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Grazalema - Cadiz

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España > Cadiz > Grazalema
04-09-08 17:02 #1141770
Por:advocatusdiaboli

Grazalema en la prensa
Extraido del diario Publico:

No hay balas en la cañada de las mujeres
Grazalema, en Cádiz, recupera la memoria del asesinato de 15 vecinas en el verano de 1936

n una fosa común en el municipio de Grazalema (Cádiz), donde yacen desde el verano de 1936 los cuerpos de 15 mujeres (cuatro de ellas embarazadas) y un niño de once años, no ha aparecido ninguna bala… “Murieron de forma muy violenta”, aporta por todo detalle Joaquín Ramón Gómez Calvillo, vicepresidente de la Asociación Memoria Histórica y Justicia de Andalucía. “Vulnera todos los derechos”, añade.

Por ahora es una historia incompleta. Se impone, argumenta Gómez Calvillo, un velo de silencio por respeto a los familiares de las víctimas, a quienes la asociación, el Ayuntamiento de Grazalema y la Diputación de Cádiz han tratado de cazar con lazo por toda la geografía española desde que decidieron abrir la fosa, hace dos meses. El próximo día 17 se reunirán con ellos y pretenden explicarles con pelos y señales el asesinato. En Grazalema hay ocho fosas de la Guerra Civil documentadas con unos 250 cuerpos en ellas, calculan las asociaciones.
La memoria recuperada

Antonio Mateos, alcalde de Grazalema en 1978, escucha el río sonar e indaga lo sucedido. Le cuentan qué ocurrió y lo esconde, precavido, hasta que llegue el momento. 26 años después la memoria resurge. La refresca la exhumación de la fosa de El Bosque, en el municipio vecino, con 17 muertos. Eso lleva a la Diputación de Cádiz y al Ayuntamiento de Grazalema y la pedanía de Benamahoma a preparar un ambicioso proyecto de recuperación de la memoria (recuperación de testimonios, nombres, asesoramiento, señalización de las fosas, reconocimiento de las víctimas). En ello, aparecen los testimonios. “Una y otra vez la fosa de las mujeres, la cañada de las mujeres por aquí y por allá. Algo sucedía”, dice Gómez Calvillo. La memoria de los mayores indicó el lugar exacto. Entonces, Antonio Mateos cuenta la historia.

Lo que la memoria de Grazalema recuperó es que las autoridades falangistas detienen a 15 mujeres en el verano de 1936. En la zona mandaba con mano de hierro Fernando Zamacola, militar franquista, cuya actuación se dice que fue mala, según escribe el historiador Francisco Espinosa en el libro La Justicia de Queipo. La memoria dice que se les rapa el pelo y se las pasea por el pueblo durante dos días para escarnio público. “Se busca un escarmiento y un castigo ejemplar”, dice Gómez Calvillo. Luego, se las traslada a un monte y se las mata. Sin balas. Y, por ahora, sin más detalles. Hay silencio aún y hay precaución también.

Ellas son María Rincón Barea, Jerónima Rincón Barea, Teresa Menacho, María Nogales Castro, Salud Alberto Zarzuela, Antonia Pérez Vega, Ana Fernández Ramírez, Cristina Carillo Franco, Teresa Castro Ramírez, Natividad Vilchez, Isabel Román Montes, Isabel Gómez, Josefa Gómez, Lolita Gómez, Catalina Alcaraz y el nieto de La Bizarra, el niño.

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A mí, mi abuelo me contó que el inocente niño fue al que mandaron cavar la fosa, para después matarlo y tirarlo dentro. Que lastima que los testigos que van quedando acontecimientos tan crueles vayan muriendo sin que sus testimonios esten siendo recogidos; desde aqui aprovecho para dar las gracias a Joaquin Ramon por tan noble tarea, y felicitarlo por los resultados. Aqui debajo os copio la misma noticia en el diario El Pais:

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La curva de las mujeres
Identificados los restos de 15 adultas y un adolescente en una fosa común de la guerra en la sierra de Cádiz

Hay una curva entre el puerto del Alamillo y la carretera a Ronda, en plena sierra gaditana, a la que los vecinos conocen como "la curva de las mujeres". Cerca de allí fueron enterrados los cuerpos de al menos 15 adultas y un niño. Una exhaustiva investigación acaba de dar nombres y apellidos a esos cuerpos. Son las víctimas del horror ocurrido en el verano de 1936, cuando la tortura y la muerte se instaló en pueblos como Grazalema, en la sierra de Cádiz.
Los primeros resultados de estos trabajos de localización e identificación de víctimas de la Guerra Civil, auspiciados por diversas administraciones y por los colectivos de la memoria histórica, han revelado los nombres de esos cuerpos recién exhumados. Sus nombres son Salud Alberto Zarzuela, Catalina Alcaraz, Cristina Carillo Franco, Teresa Castro Ramírez, Ana Fernández Ramírez, Isabel Gómez, Josefa Gómez, Lolita Gómez, Teresa Menacho, María Nogales Castro, Antonia Pérez Vega, Maria Rincón Barea, Jerónima Rincón Barea, Isabel Román Montes, Natividad Vilchez, y un adolescente conocido como el Nieto de la Bizarra.

"No son como las 13 rosas. No eran activistas políticas ni reconocidas por su ideología. Alguna podía ser novia de un republicano o anarquista, pero no fueron asesinadas por eso", explica Joaquín Ramón Gómez, concejal del PSOE en Grazalema e impulsor de esta investigación.

Según detalla, los pueblos de la sierra de Cádiz, como otras comarcas españolas, sufrieron una brutal represión: "El ataque a las mujeres y los niños era lo más cruel que se podía hacer. Se les rapaba el pelo, les daban purgantes, eran torturados y se les paseaba así por las calles".

El informe forense, que todavía no está concluido, deberá concretar las causas de la muerte de estas 15 mujeres, pero todo apunta ya a que fueron terriblemente maltratadas. "Las detuvieron una a una. Las mantuvieron encerradas tres días. Las montaron en un camión y les dieron muerte de una manera horrible", relata el concejal.

La ausencia de heridas de bala y restos de munición hacen temer una agonía dolorosa. El adolescente es casi con toda probabilidad una víctima colateral. "Seguramente fue al que mandaron excavar la fosa y luego lo mataron para no dejar señales".

Pero alguien que permanecerá para siempre anónimo dejó una señal que permitiría reconocer con los años aquel lugar: una cruz formada con piedras sobre la fosa. Ese relato sobrevivió al paso del tiempo y le llegó de manera directa al ex alcalde de Grazalema, Antonio Mateos, quien impulsó los primeros intentos de desenterrar aquella huella macabra del pasado.

Hace dos años, a través de los testimonios de los vecinos, en aplicación de la Ley de la Memoria, iniciaron la búsqueda de la fosa, ubicada en una finca privada. Los cuerpos han sido exhumados y analizados por un equipo de forenses y antropólogos, cuya primera labor ha sido unir los huesos de cada uno de los cadáveres. También han aparecido enseres personales, como pendientes.

El siguiente paso ha sido publicar la lista con los nombres y apellidos, para que las familias se pongan en contacto con las autoridades y organizar así un homenaje a las víctimas. Aquellas a las que sacaron de la carretera en una curva a la que ya todos llaman "la de las mujeres".

