolados, envueltos en papel de pompitas para que no sufrieran la humedad.
-Media botella de Anís del mono, del seco, que no había quien la tomara.
-Media de chin chon dulce, exquisito, embriagador.
-La batería, y la bombilla.
-Los cartones de lavadora de Pepito, y los plásticos gordos del techo de la cabaña.
-Y trece cartas de mujeres empelotas, sisadas con maña por el José Luis el Marcelo, a su cuñado, de debajo del grifo de cerveza de la barra del Kiboka, solo nos faltaban veintisiete, para poder jugar tórridas y eréctiles partidas a la brisca, antes de ser saqueadas nos conformábamos con apostar platillos a la carta mas alta, que a su vez era la mas calenturienta.

Pero lo más deshonroso fue, que firmaron su victoria, cagandose en lo que había sido el reducto de nuestra gloria, el Joselito el Pancho, había dejado su firma en el centro de la cabaña, y los demás, habían untado los excrementos por las paredes de piedra, el Salvi el Pichita y Juan Luis el Cateto, habían meado sobre las cajas de mirinda que servían de asiento, y el perico había metido fuego a las ramas que teníamos de camastros…
No había nada, el aspecto era desolador, sin refugio y sin armas éramos vulnerables, a cualquier incursión que los Jopones desearan para terminar de saquear nuestras escasas pertenencias, estábamos a merced de ser objetivo de un “gazpacho” aun en nuestro propio terreno.
Teníamos que hacer algo, si queríamos seguir viviendo en este pueblo…

Este texto es mas mediocre Jopichi, aquel que hicieras del Tempranillo, de las bestias subiendo puerto chico si era bueno bueno bueno. Este no tiene lo que aquel. Si eres capaz de hacer algo como ese a menudo, osea cada 2 o 3 dias, planteate la posbiliadad de tomarte en serio lo de escribir.

Pero este texto es más entrañable y más interesante por las personas aludidas y los recuerdos aqui referidos.

Espero que tengas tiempo para continuar la historia.

hola jopichi a mi me gusta es entretenido y mejor ke lo ke hay aki esz ,lo unico ke se hace es rajar tu por lo menos entretienes un saludo .

se te olvidan las lib......yo tuve en mis manos algunas de esas intervius....en una barbara rey,en otra,victoria vera....a demas nuestras flechas de arcon as efectivas q las de ustedes,estaban echas de varillas de paraguas....me encantan estas clase de historias,sigue escribiendo.....lucha entre opichi opone...lugar,peñascos primer asalto,segundo asalto llano del tajo,no valen pedradas,