Grazalema - Cadiz

Desde mi ventana, solo alcanzo a divisar la torre de la iglesia de San José, la niebla lo inunda todo y el Peñón de San cristobal ha desaparecido por arte de magia. El verano se va una vez más, y con él multitud de vivencias veraniegas. Para mí en particular he de decir que ha sido un estío singular, excéntrico y misterioso; lleno de tardes apacibles y noches maravillosas; de risas con amigos y fiestas electrocutantes. Los días se han sucedido tan rápidamente, que de la magia de la noche de San Juan a la festividad de nuestra patrona la Virgen de los Ángeles, parece como si solo hubiese dado tiempo de echar una siestecita, eso sí, de pijama y orinal como decía Don Camilo José Cela. Total, cuando pasado mañana acompañemos a nuestra patrona hasta su ermita,( como hecho de menos esas cañaejas esparciendo chispas de fuego en su recorrido, en manos de los mas pequeños) se habrá ido definitivamente el verano, y nos quedaremos por unas semanas en la soledad apacible del sosiego otoñal. Una vez más nos veremos inmersos los pringones en el largo invierno (aquí el otoño como todos sabemos no hace parada desde tiempo inmemorial), de chimeneas humeantes y falta de luz que nuestras montañas nos roban, pero con el calor del hogar y olor a pan nuevo en los amaneceres grazalemeños. Cada día que amanezca, tendremos el privilegio de observar y disfrutar de un horizonte y un cielo diferente al anterior. ¿Acaso no es esto una gentileza de la madre naturaleza y una gozada?; las nubes y luz darán cada día un nuevo sentido a la vida y al deleite de la observación. ¡Gente!, id preparando las castañas que ya mismo están aquí los santos y sus tostones. Tendremos que ir a recordar a nuestros seres queridos al cementerio.

Hoy huele a tierra y pasto mojado, todo un gozo para el sentido del olfato. Ya por la noche le diré a la parienta que nos “arrejuntemos apretaitos” en el lecho conyugal, para disfrutar del calorcito corporal en estos primeros envites del fresco otoñal en las madrugadas de Grazalema. Señores/as, lo dicho, a disfrutar del otoño y la nostalgia que nos espera a la vuelta de la esquina. ¡Que ganas tengo de subir por el camino de Los Charcones hasta el Puerto del Boyar, y abrir todos mis sentidos en un día de lluvia, para percibir todas las ofrendas que la naturaleza nos regala, escuchando el sonido del agua a su paso por la pequeña cascada que conocemos como “Charca de Paventura o Mariano”!.

Un abrazo a jopichis y jopones

... Cuando llegabas a la casa con los calzones llenos del verdín de la charca negándoselo a tu madre (porque llevaba la alpargata), ¿Era por encima del puente de los ojos?

Efectivamente querido y admirado Abies, esa es la charca. Lugar de baños en mi infancia. Cuando llueve, es uno de mis sitios de visita favoritos, donde me complace, llena de placer y quietud, a la vez que lo utilizo como terapia antiestrés escuchando el murmullo del agua cayendo por su pequeña cascada. Toda una ofrenda de nuestra naturaleza cercana, que sacia mis necesidades de campo y foresta.

saludos.

Precioso lugar del que estais hablando, en el inicio del río Guadalete entre el Fresnillo y el Peñon Grande y con el balcón de Los Majales encima..., primeramente se conocía como la charca de la Paventura (si alguien sabe porque y que significa sería de recibo) y desde que se bañaba Mariano tambien se le conoce con el nombre de este personaje del pueblo(en el buen sentido de la palabra), Mariano fue el fotografo del pueblo durante muchisimos años, un saludo para su familia.
Por los mensajes que leo creo que Kambei podrá contarnos algo mas de Mariano, aunque no entiendo que siendo tan joven llegaras a ser su amigo...da lo mismo, lo interesante fue la cantidad de fotos del pueblo, su gente, sus fiestas... que nos dejó Gregorio.

Has nombrado a Mariano... 29 de Septiembre de 1994... Se me fué un amigo... Y se llevó su inocencia con él.