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De nuevo gracias Joaquin Ramon
Puntos:
04-09-08 22:04 #1142913 -> 1141770
Por:Kambei

RE: Memoria histórica.
A raíz de tu post he vuelto a navegar por las páginas referentes a la Memoria Histórica, pero no he encontrado, de momento, referencias a las noticias que cuentas. Seguiré buscando.
Siempre me pregunté por qué la iniciativa de investigación sobre asesinatos y fosas comunes de la etapa franquista ha tardado tantos años en ponerse en marcha en este país.
Un saludo.
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04-09-08 22:27 #1143006 -> 1142913
Por:advocatusdiaboli

RE: Memoria histórica.
Te pongo los enlaces por si te interesa:

Publico:

https://ww.publico.es/148422/balas/canada/mujeres

https://ww.elpais.com/articulo/espana/curva/mujeres/elpepiesp/20080904elpepinac_9/Tes

Solo lo he visto en la edicion electronica pero me imagino que habra salido o saldra en papel proximamente.

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05-09-08 01:16 #1143688 -> 1143006
Por:Kambei

RE: Gracias, advocatusdiaboli
Después de cenar me he puesto de nuevo "manos a la obra"y he encontrado varias páginas con información sobre este caso concreto y sobre otros muchos.
Buenas noches!
Puntos:
05-09-08 10:13 #1144108 -> 1142913
Por:LosMajales64

RE: Memoria histórica.
Gracias por la información, esto si que interesa a casi todos los foreros, un tema relacionado con la historia del pueblo y que tiene repercusión nacional. Sobre la pregunta de Kambei, opino que para unos será tarde y para otros demasiado pronto o incluso inconveniente, para casi todos un tema espinoso...
Saludos
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05-09-08 10:23 #1144129 -> 1144108
Por:Kambei

RE: Memoria histórica.
Hola, LosMajales64!

Opino que no se trata de "reabrir" viejas heridas. Esas heridas están ahí y seguirán estando si no se las afronta: es una cuestión de humanidad. La recuperación de la Memoria Histórica es lo que las hará cerrar y cicatrizar. Hay que intentar reparar el daño en la medida de lo posible (y quizá también de lo que ahora nos pueda parecer imposible). Los testimonios de los descendientes de las víctimas son desgarradores. Aunque ellos no fueran asesinados, sus vidas han estado enormemente condicionadas en lo emocional, en lo social y en lo económico.
Tanto las víctimas como sus descendientes merecen no ser olvidados.
Puntos:
05-09-08 10:27 #1144142 -> 1144108
Por:advocatusdiaboli

RE: Memoria histórica.
Creo que estas cosas deben enseñarnos a reflexionar y espero que no se politice el tema. En aquella guerra perdimos todos, y deberia servirnos al menos para aprender. Espero que por lo menos no sepolitice el asunto y ninguno se apropie de las victimas y señale verdugos. A estas mujeres deberian hacerles un homenaje / monumento en nuestro pueblo y sobre todo un reconocimiento publico, asi como aclarar hasta donde puedan las circunstancias de su muerte.
Puntos:
05-09-08 10:42 #1144195 -> 1144142
Por:LosMajales64

RE: Memoria histórica.
Estoy totalmente de acuerdo con los dos. Siempre que se haga con delicadeza y sobre todo, como dice advocatusdiaboli, que no se politice, porque a nivel nacional me da igual que se digan lo que quieran(como ya estan haciendo...)pero en los pueblos nos conocemos todos y hay que tener cuidado con aquellos que tienen el dedo muy rápido para señalar...no querramos que sigamos perdiendo todos despues de tantos años...
Puntos:
05-09-08 14:02 #1144946 -> 1144195
Por:Pinsapito

RE: Memoria histórica.
Totalmente de acuerdo Los Majales.
Yo he hablado con mucha gente sobre el tema. Muchos de los que me contaron cosas ya han muerto. Tengo bastante informacion y algunos detalles son espeluznantes.
Grazalema fue un pueblo con muy mala suerte.
Pagamos un precio bestial por los errores cometidos.
Descansen en paz las victimas.
Los verdugos (de ambos bandos) nunca pudieron descansar en paz en vida. Conoci a algunos de los que volvieron cuando la amnistia del 79 y estaban marcados por aquellos terribles sucesos del nefasto 1936.
Por eso me espanto y me produce tristeza que estemos tan divididos y haya odio entre nosotros porque seamos de distintos partidos o incluso de distintos equipos de futbol.
Hoy dia las cosas son muy pero que muy distintas. No hay pobreza extrema. La "crisis" que tenemos hubiese sido el paraiso en los 40 y 50. Lo que comemos cualquiera de nosotros en un dia cualquiera no lo comian ni los mas ricos del pueblo en Navidades Las diferencias entre los partidos en caso de gobernar uno u otro son minimas e imperceptibles. No hay detenciones, ni torturas, ni fusilamientos, ni violaciones.
Miremos el pasado para aprender. La memoria historica no debe ser borrada pero se debe utilizar para aprender de los errores cometidos no para generar mas odio.
Un abrazo a todos los que sufrieron las consecuencias de aquellos terribles tiempos
Puntos:
07-09-08 12:30 #1150107 -> 1142913
Por:Kambei

RE: La Voz Digtal (7-septiembre-2008).
He intentado pegar el enlace pero no lo he conseguido.
Os pongo el texto. El autor es José Luis Gutierrez Molina.
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En la mayoría de los casos cada uno tendrá una parte de razón: los de no reabrir heridas para mantener las cuotas de victoria e impunidad que les regalaron las políticas de olvido y silencio de la Transición; la Iglesia Católica, que no es de este mundo; los que piensan que la vida es fundamentalmente un asunto de juridicidad, porque les pone ante un asunto apasionante donde ejercer sus habilidades; los políticos, porque piensan sacar tajada de un asunto que siempre les ha quemado los dedos, a los de uno y otro signo. Aunque siga siendo impresentable e incomprensible que un partido político niegue a una parte de los ciudadanos de este país a que cumplan siquiera con el derecho y el deber civil y humano de ver inscritos y enterrados dignamente a sus deudos.

Igual de lamentable es que otros de la llamada izquierda sigan mareando la perdiz, hablando con la boca chica y prefiriendo la oscuridad y el silencio a las luces, taquígrafos y pedagogía cívica. Por poner un ejemplo reciente, la exhumación realizada este verano en Grazalema de la llamada fosa de las mujeres. Sin olvidar que, de las más de un centenar de asociaciones, foros, grupos de trabajo, secretarías de la memoria existentes en España surgidas a finales de los 90, sólo se han personado ante Garzón 14. De ellas ni una sola de las organizaciones -partidos y sindicatos- que tienen sus muertos en cunetas y fosas comunes. Aunque muchos de éstos últimos llenan diariamente de opiniones los medios de comunicación.

El movimiento se demuestra andando. Así que lo mejor en estos casos es fijarse en quienes están empeñados en recuperar cuerpos, vidas y memoria sin esperar que otros lo hagan por ellos, incluso supliendo lo que debería ser una obligación para quienes ocupan la pesada responsabilidad de ser un servidor público. En Cádiz tenemos un caso que, por ejemplar y haber sido uno de los denunciados ante Garzón, puede servirnos de piedra de toque para separar el grano de la paja en este tumulto mediático. Me refiero a la desaparición de María Silva Cruz, La Libertaria.

María es una más de las secuestradas y desaparecidas, legal y físicamente, a consecuencia de las acciones de los golpistas de julio de 1936. Como en otros tantos casos, hoy las circunstancias de su muerte se encuentran difuminadas por el tiempo transcurrido, el miedo y el silencio hasta el punto de desconocer el lugar de su asesinato y de su entierro. Así que la mayoría de las instituciones a las que ha pedido información Garzón poco podrán aportar. A no ser que los Ministerios de Interior y Defensa respondan de una manera más convincente de lo que lo han hecho hasta ahora a las peticiones del juez y, como ayer informaba LA VOZ, a los requerimientos de los interesados. A pesar del ruido, la situación para este caso no parece que vaya a cambiar mucho o, por lo menos, hay que mantener la cautela.

Por sus circunstancias, salvó la vida en 1933 durante la Segunda República en la conocida matanza de Casas Viejas y fue asesinada en 1936. La resolución de la desaparición de María serviría de piedra de toque para el nivel de compromiso que la Administración está dispuesta a llegar en estos asuntos. Al igual que en otros que rodean a este lugar simbólico de la Historia social contemporánea española. Baste recordar todavía recientes acontecimientos e iniciativas ciudadanas, sin el menor apoyo institucional y a costa del propio patrimonio, como la publicación del libro sobre el Carnaval del antropólogo Jerome Mintz.

Hay quienes dicen que existen otros asuntos más importantes. Así sucede desde 1975. Antes, parece obvio, nadie duda de que poco se podía esperar. Ni los recursos a emplear ni el impacto social, justifica que España siga teniendo miles de ciudadanos desaparecidos ya entrado el siglo XXI. Tampoco parece que esté en el ánimo de familiares y miembros de asociaciones de que se impida la investigación de ningún otro hecho parecido. No es cuestión de nervios ni de gritos sino de entender de una vez que los derechos son para todos, no sólo para unos. Haya pasado el tiempo que haya pasado.

Por las reacciones conocidas no parece que este país, como en tantas otras cosas, vaya a entrar en este asunto por el camino que cabía esperar de una sociedad madura.

Precisamente porque tras 30 años de democracia se ha hecho de todo menos crear una ciudadanía consciente y preparada. Ahora, cuando llegan las vacas flacas, los nervios afloran y las carencias se ponen más aún de manifiesto. Independientemente de en lo que queden todos los fuegos artificiales de estos días, estoy seguro de que, aunque sea por hacernos un favor a nosotros mismos, habrán -habremos- ciudadanos que continuaremos solos o acompañados, con mayor o menor apoyo; intentando que el sufrimiento de personas como Juan Pérez Silva o Catalina Silva Cruz, hijo y hermana de María, pueda verse mitigado y que un día puedan, como se ha escrito en el blog Desde la Historia de Casas Viejas, llenar ese hueco que corroe sus entrañas. Las de ellos y otros muchos. Que la cosecha, tras el ruido, sea abundante.

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Puntos:
05-09-08 22:34 #1146769 -> 1141770
Por:Rocafuerte

RE: Grazalema en la prensa
La Fosa de El Bosque (Cádiz): Su memoria abre las tumbas

INFORMACIÓN OBTENIDA DE:
https://ww.memoriahistorica.org/alojados/periquete/paginas/noticias.html

Ha tardado 68 años en contar un secreto que guardaba entre sus peores pesadillas, pero al fin lo ha hecho. Y gracias a recordar perfectamente dónde enterraba a los que llegaban de diferentes pueblos, las labores de excavación son más rápidas. José, el enterrador de la sierra de Cádiz, aún siente miedo.

El guía: A José Vázquez ni la edad (91 años) ni el miedo vivido calladamente durante décadas le han borrado la memoria. Ahora, gracias a su testimonio, muchas familias de fusilados sin juicio durante la Guerra Civil están pudiendo localizar las fosas comunes donde sus parientes llevan 68 años desaparecidos.

Las masacres estaban planificadas para disolver a las víctimas en el olvido para siempre. «Cuando calculaban que iban a matar, mandaban cavar la fosa». Pero quién le hubiera dicho a José Vázquez Jiménez, mientras enterraba a los fusilados republicanos de la Sierra de Cádiz en los días de calor ensangrentado de 1936, que viviría lo suficiente para reencontrarse 68 años después en el cementerio de El Bosque con los hijos, hermanos y nietos de aquellos muertos, a tiempo de revelarles dónde están las tumbas anónimas donde los sepultó.El deseo de conocer la verdad se alió con la fortuna para llegar al inolvidable encuentro del pasado lunes.

Ana María Venegas Bazán y sus cuatro hermanos crecieron con el recuerdo amargo del asesinato de su abuelo, José Bazán Viruez, concejal de Izquierda Republicana en el Ayuntamiento de Ubrique. Pero no fue hasta el verano pasado, después de leer el libro Las fosas de Franco, de Emilio Silva y Santiago Macías, que le había regalado por su santo su hermana Pepa Alicia, cuando Ana se decidió a buscar lo que quedaba de su abuelo. Entonces sí escribirían el final de su historia.
Por la tradición oral de la familia sabía vagamente que estaba enterrado en el cementerio del vecino pueblo de El Bosque. ¿Pero dónde exactamente?

El alcalde de El Bosque, Antonio Ramírez Ortega, les dijo que llegaban justo a tiempo cuando fueron a verlo en otoño: iba a construir urgentemente otra columna de nichos en el solar libre porque apenas quedaba sitio para seis o siete muertos más. Era el momento de rescatar los huesos que aparecieran al remover la tierra. Entonces, un día a finales de noviembre, el constructor encargado de la ampliación del cementerio, Emilio Vázquez, se encontró con su tío en el camposanto y surgió una conversación providencial.

-Tito, vamos a arreglar esto.
-Pues ahí fue donde yo excavé las fosas para enterrar a los fusilados de la guerra.

El constructor avisó inmediatamente a las hermanas. Tenía un testimonio único. Era la pieza que necesitaban los cinco hermanos Venegas y su prima Isabel María Bazán Jaén para completar el puzzle. No se encontraron con un viejo desmemoriado y balbuciente.Aquel testigo directo de 91 años recordaba la tragedia vivida a los 24 como si hubiera ocurrido ayer. «Lo que sentimos ese día, cuando Pepe nos dijo dónde había enterrado a los muertos, no lo podemos expresar con palabras», explican las mujeres a la puerta del cementerio.
Encontramos a Pepe Vázquez en casa de su hijo en El Bosque. Y se pone a contar historias de las suciedades más profundas de España. Parece que estuviera hablando de Ruanda.

1936: El horror

Entre agosto y septiembre de 1936 enterró a decenas de fusilados.«Pero a la fuerza», recalca por si hiciera falta, «porque voluntarios no íbamos ninguno». Construía parapetos en la línea del frente obligado por los falangistas sublevados. Hasta que un día les encargaron en el cuartel una misión peor. «"El que tenga una pala o un azadón en su casa, que se vaya para el cementerio". Fuimos cinco o seis y nos cogió la noche excavando. Era para enterrar a los nueve primeros que habían matado en Ubrique. Los arrecogimos en carretas y los trajimos al pueblo. Conforme se iban descargando, los llevábamos en escaleras arriba hasta el cementerio, como con unas parihuelas. Las escaleras se desbarataron de cargar tanto».

Muertos en mula

Vázquez recuerda aún las náuseas bajo el sol de agosto y cómo echaban zotal a las dos mulas para que no les espantara el hedor. La primera fosa la abrieron pegada por dentro al muro meridional del cementerio, aprovechando que ya había una zanja de desagüe. Luego, conforme se sucedían las sacas, continuaban cavando a lo largo del muro (la fosa del primer día quedó sepultada años después bajo una columna de nichos, y los huesos fueron a parar a una huesera). Daba paladas hasta que el suelo le llegaba a la barbilla.

Dispersar los muertos

Así, tiro a tiro, las fosas se fueron colmando con al menos una treintena de hombres, adolescentes y alguna mujer, inocentes de Ubrique, Benamahoma, Grazalema y Prado del Rey. El plan, explica, consistía en dispersar a las víctimas: a los fusilados de un pueblo se les enterraba en otro, donde los familiares no pudieran seguir el rastro. Por eso Pepe enterraba a desconocidos. «No sé ni cómo se llamaban».

Los dos únicos rostros que reconoció fueron los del cartero de Benamahoma y su hijo, de 15 años, fusilados junto a otros tres vecinos.

Sin braguillas

«A esos no hubo que trasladarlos. Los apoquinaron allí mismo sobre la pared del cementerio». Se le grabó también la imagen del cadáver tiroteado de aquella mujer de Benamahoma. Llevaba una toca negra. La arrojaron a la fosa sobre los hombres muertos, y uno de los enterradores hizo entonces algo que no olvida.
-Le levantó la falda, y no tenía braguillas.
-¿La violaron?
-No sé.
Los Leones de Rota
Las primeras fuerzas militares sublevadas que llegaron a El Bosque fueron, dice Pepe, los Leones de Rota, un grupo formado por presos liberados. Unos delataban y otros mataban. «Ellos no sabían si uno era comunista o falangista. "A los que hay que matar me lo tenéis que decir vosotros". Los que estaban aquí eran los que les decían, aquél, aquél y aquél».
«El cacique era el que mayormente tenía la culpa», acusa. Los Román, los Blanco. Y los guardias civiles asesinos, como el cabo Gutiérrez. Un grupo de vecinos de El Bosque, harto de su maltrato, unieron sus firmas para echarlo del puesto. Pero cuando le llegó su hora con el alzamiento de julio, aniquiló a los firmantes.«De todo el que firmó, se vengó», dice. «Los mataban por nada. Por una venganza personal, porque les debían dinero. Y, matándolos ya no tenían que pagarles».
En esos días de horror hay detalles patéticos que matizan la historia de buenos y malos. «Algunos eran republicanos y se cambiaron porque les dieron un fusil, y mataban a quien sea con tal de salvar el pellejo. Eso ha pasado aquí y en muchos lados: falangistas a la fuerza. Luego seguían como si no hubieran hecho nada».

En el ejército de Franco

Tras la genocida represión que asoló la comarca, con 200 fusilados en Ubrique (que pagó cara su resistencia) o cerca de 70 en Benamahoma (casi el 10% de su población), Pepe, el superviviente, no tuvo más remedio que engrosar las filas del ejército de Franco, en el regimiento de Infantería N. 33 de Cádiz, una fuerza de choque con la que recorrió los frentes de batalla de Andalucía y Extremadura hasta el final de la guerra. Una vez le cayó un obús que levantó un cráter a su lado y lo lanzó por los aires. Salvó la vida porque no explotó, pero le dejó de secuela la sordera en su oído derecho que obliga a hablarle en voz alta. Más tarde, una bala le entró por la bocamanga del uniforme y le hizo cuatro agujeros en la ropa antes de reventarle la culata del Mauser. «Sí que he tenido suerte, sí».
En la dictadura se ganó la vida como peón, trabajando en la construcción de pantanos, o jornalero de terratenientes. Tuvo cuatro hijos que le dieron 12 nietos y cuatro bisnietos. Sobrevivió al tifus y al paludismo. Enviudó. Pero su mayor victoria, quizás, ha sido la de superar el miedo interiorizado tras años de ley del silencio, para poder ayudar a las familias de las víctimas a buscar a sus desaparecidos. Cuando en noviembre contó lo que sabía a Ana María Venegas, se despidió con una pregunta reveladora, como un tic del pasado:
-¿Me pasará algo por haber hablado con usted?
Pepe tiene una hermana, Rafaela, que le dice asustada que no se meta en líos, que no se señale. «¿Pero a mí qué me va a pasar ya?», responde el nonagenario testigo de cargo, liberándose de los temores hasta confesar que es votante del PSOE de Felipe. Nada le puede ocurrir porque, entre otras cosas, todos los asesinos que conoció están muertos. Impunidad total. Al contrario que Ruanda.

Un día histórico

El lunes pasado Pepe Vázquez se puso su abrigo azul y subió al cementerio a acompañar a la treintena de familiares que vinieron de Ubrique, Benamahoma y Grazalema para asistir al inicio de la exhumación oficial de los restos de los fusilados. Era un día histórico que resolvía los momentos de tensión vividos hacía un mes. Los descendientes del concejal Bazán obligaron el 19 de diciembre a parar la obra del cementerio al ver que la excavadora dejaba al aire unos huesos al abrir la primera zanja. Ahí estaban. El forense judicial confirmó que eran antiguos.

Los familiares y la Asociación Andaluza Memoria Histórica y Justicia, explica Cecilio Gordillo, su vocal de exhumaciones, se acogieron al nuevo decreto del 2 diciembre de la Consejería de Justicia de la Junta de Andalucía que, por primera vez, regula el protocolo y la financiación de las excavaciones de fosas de la Guerra Civil. Así, han logrado que esta exhumación sea también la primera que se hace con respaldo de la Administración y todas las garantías legales.
Dos arqueólogos de la Delegación de Cultura de la Junta en Cádiz, un oficial y cuatro peones municipales excavan la fosa a mano.«Viendo esta mañana a los familiares, parecía que todo hubiera pasado ayer», decía el arqueólogo Alfonso Pando, acostumbrado a recomponer esqueletos fenicios o romanos, pero no de difuntos a los que siguen llorando las otras víctimas vivas que dejó la represión.
Y tanto. El enterrador y los que vieron cómo se llevaban a sus padres y hermanos cruzan sus recuerdos, y la tragedia, entonces, parece tan cercana que arranca escalofríos. En la reunión del lunes, Pepe se puso a hablar con un vecino de Benamahoma, Atanasio Ramírez Gil, y le indicó el lugar exacto ,«debajo de una mata de romero», donde enterró a la mujer asesinada. «Era mi madre», contestó Atanasio. «Me la quitaron cuando yo era pequeño». Se llamaba Ana Gil Ruiz. El niño de siete años es hoy un huérfano anciano y canoso. Fueron a buscar a su padre y, al no encontrarlo, se la llevaron a ella.

El expolio

Pepe también habló junto a las fosas con Santiago, de 73 años, de Benamahoma, acerca de aquel cartero y su hijo a los que enterró.Y así supo que eran el padre y el hermano de Santiago, Manuel Salguero Chacón y Manuel Salguero Mateo, simpatizantes de la República. Dice Santiago que el vecino que los delató, Francisco Guerrero, se quedó con la huerta de sus víctimas, hasta que hace una década Santiago le pidió al alcalde que le quitase la propiedad que expolió a los fusilados. Y así se hizo.

El niño huérfano

Las historias se suceden. Ha corrido la voz y cada día llegan más vecinos al cementerio preguntando por un desaparecido. Francisco García Sánchez busca a su padre, Andrés García Fernández, un marroquinero reivindicativo de la entonces ya pujante industria del cuero de Ubrique que llegó a ser alcalde socialista. A Paco lo dejaron huérfano con dos años. «Desde entonces uno lleva la amargura por dentro». Pero él, como todos, ya no quiere nombrar a los criminales. «Para qué, si a lo mejor sus descendientes son amigos tuyos, bastante tienen ya con saber lo que hicieron sus padres y abuelos».

Lucía Román García, de Benamahoma, busca a su abuelo Alonso Román. Se lo llevaron al paredón al no hallar en casa a su hijo cuando éste bajó del monte a visitar a su familia. A la mujer de Alonso la raparon y purgaron con aceite de ricino. Una frase ha perseguido a la nieta toda su vida. «Esta noche han entrado cuatro pajarillos a beber». La dijo el hombre que delató a los cuatro fugitivos que bajaron a visitar a sus familias. Lo apodaban El Camión, y dice Lucía que, al contrario que Pepe, se metió a enterrador para rapiñar en los pantalones de los muertos. «Él tendría que estar vivo ahora», se lamenta ella.
Antonio Domínguez Caro, de Benamahoma, 81 años, busca a su hermano José. Se lo llevaron los sicarios del falangista Zamacola. Hacía apenas unas horas que habían fusilado a José cuando Zamacola amenazó al niño Antonio, de 13 años, con matarlo a él también por haberse arrancado de rabia el brazalete obligatorio de la Falange. La lista de desaparecidos sigue: José Castro Blanco, de Ubrique, Francisco García Castro, de Grazalema, su primo Diego, el cuñado de éste, Rafael...
Cae el sol en la sierra y a la puerta del cementerio Pepe charla con sus nuevos conocidos, trenzando los destinos de unos y de otros, qué fue de éste, cómo mataron a aquél. Parecen reconfortados, como si hubieran destapado una losa.

Restos de niños

De momento, en la bolsa de plástico número dos del arqueólogo Alfonso hay apenas un montoncito de huesos de extremidades, dedos, tronco y un trozo de cráneo. También han encontrado tres suelas de alpargatas, una de ellas tan pequeña que podría ser de un niño. Pero esos pedazos porosos y renegridos sostuvieron vidas.Cuando los especialistas identifiquen quiénes eran y si son los que buscan, lo más probable es que los vuelvan a enterrar juntos, bajo una inscripción con sus nombres. Será un final limpio para una herida que ha aguardado demasiado tiempo abierta. Más vale tarde que nunca.

Pepe, a cuyo cuñado Juan Gil Vera nunca encontró, dice que también él habría luchado como estas familias para dar a sus seres queridos un digno entierro, para que sus huesos no siguieran revueltos y olvidados en la tierra. «Como si fueran cochinos».
Eduardo del Campo • Crónica-El Mundo • N. 431 • enero 2004


"Ya sé dónde mataron a mi abuelo"

Los nietos del desaparecido José Bazán Viruez, concejal ubriqueño y secretario de Izquierda Republicana, siempre escucharon decir a su abuela cuando pasaban por la zona de Tavizna, situada en la carretera de El Bosque a Ubrique, que allí fueron donde mataron a su marido. Nadie durante casi siete décadas les ha confirmado este dato. Tampoco otro indicio que la familia ha manejado durante años: Bazán fue fusilado junto a Diego Flores y su hijo adolescente, ambos de etnia gitana.

La propaganda de los "nacionales" decía que podían volver a su pueblo, que no tenían nada que temer al no haber cometido ningún delito. Volvieron y les costó la vida. José Bazán Viruez, marroquinero, concejal de I. Republicana en Ubrique, fusilado a los 33 años, junto a Diego Flores y su hijo, de 12 años, y otros más por los falangistas.
Ana María Venegas Bazán, una de sus nietas, acaba de enterarse de esta certeza gracias al testimonio de una mujer que fue testigo de los fusilamientos, quien recuerda haber reconocido entre los cadáveres a Diego Flores. Los familiares de Bazán confían en que los primeros restos óseos encontrados, a un metro de profundidad en la fosa de El Bosque, sean los de su abuelo. El hallazgo de unas pequeñas alpargatas podría corresponder al niño de raza gitana Sebastián Flores Jiménez, de 12 años, que murió fusilado junto con su padre Diego Flores González ya que era frecuente en la época utilizar este calzado entre los paisanos.

"Acabo de enterarme del lugar donde mataron a mi abuelo", repite Ana entre un llanto amargo y emocionado por una espera interminable que le ha marcado desde su infancia. Esta mujer y sus parientes no han cejado en el empeño hasta estar presentes el pasado día 19 de diciembre en la exhumación de los primeros cadáveres y parte del calzado.

Pidieron al Ayuntamiento de El Bosque estar presentes como testigos oculares asesorados por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Ahora esperan el proceso de identificación y sobre todo, "recuperar del olvido mi historia y la de miles de españoles", dice.

Y su historia familiar comienza pocos días antes del fatídico 15 de agosto de 1936 cuando Bazán, concejal de 33 años y marroquinero de oficio, fue apresado y trasladado hasta la iglesia de Nuestra Señora de la O. Su rastro se esfuma ese día 15 cuando su mujer le lleva comida y no lo encuentra.

Confía en que a partir de ahora se empieza a escribir la historia de estos hombres y mujeres porque "es nuestra verdad, ni de derechas ni izquierdas. Esta gente está olvidada y necesitamos que se escuchen sus historias y se les reconozca. La página estará cerrada cuando se escriban los nombres y apellidos de todos y cada uno de ellos". Esta mujer emprendedora sólo espera saber ahora si los restos encontrados son los de José Bazán Viruez. Lleva consigo la única pertenencia que tiene de él. Es una pequeña postal de amor escrita a su novia años antes del fatal desenlace y una hermana conserva un acta firmada de su último pleno.

Mateo Venegas Bazán recupera la memoria de su abuelo José, afirmando que “mi abuelo murió por defender la libertad, la democracia y la justicia. Tuve la desgracia de no poder conocer a mi abuelo, pero mi gente sí lo conoció, y lo único que queremos es enterrarlo junto con su mujer”.

Confiaron en la propaganda

Según cuentan los abuelos del lugar, estos nueve asesinados en la Guerra Civil, tuvieron que huir desde Ubrique hasta Benahocaz. Al llegar a Ubrique las tropas "nacionales" enviaron propaganda a toda la comarca en la que explicaban que los huídos del pueblo no iban a ser juzgados sino tenían delitos de sangre. Estas nueve personas confiaron en la propaganda y volvieron a Ubrique ese fatídico 15 de agosto, donde fueron inmediatamente detenidos por una escuadra de falangistas y encerrados en la iglesia junto con otros detenidos, desde donde fueron trasladados en dirección a El Bosque, para su posterior fusilamiento una madrugada de agosto de 1936. Estos familiares se acogieron a la Asociación de Recuperación de Memoria Histórica, y cuando observaron que se comenzaban a realizar las obras de ampliación del cementerio de El Bosque, vieron el momento idóneo para poder corroborar sus sospechas de que los cadáveres de los asesinados se situaban allí.

E.A. • Diario de Cádiz • Enero de 2004

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06-09-08 09:01 #1147526 -> 1146769
Por:Rocafuerte

GRAZALEMA EN LA GUERRA CIVIL; LO QUE ME CONTARON
Me hago eco de la temática y paso a contar aquello que a su vez me contaron algunas personas (muchas ya no viven) y con cuyos datos intenté entender la sinrazón de unas de las páginas más tristes de nuestra historia. Después de casi 75 años, sé que el dolor puede estar aún presente y siento si con este texto provoco alguno de estos sentimientos. Ante la dureza del tema, no es fácil tratarlo y las ocasiones son escasas. Ahora con la noticia de la prensa de ayer quizás sea uno de ellos, y esa noticia creo, nos brinda también la ocasión de ver con cierta perspectiva qué ocurrió (o qué fue lo más aproximado) en ambos bandos.

GRAZALEMA EN LA GUERRA CIVIL

El 25 de Abril de 1936 queman las iglesias de Grazalema, después de las de Montejaque y Benaojan y antes de la de Ronda.

Esa madrugada se sintió en la zona, cosa bastante inusual, el efecto de un terremoto; situación que muchas voces populares atribuyeron al “disgusto divino por aquel sacrilegio”. Para otros, aquellos enormes movimientos de tierra, que hacían descender las rocas de lo alto de la montaña, se debían al efecto del enfrentamiento, en aguas del estrecho, entre ingleses e italianos. La realidad era que por la prensa y radio se aventuraba este conflicto bélico como inminente, como consecuencia de su disputa, en aquellos años, del territorio africano de Abisinia o Etiopia.

El 18 de Julio, con el Alzamiento militar, las localidades de Ubrique, El Bosque y Zahara quedaron en zona llamada Nacional, mientras que Grazalema, Montejaque y Ronda se mantienen fieles a la República.

La llegada de huidos desde estas poblaciones y otros como Prado del Rey, agita la vida del pueblo y las autoridades; ahora repartido el poder entre los dirigentes sindicales- republicanos (de la CNT la mayoría) y el ayuntamiento, deciden, no sin tener muchas divisiones de pareceres, crear economatos y comedores públicos y tomar presos a determinadas personajes del pueblo identificados con los sectores conservadores de la iglesia, los latifundios y la política.

El alcalde Republicano, Fernando Vázquez intenta pacificar la situación, sin apenas lograrlo.

Las autoridades sindicales-republicanas, que toman posiciones de poder en estos difíciles días del mes de Julio, deciden obligar a la guarnición de Guardias Civiles del pueblo, junto a sus jefes, mandados por un Brigada, que permanezcan en la Casa Cuartel, junto a su familia, en una situación de secuestro de hecho.

El cuartel situado entonces en la posteriormente Escuela y en nuestros días Casa de la Cultura de la Calle Arriba, ofrece ciertas facilidades para la huida, acción que realizan dos guardias en una de las primeras noches.

Descubierto el hecho y puestos en alerta, las autoridades síndicales-republicanas deciden su búsqueda. Un pastor de la zona afirma haberlos visto camino de los “Cotillos” subiendo hacia Sierra Morena para tomar el camino de huida por la Ribera de Gaidovar. Armada una patrulla de búsqueda, los encuentran al amanecer casi desnudos y ateridos de frío y hambre en el tajo orientado hacia esta Ribera; lugar donde son asesinados.

Simultáneamente, los cientos de huidos de otros pueblos traen noticias de los asesinatos y fusilamientos que las tropas sublevadas están cometiendo en la zona ocupada; razón que arguyen los republicanistas más radicales para alentar esta práctica y acabar con los enemigos/ vecinos del pueblo.

Así mismo, en los pueblos de la resistencia, se organizan Columnas obreristas de milicianos dispuestos a la lucha. En Montejaque se había formado una que adquirió gran fama en estos días por lo envalentonado de su milicia y sobre todo lo aguerrido de su jefe. Aquella Columna era conocida por el nombre de los “Aguiluchos” y estaba comandada por Pedro López.

De otros pueblos de más entidad, y del mando militar de la defensa, Grazalema recibe instrucciones y ánimos a los republicanistas que habían asumido casi todas las competencias del gobierno local.

Entre aquellas instrucciones pudo figurar (aunque no de modo oficial) la necesidad de que tomasen presos y fusilasen a destacados conservadores de los pueblos que resistían, como era el caso de Grazalema.

Esta actitud tomó cuerpo en las autoridades sindicalistas- republicanistas y se hablaba con total libertad de cuando y con quienes empezar. Informado de esta pretensión, el alcalde Fernando Vázquez se opuso tajantemente a aquella acción, lo que causó una grave crisis entre ambos poderes constituidos: el municipal- legítimo y el sindicalista- republicanista.

A pesar de aquella resistencia, fueron fusiladas una primera entrega de 17 personas, entre las que se encontraban un joven veterinario natural de Villamartín; el hijo único de Vicente Martín, dueño de la Bodega, cuya acusación mayor era que frecuentaba excesivamente la iglesia; el farmaceutico Mariano Ruíz Candil y su hermano canónigo de la Colegiata de Jerez (que se encontraba en el pueblo pasando unos breves días de vacaciones de verano), entre otros.

Aquella decisión trajo mucho miedo, rencor y desgraciadas consecuencias en los meses y años posteriores, ya que se había alimentado el monstruo de la venganza que estaría presente hasta después de finalizar la guerra.

A pesar de aquello, y ante la gravedad de los hechos que se iban conociendo del desarrollo de la Guerra, la situación de fusilamiento, antes de la toma de Grazalema por los Nacionales, se repitió al menos en otra ocasión.

Durante el verano de 1936, la zona republicana situó a Grazalema en localidad fronteriza. Por su posición defensiva privilegiada ante los avances Nacionales provenientes del Oeste (Benamahoma- El Bosque) y el Norte (Zahara).

Esto explica también la situación del otro lado del frente, al haberse constatado, en nuestros días, que El Bosque, como localidad donde estaban asentados los mandos del ejercito sublevado llamado Nacional, convirtiese su cementerio en lugar frecuente de fusilamientos durante estos meses.

Entre Agosto y los primeros días de Septiembre, la presión Nacional no consiguió romper las defensas Republicanas que recibieron refuerzos de tropas provenientes de la zona de Málaga y de la Serranía Rondeña; entre los que se encontraba la columna de Pedro López.

Decididos a abrir este flanco, los Nacionales concentraron artillería pesada compuesta de camiones y tanquetas que el 15 de Septiembre, con el apoyo de la aviación, avanzó hacia el Puerto de El Boyar.

Aquellas tropas, compuestas de mayoría de moros y legionarios y expresos comunes, estuvo liderada, entre otros, por la columna del falangista Fernando Zamacola.

Algunos testigos de los episodios de aquellos días cuentan como todos los habitantes de Grazalema por igual, ante el sobrevuelo de la aviación, se refugiaron donde pudieron (en sótanos, en lugares alejados como cortijos, etc) aterrorizados por el temor al daño de aquellos bombardeos. Uno de aquellos refugios más numerosos fue el sótano de la panadería de “Seña Francisca La Tornera”. Aquellos aviones aparecieron, de nuevo, por la cruz del picacho lanzado bombas que creó el estupor; aunque finalmente no fueron más de dos.

En tierra, aquel 15 de Septiembre, alguien recuerda como un centinela llamado Antonio Fernández, hermano de un republicanista muy conocido en Grazalema (Juan Fernández), había llegado al pueblo al galope de un caballo blanco, gritando medio enloquecido “¡que vienen los fascistas!” ¡Ya han entrado los fascistas!”.

Y es que la llegada de las tropas Nacionales, casi de improviso, pareció inicialmente, por su corta duración, un “paseo militar” ya que la resistencia Republicana decidió como estrategia, ante la desigualdad de fuerzas armamentística, dejarlos pasar por el Puerto del Boyar, mientras ellos, en forma de guerrillas, se replegaron y escondieron en la sierra preparando una emboscada en la cortada de la ribera de la bajada del Puerto (hasta la altura del Puente de los Dos ojos), como así hicieron, cuando estas fuerzas procedieron a reagruparse para tomar Grazalema.

Como consecuencia de aquella alarmante situación, muchas familias huían por las Veguetas camino de Ronda y Málaga, entre los que se encontraba el alcalde republicano con su mujer y sus hijas.

Después de los dos días, que duró aquel asalto, cientos de integrantes de aquella tropa invasora, cayeron como “chinches” en aquella emboscada y durante los días posteriores se recuerda que fueron enterrados en los desfiladeros y riberas de entrada por esta zona de Grazalema.

Dos días de combate dio como resultado que el 17 de septiembre al mediodía entrasen triunfadores los Nacionales en Grazalema.

El avance de estas tropas no se detuvo y de forma constante fue dando alcance a muchas familias huidas (los mayores, enfermos, niños y mujeres quedaban detrás y fueron más fáciles de alcanzar), procediendo a ejecutar a muchas de ellas en el monte Higuerón donde se tiene noticias de que al menos existen dos grandes fosas comunes.

Pocos días después caería Ronda.

Mientras, en Grazalema, hubo grupos de resistencia que se habían refugiado en la Sierra Sur (por encima del Picacho) y con sus débiles fuerzas hostigaban a las posiciones tomadas en el pueblo. Se recuerda el tiroteo cruzado entre estas fuerzas apostadas en la ermita de El Calvario y los centinelas con sus ametralladoras apostadas en la torre de la Iglesia Mayor.

El gobierno invasor impuso un régimen de terror extraordinario. Los mandos militares tuvieron especial interés en nombrar alcalde y jefe de Falange a aquellas personas más cargadas de rencor y odio. Así fue el caso de Antonio Martín, el bodeguero, padre de aquel chico asesinado por su concurrencia a la iglesia que fue nombrado alcalde y de Pepe Luna, como jefe de Falange, a quien habían fusilado a su padre.

Esta situación de terror y venganza, supuso un tiempo de ajuste de cuentas que, amparado por la impunidad de la duración de la guerra durante casi tres años más, llevó a realizar una auténtica purga que afectó (por acción u omisión) a cientos de personas, muchas inocentes.

Aquellos que detenían eran asesinados al amanecer. Los huidos, cuando eran capturados, daban sus nombres y se consultaban con las autoridades del pueblo. Unas veces se daba la orden directa de ejecución y otras, si había alguna opinión dudosa, se decidía hacerlo en otros pueblos o lugares más alejados.

De los más sanguinarios se recuerda a los hermanos Luna, naturales de Grazalema. El mayor de ellos, Pepe Luna, como jefe de Falange, tuvo plena libertad para imponer el terror y encontró en su hermano, que tenía un llamativo defecto físico, era enano, al perfecto verdugo.

Me contaron que “su crueldad era tal que el enano (dotado de una gran fortaleza muscular en sus brazos) actuaba en la cárcel, subido en una mesa y abofeteaba y golpeaba a sus víctimas hasta tirarlos al suelo, para finalmente mandarlos matar, si no lo hacía él”.

Al finalizar la guerra, tras las últimas ejecuciones del año 40, la cárcel se vació y los que tuvieron ocasión de verla, situada en los bajos del ayuntamiento actual, dijeron que "ofrecía un aspecto de matadero envuelto en la sangre de tantos grazalemeños".

El alcalde republicano, consiguió salvar su vida y la de su familia, llegando, en su huida, hasta Murcia.

Cuando regresó en el año 50, finalizada la guerra y pacificado el país, había encanecido totalmente. Un hermano suyo había sido fusilado por pertenecer a la FAI, igual que, posiblemente hubieran hecho con él.

A su llegada a Grazalema fue tomado prisionero y estuvo cerca de ser ejecutado. Sin embargo, su actitud de defensa de la vida en los primeros compases de aquel drama hizo que alguien abogase por él y además de salvar la suya recibió el trabajo municipal de aguacil y cobrador de arbitrios.

A finales de los años 60, casi 25 años después, un Lunes del Toro, fue reconocido Pepe Luna entre la multitud de visitantes que acuden a Grazalema en esta fiesta. El revuelo y peligro de linchamiento fue tal que el protagonismo de aquel día, ante las manifestaciones de dolor y rabia de muchos hombres y mujeres grazalemeños/as, lo adquirió aquella última provocación de este lamentable personaje de nuestra historia.

¡Nunca más!.
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06-09-08 13:34 #1148100 -> 1147526
Por:LosMajales64

RE: GRAZALEMA EN LA GUERRA CIVIL; LO QUE ME CONTARON
Llueve en Grazalema...huele a tierra mojá...
Gracias Rocafuerte.
Puntos:
06-09-08 16:34 #1148495 -> 1147526
Por:rotacapa

RE: GRAZALEMA EN LA GUERRA CIVIL; LO QUE ME CONTARON
Rocafuerte, tu relato es estremecedor, y no he podido evitar que se me erice el vello y mis ojos se inunden de lágrimas, al sentir el dolor de tanta gente inocente que pagaron con su vida, por pensar y sentir de forma diferente que su vecino, primo, hermano…; que nunca más esta sinrazón vuelva a ocurrir. Yo he sido también testigo, en alguna ocasión, de los relatos de personas que sufrieron en sus propias carnes la injusticia y la barbarie del rencor. Se trata en ocasiones de personas sin afinidades políticas definidas, que se vieron, por circunstancias de la vida, obligados a luchar en el bando Republicano o en las tropas Nacionales.

No se por que, pero me da la espina de que se quiere politizar La Memoria Histórica, como dice Advocatusdiaboli; ojalá me equivoque y esto no ocurra, pues no es nada bueno reabrir las heridas. En los pueblos todos nos conocemos y se volvería a hacer daño a los familiares de los verdugos,(de ambos bandos) que nada tienen que ver con las acciones de sus progenitores y predecesores. Una sociedad, pueblo, nación…, se debe construir sobre los pilares del perdón; ya se que es difícil decir esto cuando se tienen familiares que han sufrido tanto, pero debemos de tener la capacidad de perdonar y dejar en la primera esquina aparcado el rencor. El rencor es mal consejero, sepamos mirar al futuro, sin olvidar el pasado y lo ocurrido, para evitar que puedan volver a suceder semejantes hechos, pero siempre desde el perdón (Jesús en su cruz dijo: Padre perdónalos, pues no saben lo que hacen). Las 16 victimas del Higuerón en Grazalema, al igual que todas aquellas otras repartidas por toda la geografía española, no solo se merecen un recuerdo y una sepultura digna, sino que se debería de conmemorar no se de que manera, pero de forma que las generaciones futuras conozcan lo que ocurrió, con el único fin de evitar que nunca más se repita; pero esto debe de hacerse con sumo cuidado, de tal forma que no se abran ampollas, y para aprender de los errores cometidos y no para generar rencor y odio.
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06-09-08 23:18 #1149443 -> 1147526
Por:Pinsapito

Gracias Rocafuerte
Gracias por el magnifico relato Rocafuerte.
Coincide mucho con lo que me contaron supervivientes.
Te respondere mas detalladamente en otra ocasion.
Un saludo.

Sr. Administrador: Creo que este relato deberia ir a la zona de "Documentos" o ser archivado de alguna forma. Tiene datos que son historicamente muy interesantes
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07-09-08 12:54 #1150149 -> 1147526
Por:

Borrado por su Autor.
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07-09-08 15:45 #1150488 -> 1150149
Por:advocatusdiaboli

Hoy en el Pais
La tumba de otras rosas

El pueblo de Grazalema guarda la historia de 15 mujeres asesinadas en la Guerra Civil

PEDRO ESPINOSA

07-09-2008

Siempre era de noche cuando las detenían. Una a una. "Isabel ha desaparecido"; "se han llevado a Teresa", se escuchaba en las calles del pueblo. Estuvieron encerradas tres días en dependencias policiales, las mismas que ahora ocupa el Ayuntamiento de Grazalema, en la sierra de Cádiz. En una madrugada de finales de verano de 1936 metieron a las 15 en una furgoneta. El camión de la muerte recorrió unos diez kilómetros hasta alcanzar una curva en la carretera de Ronda. Las bajaron y las obligaron a recorrer a pie 500 metros más. Muchas se tambaleaban y tenían que apoyarse las unas en las otras. Ya estaba listo un agujero para ellas. Un hueco en la tierra que sirvió para enterrarlas y que hace tres semanas, 72 años después del horror, ha vuelto a abrirse.

La historia de estas mujeres ha sobrevivido al miedo y al silencio que han imperado mucho tiempo en Grazalema. Una investigación que comenzó en 2006 y ha durado dos años ha permitido localizar la fosa, abrirla y extraer los huesos que testimonian una macabra agonía. El siguiente paso ha sido publicar los nombres y apellidos: Salud Alberto Zarzuela, Catalina Alcaraz, Cristina Carillo Franco, Teresa Castro Ramírez, Ana Fernández Ramírez, Isabel Gómez, Josefa Gómez, Lolita Gómez, Teresa Menacho, María Nogales Castro, Antonia Pérez Vega, Maria Rincón Barea, Jerónima Rincón Barea, Isabel Román Montes y Natividad Vilchez.

Las identidades han sido reveladas por las autoridades locales con la esperanza de que sus familiares se pongan en contacto con ellas para reclamar sus cuerpos y poder organizar así un homenaje. También para completar sus historias. La fosa de Grazalema se ha abierto sin que medie ninguna petición familiar, algo inusual. Han sido las administraciones, fundamentalmente el Ayuntamiento de Grazalema y la Diputación de Cádiz, con los colectivos de la memoria histórica, los que han impulsado esta excavación.

Las mujeres tenían entre 20 y 30 años cuando fueron asesinadas. Cuatro de ellas se encontraban en avanzado estado de gestación. Isabel y Josefa eran hermanas. Lolita era sobrina de ambas. María y Jerónima, también hermanas. Las demás no tenían relaciones familiares directas, pero se conocían. Eran campesinas, obreras de la tierra y del ganado. Ninguna estaba afiliada a ningún partido político, no tenían actividad pública. Entonces, ¿por qué las mataron?

Para responder a esa pregunta, el concejal socialista Joaquín Ramón Gómez, responsable de coordinar esta investigación, recuerda la presencia en la zona de dirigentes como Fernando Zamacola o el cabo Juan Badillo Cano, que se distinguieron por su dureza y crueldad. "Badillo fue condenado en consejo de guerra por las atrocidades que llegó a cometer", recuerda Gómez. Los historiadores Fernando Romero y Francisco Espinosa han relatado las vivencias de los dos militares en la sierra gaditana, donde dejaron un reguero de sangre.

Grazalema, con 4.000 habitantes al comienzo de la Guerra Civil, era uno de los pueblos más importantes de la sierra de Cádiz. Sufrió una represión más intensa que otras zonas cercanas. Una de las razones, según Romero, fue la fuerte resistencia que encontró el bando franquista. "Los republicanos ocasionaron 19 muertes y eso no se olvidó", detalla el investigador. Según relata, Grazalema fue ocupada finalmente por los franquistas el 15 de septiembre de 1936. Una primera fiebre de fusilamientos y asesinatos dejó decenas de muertos: fue la etapa más dura. Después, ya con resoluciones de consejos de guerra en la mano, cayeron 59 republicanos más.

Muchos hombres, los más activos políticamente, escaparon hacia Málaga. Cecilio Gordillo, de CGT, recuerda que en las grandes ciudades, las mujeres perseguidas sí tenían un destacado papel político. Les ocurrió a las jóvenes asesinadas en el Madrid del 39, las conocidas como las 13 rosas. "En los pueblos se las mató por ser novias, esposas, hijas o hermanas", explica. Ellos huían, ellas pagaban. "Si no hemos podido cogerle a él, sufrirás tú", solían decirles.

Fernando Romero añade otro dato escalofriante. En realidad, las 15 mujeres de la fosa de Grazalema no han fallecido oficialmente. Nunca se inscribió su defunción en un registro civil. En el pueblo de Grazalema hubo esos años 150 muertes, según un informe del Ayuntamiento de 1940, pero sólo 30 estaban inscritas en el registro civil. Las otras se añadieron por intuición. Se agregaban los nombres de los hombres con hijos que habían quedado huérfanos, pero sólo se hacía lo mismo con la madre si el padre también había muerto. "Por eso, muchas mujeres quedaron olvidadas", explica el historiador.

A ellas se les rapaba el pelo, les daban purgantes para avergonzarlas, las paseaban sin ropa en carretas tiradas por burros. El informe forense adelanta que las 15 mujeres de Grazalema fueron torturadas con atrocidad, hasta que murieron junto a la fosa que les estaba destinada. No hubo tiro de gracia, según la investigación. También fue asesinado un adolescente de no más de 14 años, el nieto de La Bizarra, una conocida mujer del pueblo, al que se le ordenó excavar un agujero que, sin saberlo, se terminaría convirtiendo en su tumba.

Grazalema alberga otras siete fosas ya localizadas, con más de 250 cuerpos. No hay papeles que hablen de ellas. No hay registros civiles ni archivos parroquiales. Las señalan los relatos orales de los vecinos, y también marcas que dejaron personas que no querían que se olvidara a los muertos. Plantaron pinsapos, pintaron piedras, colocaron cruces con rocas, como en la fosa de las mujeres.

Muchos escenarios del horror se confunden ahora con los atractivos turísticos de la serranía gaditana. El acantilado de Grazalema es ahora un mirador, pero durante los peores años sirvió para arrojar a los muertos. Los refuerzos de cemento han tapado los agujeros de bala de la plaza de toros de la pedanía de Benamahoma, lugar de numerosos fusilamientos. Un muro blanco en el cementerio viejo impide ver los cinco estratos con huesos de los que fueron cubiertos con cal viva.

En la principal plaza de Benamahoma, un cartel prohíbe ahora jugar a la pelota, pero por allí cruzaron las balas durante la guerra. Así lo recuerda Pedro Román. "El tiroteo lo tengo aquí metido como si fuera hoy", dice, mientras se señala a la cabeza. Entonces tenía 6 años. Su compañero de banco, Aldamacio Rodríguez, tampoco los ha podido olvidar, porque uno de esos disparos se llevó a su madre. "Ni era republicana ni nada. Cogían a los que veían en la calle". Fue enterrada en el municipio vecino de El Bosque. La localizaron en una fosa abierta hace dos años y que permitió organizar el primer entierro en esta comarca de víctimas de la Guerra Civil. Una placa en el cementerio de Benamahoma recuerda a los 17 fusilados cuyos restos se recuperaron.

Grazalema quiere rendir un homenaje similar a las 15 mujeres y al adolescente. Se hará con los familiares. Ellos concretarán cómo quieren que sea la despedida. Un adiós, tantos años después.
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Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:07/08/2020
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